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Después de la interesante entrevista que mantuve con ellos hace poco más de un mes y de escuchar infinidad de veces su disco de debut “Días De Luz“, me apetecía comprobar si la fuerza que han invertido en él también la trasmiten en directo. Y pude comprobar que sí.
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Quince minutos pasadas las diez de la noche y tras una interminable introducción salían al escenario unos esperadísimos Bitter Mambo, descargando los temas de ese disco que ya está dando mucho que hablar. Abrieron con “Sufridor“, un tema lleno de fuerza interpretativa para continuar con “De Este Mundo“, “Personal“, y “Días De Luz“, la preciosa canción que bautiza el disco y que resume en sus acordes la fuerza y delicadeza del grupo, preocupado tanto por la adrenalina compositiva como por los riffs pegadizos. Para “Surcos De Silencio” invitaron a salir al escenario a Ana Arroyo, de Alien Suite, quien puso el toque sensual con su voz y su presencia.
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Luego seguirían con su particular y desgarradora descarga de adrenalina musical con “Demasiado Litio“, “Ser Tú“, que apoyaron con la presencia de un saxofón, “Sueños En Blanco“, “Decidir“, “Trini” y “Cuando La Lluvia“, canción que, después de 45 minutos de frenética descarga, puso fin a una primera parte de un concierto donde los asistentes a una sala Boite que completó en tres cuartas partes su aforo, disfrutamos de lo lindo. Después de escasos dos minutos de merecido descanso volverían al escenario para interpretar “Intento Andar“, “Encantado“, y despedirse, después de casi una hora de concierto, con “Hipnotizado“, canción que el grupo alargó con un solo de guitarra tan precioso como preciso.
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Bitter Mambo es un grupo muy bien conjuntado. Es el fruto que se recoge después de tantos años de carretera y escenario por parte de sus componentes. La nota negativa del show la puso el defectuoso sonido ya que en ocasiones resultaba imposible entender las letras de las canciones. “Días De Luz“, un comienzo esperanzador para una banda con futuro.
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                                                                                                       Fotos: Raúl Ranz
                                                                                                       Texto: AMADO STORNI