Playlist al final del artículo:
01 — The Weirdoss – “We Got the Neutron Bomb”
02 — New Order’s Ron Ashenton
03 — Zolar X – “Rocket Roll”
04 — The Runaways – “Wasted”
05 — The Germs – “Circle One”
06 — Screamers – “Vertigo”
07 — The Zeros – “Wild Weekend”
08 — The Dickies – “Banana Splits”
09 — The Go-Go’s: “We Got the Beat”
10 — The Nerves – “Hanging on the Telephone”
11 — Middle Class – “Out of Vogue”
12 — Levi & The Rockats – “Note from the South”
13 — Black Flag – “White Minority”
14 — X – “Los Angeles”
15 — The Blasters – “Marie Marie”
16 — Gun Club – “Sex Beat”
17 — Social Distortion – “Another State of Mind”
18 — Agent Orange – “Bloodstains”
19 — Adolescents – “Amoeba”
20 — The Go-Go’s – “Lust to Love”
‘Tenemos la bomba de neutrones‘ es la respuesta angelina a ‘Por favor, mátame!’ de Legs McNeil y Gillian McCain. Marc Spitz [colaborador habitual de Spin Magazine] y Brendan Mullen [fundador del club The Masque] han pretendido -y conseguido- explicar el ambiente de la escena de Los Ángeles a finales de los años 70 y primeros 80. Con una intención más que loable, ponen un poco de luz sobre muchas historias que se han transmitido de boca en boca y que ahora quedan reflejadas en negro sobre blanco.
De la mano de la selección realizada por Spitz y Mullen comenzamos el viaje por los ídolos. Nos damos cuenta de que éstos son prácticamente los mismos en Nueva York, Londes o Los Ángeles. Descubrimos, o constatamos de nuevo, lo difícil que era escuchar rock and roll en los primeros y mediados 70’s o las enormes dificultades que un joven de L.A. tenía para comprar -o robar- un single de, por ejemplo, Damned o The Clash.
En este acercamiento a las raíces del movimiento, Spitz y Mullen nos presentan a dos figuras esenciales para entender el punk rock angelino y ninguno de ellos tocó en banda alguna: Rodney Bingenheimer y Kim Fowley. El bueno y el malo de esta historia.
Bingenheimer fue el propietario del refugio que la resistencia glam tuvo en L.A. a comienzos de los 70’s: English Disco. La música disco acabó con el local y Rodney terminó trabajando en un programa en la emisora KROQ. Él facilitó que las nuevas bandas de la ciudad tomasen las ondas radiofónicas.
Fowley es el malo de esta película. Gran parte de los músicos que desfilan por ‘Tenemos la bomba de neutrones‘ atacan a Fowley por sus desmedidas ansias de negocio mientras que éste no se queda corto al lanzar todo tipo de groseras ‘alabanzas’ a la escena punk angelina y a muchas de sus bandas estandartes, empezando por The Germs.
Figura controvertida, odiada y poco respetada por los músicos, a medio camino entre el mafioso de barrio y un broker de Wall Street; Spitz y Mullen nos presentan al artífice del ascenso y descenso a los infiernos de The Runaways y al pérfido promotor de los inicios del punk en L.A.
A través de la historia seleccionada, sabemos que estos inicios no fueron fáciles. Ni mucho menos. Conocemos a los primeros agitadores [Motels, Quick, Screamers, Weirdoss, Zeros, Germs, X, The Dickies, … ], las dificultades para conseguir conciertos, los ensayos en casas, las caóticas puestas en escena, el aislamiento social de los punks, la vida de los músicos en los apartamentos Canterbury o la aparición del antro preferido de la primera militancia punk de la ciudad: The Masque.
El punk en L.A. también dio para mucho, en lo musical y en lo cultural. A su alrededor florecieron otras propuestas. En ‘Tenemos la bomba de neutrones‘ conocemos los inicios de Devo, el revivir del rockabilly, las primeras bandas de powerpop de Peter Case, … Pero también otras manifestaciones culturales. Algunas escritas, como los fanzines Back Door Man, Flipside, Lobotomy o Slash Magazine, que más tarde terminaría siendo un sello musical; y otras reflejadas en el celuloide, como ‘The Decline of Western Civilization‘.
Spitz y Mullen nos enseñan como el punk penetró en los grandes clubes de la ciudad como el Roxy; y como la escena creció, se multiplicó y cambió. Apareció un nuevo enemigo: la Policía de Los Ángeles; y la heroína comenzó a llevárselo todo por delante, entre a otros, a Darby Crash, el líder de Germs, a quien conoceremos un poco mejor. Conoceremos su capacidad para influir y manipular, su confusión sexual, sus adicciones, la grabación de G.I. [Slash Records, 1979] con Joan Jett o como el miedo al papel en blanco, la incapacidad de componer nuevas canciones, le empujó un poco más hacia el abismo.
Los cambios también llegaron con una nueva hornada de jóvenes, procedentes de hogares destrozados, con mucha incomprensión, rabia y frustración acumuladas que llevaron a un aumento de la violencia que llegó con el advenimiento de los skinheads. Unos cambios que se dejaron notar en lo musical con la aparición de una generación de grupos que tocaban más rápido, más extremo. Grupos como Middle Class, Black Flag, Circle Jerks, Bad Religion, …
Spitz y Mullen nos llevan a ver a estas corrientes incipientes, en Huntington Beach o en Orange Country, con Social Distortion, Agent Orange o The Adolescents a la cabeza; conocemos la creación de Better Youth Organization mientras asistimos al suicidio de Darby Crash y al propio ocaso de la escena punk angelina.
El viaje en el tiempo acaba con el punk agonizando en Los Ángeles; con The Go-Go’s conquistando la MTV; con X agotando las entradas de sus conciertos pero siendo incapaces de lograr un contrato discográfico mientras Pat Smear sigue trabajando en una tienda de discos hasta que un día Kurt Cobain decide llamarle para proponerle entrar a tocar en Nirvana, cuando estos ya eran número 1 en todo el mundo…
… El triunfo de Pat Smear sucede un par de años antes de que un guitarrista llamado Brett Gurewitz, que llegó al punk a través de la escena angelina que reflejan las páginas de ‘Tenemos la bomba de neutrones‘; consiga que su sello fundado en los primeros 80’s, Epitaph Records, venda 35 millones de discos en un año. Comenzará a hablarse del renacer del punk en L.A, los héroes caídos volverán a la memoria colectiva y los que nunca se fueron regresarán a la primera línea.. pero esto es otra historia que, imagino, alguien no tardará en contarnos.
Y precisamente, ahí reside el valor e interés de ‘Tenemos la bomba de neutrones‘. Profundizar en la historia de unos años, de un movimiento juvenil, de una cultura urbana y de un conjunto de bandas de las que hasta ahora hemos tenido poco conocimiento. Tal vez, y sé que es una opinión muy personal, Germs, X, Dickies, The Go-Go’s, Weirdoss o The Zeros no susciten el mismo interés que New York Dolls, Ramones o Blondie, ni tampoco ocupen el mismo escalafón en la música; sin embargo, su historia merece ser contada y merece ser conocida. Spitz y Mullen han cumplido con la primera parte, ahora te toca cumplir con la segunda.
Playlist ‘Tenemos la bomba de neutrones‘:
We Got the Neutron Bomb
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