Sin hacer mucho ruido — o al menos no tanto como con su anterior trabajo– la banda islandesa vuelve pronto con un nuevo disco. Más oscuro por momentos que en ocasiones anteriores, casi como si fuera su peculiar aproximación a géneros más extremos, pero no tanto como para no darnos cuenta de que han recogido parte del espíritu de Med Sud I Eyrum Vid Spilum Endalaust.
Kveikur no es un disco paciente, como era habitual en los islandeses. Ahora, las canciones se desarrollan pronto, mostrando a las primeras de cambio sus momentos más emotivos para repetirlos a continuación. Y no es que eso sea realmente algo negativo, porque a temas como Isjaki, Blapradur o Brennisteinn parece sentarles bastante bien. La ausencia de Kjartan Sveinsson ha dejado huella, quizá poco perceptible en una primera escucha, pero sí muy palpable a medida que nos encontramos con un sonido global menos compacto, menos lleno y mucho más raído que al que nos tenían acostumbrados. Y probablemente por eso este disco transmite una sensación más gélida y árida, quizá le falte el trabajo de instrumentación de Sveinsson… pero también ese vacío ha dado lugar a un cambio, necesario o no, pero que aporta sin duda algo nuevo a un sonido ya conocido.
A pesar de que la fórmula sigue estando basado en esos crescendos enormes sobre guitarras y voz, a nivel compositivo la banda sigue sabiendo exprimir bien su sonido, consiguiendo en esta ocasión un álbum que, sin dejar de recordar momentos pasados, sigue aportando pequeñas novedades y el suficiente interés para escucharlo una y otra vez.
Texto: Juan Manuel Vilches