Parece que fue ayer cuando llegaba a nuestro hogares una súper creación a la que el visionario diseñador de videojuegos Will Wright le llevaba dando vueltas desde 1981, año en que creó el conocido juego de SimCity. La obsesión de Wright era crear un simulador de vida, daba igual qué tipo de vida: la de una comunidad de vecinos, la de un pueblo, una ciudad, un planeta…Y así las cosas, en el año 2000 por fin accedíamos y podíamos descubrir las novedosas alternativas que nos proporcionaban Los Sims. El videojuego de simulación y estrategia que diseñó Wright, que desarrolló Maxis y que publicaba Electronic Arts, reunía todas las características que su cabeza pensante había deseado compilar en un videojuego desde que inició sus tareas como diseñador de videojuegos. Pues bien, desde entonces, no solo se ha conseguido que este videojuego haya sido el más vendido de la historia para PC, si no que además, se han ido realizado actualizaciones y añadiendo novedades que nos llevan precisamente al momento en el que estamos. O mejor dicho, al que vamos a estar: 2014
Y es que esa es la fecha fijada para que podamos asistir al nacimiento de los Los Sims 4, una nueva versión de este revolucionario juego de simulación social que, todo apunta, nos permitirá disfrutar del juego y controlar a sus protagonistas como nunca antes habíamos podido hacer. Esto se debe a que Los Sims tendrán cuerpo, corazón y mente propios que podremos no sólo dirigir, si no también conocer más a fondo. En esta nueva edición, Los Sims tienen recuerdos, se ven influidos por acciones y conversaciones de los demás, incluso por la ropa que escojas para ellos. De tal manera que estos actos también se verán reflejados en el resto de la comunidad Sim (que ahora podrán vivir en barrios increíbles con casas de sueño gracias a las nuevas herramientas creativas) , en definitiva, lo que sus creadores han denominado como “profundad emocional”. Esa que tanto nos sobra a los seres humanos.  Y es que, ahora, como muestra el vídeo de más abajo, los Sims están más vivos que nunca.