En el documental Global Metal de Sam Dunn podemos ver que la relación que tienen muchas personas de todo el mundo con el heavy metal se parece bastante a una religión, sólo que la fe metálica no hace distinciones de raza, credo o sexo. A principios de los 80 surgió una banda que, partiendo de una minúscula y politizada escena de rock cristiano, logró trascender y llegar al público masivo. Letras inspiradas en jesucristo y el evangelio y música que bebía directamente de los postulados de Eddie Van Halen. Dificilmente podríamos nombrar otra banda de este tipo, aunque ahora que lo pienso, está la novia aquella que le salió a Ned Flanders…

Aunque Stryper lo dejaron en 1993, diez años después resucitaron y hasta hoy han lanzado un disco en directo bastante resultón (y visto lo visto en Madrid más retocado que otra cosa) y subsiguientes grabaciones de estudio muy mediocres y desacertadas.

Hoy La Riviera está practicamente llena, 1 millón de personas, si empleamos el factor de corrección de la conferencia episcopal para estos casos, muchas de ellas pertrechadas con todas las prendas negras y amarillas que han podido encontrar, desde currados vestidos hasta camisetas del Hull City.

Abren los gallegos The Mirage, que calientan a los peregrinos llegados desde todos los rincones de nuestra geografía con un hard rock que me recordaba a Beethoven R. Las composiciones tienen detalles intesantes pero habrá que esperar próximos lanzamientos para su consolidación, eso sí, en ejecución y puesta en escena se lo montan bastante bien, con versiones como Siempre Estáis Allí, de los Barones. El cantante se despide anunciando que había visto con sus propios ojos como el escenario era bendecido… poniendo cara de “que sí tios, que sí”…

Primer milagro del día, la sala no suena mal… del todo. Antes de que aparezcan los Stryper nos llega otro mensaje, nada de flashes a partir de la tercera canción, “que si no no pueden hacer esas virguerías con la guitarras” (sic), al parecer de iluminación van sobrados estos tipos…

Empieza la descarga y se presentan con Soldiers Under Command, suenan compactos y el vestuario es tal y como vemos en las fotos de su época dorada. Michael Sweet sigue teniendo una gran voz y físicamente se conserva muy bien para su edad, ¿habrá hecho un pacto con el dia…? no, no lo creo.

El ataque amarillo y negro prosigue con sus rockers a lo Bon Jovi y sus baladitas con toques Queen, sin embargo no consiguieron conectar con el público, que apenas se animó para cantar Calling On You y muy tímidamente Reach Out o Loud N’Clear (scream shout!), también sonaron los clásicos The Way, Free, All For One…

Segundo milagro de la noche, una biblia de Stryper le cae del cielo a una compañera de metro cuadrado (sala llena, recuerden ustedes), y consigo una instantánea para la posteridad. No son las biblias de cuero con las que evangelizaban hace unas décadas, pero alegra igualmente.

Parece evidente que a su estilo de música no le ha sentado bien el paso del tiempo, con sus características netamente del hard rock de los 80, caspa, para entendernos. Cuando comienzan a tocar Breaking The Law dejan con ojos como platos a los fieles, ya que nadie se lo esperaba.

Tercer milagro, un pecador hasta arriba de sangre de cristo que no deja de joder al prójimo es llevado por el personal de seguridad lejos de los aficionados, ¿a recibir unas consagradas?. Es un ejemplo claro de alguien que irá directamente To Hell With The Devil, aunque sólo sea por hacer fotos con flash…

Resumiendo, aunque correctos, la conexión con el público fue prácticamente nula y éste estuvo frío y distante. A pesar de que acostumbran a hacerlo, en Madrid nos dejaron sin la oración final que tantos esperábamos con impaciencia, con la de almas que hubiera salvado. ¿Ayudará este concierto a la absolución ante groseras blasfemias escuchadas y generosos avispa-escote observados? dios dirá…

Hendrix