Después de años de rumores, acercamientos y con la enfermedad de Tony Iommi y el culebrón con Bill Ward de por medio, por fin tenemos aquí un nuevo trabajo de la banda que lo inventó todo. Con el aliciente de ser el primer trabajo de Black Sabbath con Ozzy desde 1978 este nuevo trabajo tiene algo más, porque parece que estos tres señores ya entrados en años aún conservan bastante del talento que les encumbró hace cuarenta años.
Las referencias a sus inicios son patentes desde el comienzo del álbum, con End Of Beginning recordando al tema que dio nombre a la banda y a su primer disco. Eso sí, con una duración algo mayor que en aquel entonces y un mayor despliegue técnico en los solos de Iommi. God Is Dead? fue el primer tema en salir a la luz y, sin embargo, no termina de cuajar a pesar de tener un riff muy interesante y un desarrollo final más que entretenido. Pero las cosas se ponen mucho mejor en el final, con Damaged Soul, probablemente el mejor tema del todo el álbum, y Dear Father, donde Butler muestra uno de sus momentos más inspirados. Entre medias tenemos Zeitgeist, a modo casi de revisión de Planet Caravan, y algunas composiciones con un tono más moderno, como Age Of Reason o Live Forever.
Como no podía ser de otra forma con un lanzamiento de este calibre hay varias ediciones especiales y cada una de ellas incluye unos pocos temas extra: Methademic, Peace Of Mind y Pariah. Ninguna de ellas aporta más de lo que ya hemos escuchado, excepto quizá Pariah o Naïveté in Black, que aparece únicamente una de esas ediciones.
El esfuerzo ha merecido la pena y la espera. 13 es un álbum interesante, en el que destaca especialmente el trabajo de Iommi y Butler y en el que también se echa de menos a Bill Ward. Cuarenta años después los de Birmingham parecen cerrar el círculo influenciándose a sí mismos y tomando como clara referencia sus primeros álbumes. No está nada mal después de tantos años.
Texto: Juan Manuel Vilches