Pero bueno, dejemos de pensar en los que no estuvieron y repasemos lo que sí que ocurrió. Alrededor de las diez y media arrancó la actuación de los getxotarras Olimpic. Los conciertos en la sala BNS hasta la fecha no se han distinguido por su puntualidad, así que a muchos les pilló desprevenidos la cosa comenzara a la hora anunciada, así que se perdieron parte de su actuación.
Olimpic venían a presentar “Dirty Towels“, su album de debut. Lo suyo es el pop bailable, con influencias del post-punk y del sonido disco de principios de los 80. Su “Power Life in America” trae rápidamente a la cabeza “North American Scum” de LCD Soundsystem (y, escuchada en directo, da la sensación de que incluso pasa más allá del mero guiño cómplice). Aunque, esa voz, esos largos desarrollos y la construcción de pasajes ambientales a base de reverbs infinitos señalen que su principal referente son los también vascos Delorean. Como aquellos, Olimpic son capaces de hacer sudar a todo el público con su pop de subidón, aunque a diferencia de aquellos una hora entera de concierto quizá les venga un poco grande. Con un repertorio demasiado homogéneo, utilizando unos recursos quizá un tanto limitados, y sin tocar ningún hit claro de esos que ponen la sala patas arriba, la parte final del concierto se hizo un tanto aburrida.
A continuación llegó el turno de los que quedaron como únicos cabezas de cartel, y con ello como las grandes estrellas del festival. Los también getxotarras We Are Standard son bastante queridos por aquí; les hemos visto crecer, desde aquellos tiempos que todavía eran los flamantes ganadores del concurso de maquetas del FIB y su nombre era Standard a secas. Ahora juegan en ligas grandes, van graban su música en el extranjero y ocupan los horarios principales de los grandes festivales.
Hablar de We Are Standard en directo significa hablar de su cantante y bajista Deu Txakartegi. Vale que l amúsica del grupo es bastante más compleja, que sin los complicados trenzados rítmicos de sus dos baterías, los samplers y las programaciones no serían nada, y que las guitarras mantienen su peso específico. Pero Deu es capaz de acaparar la mayor parte de la atención. Con una actitud entre desganada y desafiante, no deja a nadie indiferente. O le amas o le odias. Pero la pegatina de Psychic TV en el bajo lo delata: lo suyo es la provocación, no tiene interés en gustar a todo el mundo. “No tengáis miedo, somos de los buenos. Ya no os voy a escupir ni a llamaros maricones“, dijo con acento de pijo cabrón al empezar el concierto. Pero mentía: al cabo de un rato ya había sacado a escena una camiseta del Athletic de Bilbao —la BNS está muy cerca del campo del Sardinero, hogar de unos grandes rivales de los bilbainos-, increpó unas cuantas veces al público, presentó “The Last Time” como “una canción para la que hemos hecho un vídeo de follar” y terminó el concierto como toda la vida lo ha hecho: como el rosario de la aurora, con la gente de Olimpic y algunos espontáneos del público tocando sobre el escenario y Deu bailando y repartiendo abrazos al entre el personal de las primeras filas.
Pero, ¿qué pasó con la música? El concierto se centró en la presentación de su segundo LP,”We Are Standard“. En su sonido se hace evidente que el grupo se ha profesionalizado y que aspiran a alcanzar mercados internacionales. Su acabado se ha vuelto más pulcro, la produción es más limpia y la electrónica ha ganado peso en su sonido. Y todo eso también se deja notar en su directo. Durante la primera hora fueron desgranando las canciones del disco. Vale, hay algunas bombas bailables como “The Last Time“, pero la verdad es que, como con el disco, lo que han ganado en profesionalidad lo han perdido en personalidad. Podríamos decir que durante esta parte la nota del concierto casi iba a quedar en un simple “bien” (vencen y convencen, vuelves a casa con una sonrisa en la cara pero tampoco te llevas nada que vayas a recordar al cabo de unos días). Pero, atención, que la cosa no terminó ahí. Llegaron “On the Floor” y “Txusma Remix“, las doscanciones más celebradas de su debut, “3000W 40000V“, y la sala se llenó de espíritu punk del sus primeros conciertos que llevábamos esperando toda la noche. Llegó el momento del baile guarro, del sonido sucio, de las explosiones de confetti. Siguió una imposible versión discotequera del “I’m Waiting for My Man” de la Velvet Underground, y, tras la parada de rigor, la apoteosis con los bises y con el escenario lleno de gente que uno ni sabía de dónde había salido.
En definitiva, recordaremos el San Reno como la gran fiesta de We Are Standard. En vista del resultado final, quizás lo de “Festival” le vino a la velada un poco grande, y puede que hubiera quedado mejor si se hubiera anunciado como un simple concierto con cartel doble de grupos vizcaínos. Pero, con todo, siempre han de ser bienvenidas en esta siudad veladas de baile desenfrenado como estas, que tampoco nos sobran.
Texto por Carlos Caneda
Fotos por Stoner