Sólo hay una cosa que sea capaz de detener este país: el fútbol. Por ese motivo, es poco menos que un suicidio organizar un concierto la noche del Madrid-Barça y sólo unos pocos pueden permitírselo. Uno de ellos es el grupo más grande de hip-hop de este país, Violadores del Verso. Dicho y hecho y sin ningún tipo de remordimiento. En mi caso, he de confesar que como seguidor el Real Madrid me temía un resultado catastrófico así que me dio bastante igual perderme el clásico. Y no me equivoqué por dos razones. La primera es que el Barça se ventiló como quiso a los galácticos de chichinabo y me gustó ahorrarme el sufrimiento. La segunda es que pude asistir una vez más a otro concierto de los más grandes Doble V, o lo que es lo mismo, Kase-O, Hate, Lírico y R de Rumba. Y es que uno parece no cansarse nunca de escuchar rimar a este emblema zaragozano.

En esta ocasión vinieron para despedirse de los escenarios por un tiempo. No es que se separen, pero Violadores del Verso como grupo va a tomarse un largo break de al menos un lustro. En la actualidad están más centrados en sus proyectos individuales cuyos trabajos irán viendo poco a poco la luz. Primero saldrá el de Hate, después el de Lírico y por último el de Kase-O, ¿quizá con Jazz Magnetism?. Por eso este no era un concierto más, realmente nunca lo es. La anterior vez fue en memoria de José Couso en la sala Heineken, la anterior el Urban Fest de Torrejón y en esta ocasión decir un “hasta luego, hasta más ver”. De modo que nada, hasta la próxima, sea cuando sea. Y así nos lo contaron…

El madrileño Palacio de Vistalegre tiene una capacidad para 12.000 almas pero sólo consiguieron vender 5000 entradas, y eso que les acompañaban en el cartel Rafael Lechowski & Glaç Jazz Band, Kultama y Mai y era un concierto apto para todos los públicos, pero Messi también tiene mucho flow, aunque sea en las piernas y se llevó el gato al agua. Oye, que tal y como están las cosas, es una buena venta, aunque si la comparamos con la de otros años es más bien pobre. Pero bueno, son los número 1 y baten más marcas que nadie, eso es indiscutible. En un país en el que el hip-hop siempre ha estado marginado por los grandes medios de comunicación ellos han conseguido llegar no sólo a los raperos sino a toda clase de gente. En este país panderetero han logrado desbancar al gañán de David Bisbal del número uno en ventas, actuar antes 70.000 personas en los Pilares de Zaragoza en lo que fue un concierto épico —yo tampoco quise perdérmelo-, han sido nombrados hijos predilectos de la ciudad por el mismísimo ayuntamiento de la capital aragonesa y arrasado en giras fuera de España, como la que harán dentro de poco en Inglaterra, por ejemplo. No les para nadie y todo el mundo reconoce su talento y aún así siguen manteniéndose íntegros rechazando premios tan inútiles como el Premio de la Música o el de la MTV. Haciendo lo suyo hasta el final.

Cuando llegamos a Vistalegre el ambiente que se respiraba era de buen rollo y diversión. La cerveza discurría por cada rincón y caras conocidas como las de El Langui de la Excepción, el Sr. Rojo y Kamikaze iban de un lado a otro del auditorio. La oscuridad era absoluta y los tropiezos y confusiones tontas se sucedieron hasta que se iluminó el escenario y salió a escena Xhelazz. Esto no estaba previsto pero resultó ser uno de los grandes highlights de todo el concierto. La introducción a cargo del compatriota y apadrinado rapero zaragozano de Violadores fue realmente impresionante. Contó tres historias en clave poética que nos pusieron la piel de gallina, las de Gansta Squad, Kase-O y Bufank. Cómo esos tres proyectos maqueteros realizados por adolescentes acabaron convergiendo en lo que son hoy, Violadores del Verso. Y con esta aclamación, salieron a escena los tres maestros que faltaban, ya que Rumba ya estaba en los platos completamente listo para lanzar scratchs a diestro y siniestro. Y comenzó el derroche de clase con Doble V y el conocido desafío, “Baja el volumen si esta mierda no es real, hijo de puta”.

A raíz de ahí, no sorprendieron pero sí culminaron casi todas nuestras expectativas. Hicieron un buen repaso a los mayores hits de su carrera, haciendo especial incidencia, eso sí, en su último trabajo, Vivir para contarlo, a pesar de que hayan pasado ya cuatro años desde que vio la luz. Ritmos ochenteros combinados con los más contemporáneos del hip hop. Por supuesto cayeron canciones ya obligatorias en su repertorio como por ejemplo “Balantains“, “Marrones, Morenas, Coronas“, “La ciudad nunca duerme“, “Máximo Exponente” o “El rey de las cantinas” y por supuesto Xhelazz colaboró con ellos un par de temas, como el que comparten en el disco de éste, “Sólo importa el Rap“, pero ni uno sólo más. Sin duda alguna esa fue la nota más negativa de todo el concierto ya que esperábamos algo similar al II Urban Fest de Torrejón, en el que se subió todo dios al escenario, y nos quedamos con las ganas.

En el directo no hubo sorpresas. Sho Hai deleitó con su afilada, aunque monótona, eficacia, Lírico cumplió, aunque como viene siendo habitual en los últimos años, desde un escalón inferior al resto del grupo, y el genio Javat nos dejó una vez más a todos con la boca abierta. Nunca se queda uno saciado de su increíblemente versátil despliegue de medios vocales. Es el MC más talentoso que haya nacido en este país y a estas alturas no hay argumentos que puedan defender lo contrario.

Y sin darnos apenas cuenta, el concierto llegó a su fin. Y no nos percatamos hasta que desalojaron el escenario porque lo pasamos demasiado bien como para ser conscientes de que el reloj proseguía su ritmo pero acabaron antes de tiempo. De hecho, lo hicieron tan pronto que incluso pudimos ver casi toda la segunda parte del maldito partido. Y la verdad es que el transcurso de ambos espectáculos fue bastante similar ya que Doble V, como el Barça, ganó el partido, pero no goleó.

Texto: Javi JB
Fotos: Pat Blanco