El segundo día del Resurrection Fest lo comenzamos con los portugueses For the Glory, que no defraudaron, y nos trajeron recuerdos de grandes bandas del hardcore portugués como Twenty Inch Burial (de la que fue vocalista su bajista Rui). Un concierto muy completo en el que nos hicieron descargar las primeras dosis de adrenalina del día, algo corto el concierto, pero muy completo, dejando un muy buen sabor de boca. En el país vecino tenemos bandas muy buenas dentro de este estilo musical, y hay que aprender a valorarlas como se merecen.
Tras ellos les llegó el turno a Violent Eve, con nuevo cantante por cierto, una banda que ya he tenido el gusto de disfrutar en directo y que siempre ofrecen un gran show. ritmos fuertes y pesados, que fueron inundando el escenario Arnette (algo pequeño) pero que aprovecharon estos madrileños para dejar el pabellón bien alto.
Los siguiente en salta al escenario fueron los valencianos Noctem, con una puesta en escena muy trabajada, donde la música, muy bien interpretada, van de la mano de los aspectos visuales.
Casi a continuación, y sin tiempo de digerir, uno de los grupos que no se suele perder ninguna edición del Resu, los madrileños Vita Imana, abriendo con “Animal” a pasear de lo complicado del concierto. Ese día vivimos condiciones de viento fuerte que ya en algunos casos impedían escuchar bien a los músicos, y en este caso se sumó a que el volumen no era el más alto. Aún así Javier Cardoso y compañía lo dejaron todo sobre las tablas, con la contundencia de su voz, y con un público incondicional que les apoyó del principio a fin. Circle pitt y pogos se alternaban durante los temas que iban sonando, como con “Un nuevo sol” o “Nada por tí“. La fuerza de la voz de Javier marcaba la pauta, riffs de guitarra muy bien ejecutados, percusiones contundentes (con Miriam y Daniel ofreciendo una gran actuación)… en definitiva, un buen concierto de esta banda que se hace grande a pasos agigantados. Incluso tuvieron un momento de recuerdo al fallecido recientemente Jeff Hanneman, regalándole un wall of death que fue de los mejores del festival.
Nao y Avulsed fueron los siguientes en saltar a sus respectivos escenarios, los segundos haciendo un papelón por lo que se escuchaba a lo lejos, pero tocaba coger fuerzas para los platos fuertes del día. Los primeros en abrir la lata fueron No Turning Back, que comenzaron a caldear el ambiente bien entrada la tarde, hardcore directo y muy fresco que provocó algún que otro pogo.
Tras ellos los navarros Dawn of the Maya ofrecieron un conciertazo cargado de energía y fuerza en el escenario pequeño. Estos chicos nos ofrecieron su repertorio de hardcore acompañado de metalcore en el escaso tiempo que tuvieron, pero dejaron muy buen sabor de boca.
A continuación, los Lendakaris Muertos pusieron patas arriba el escenario cubierto, donde agolparon a una gran cantidad de público, incluso los hubo que llevaron un Oso Panda (con perfil propio en Facebook) al festival como homenaje a estos navarros.
“Oso Panda” o “Veterano de la Kale Borroka” fueron los temas más coreados desde un público que llegó a coger en volandas a su cantante, un verdadero repulsivo para lo que estaba por llegar. Los Lendakaris son un éxito asegurado, diversión y punk del bueno que hacen que te entren ganas de saltar y corear todos y cada uno de los temas emblemas de la banda.
Tras hacer un parón para reponer fuerzas y ver a Rise of the Northstar, Integrity y Belvedere desde lejos, fuimos directos hacia el concierto de Exodus en el escenario principal. Abrieron con uno de sus temazos, “The Balad of Leonard and Charles” y ya Rob Dukes dejó claras muestras de lo que iba a ofrecer. Irreverente y directo, no dejó títere con cabeza. Sonaron grandes éxitos de la banda como “Black List” o “Blonded by blood“, de su primer trabajo, ofreciendo uno de los mejores conciertos del festival sin duda alguna.
Con la noche ya entrada, fue el turno de Brutality will Prevail. Estos galeses hicieron suyo el escenario pequeño ofreciendo un show algo corto, pero contundente con un hardcore más cercano al metal, pero muy directo. Y a continuación, en la carpa cubierta, otro de los grupos que más ganas tenía de ver. Venían de repetir el año pasado y Comeback Kid lo volvieron a dar todo sobre el escenario, circules pite, potos y saltos se mezclaron con cada uno de los temas que fueron desgranando, y eso que la gente estaba ya ansiosa por ver a Slayer. Un concierto muy completo, cargado de intensidad y cerrado con un broche de oro, “Wake the death” un emblema ya de la banda que nos puso a todos patas arriba.
Y llegaba el momento grande de la noche, el escenario principal se llenaba de luces rojas y azules y humeo, un infierno para los fotógrafos, para recibir a Slayer, uno de los Big 4 del thrash. El concierto, marcado por la aún presente muerte de Jeff Hanneman, fue todo un homenaje al que fuera guitarrista y miembro fundador de la banda. La noche comenzó con un tema con el que nos tienen acostumbrados “World painted in blood” desatando al monstruo que lleva dentro Kerry King que no paró ni un solo instante de ofrecer gestos de rabia y deleitarnos con sus riffs. Fue sin duda el mejor, o el segundo mejor concierto del festival, y es que Slayer no decepcionan. “Halloweed Point“, donde Tom Araya parecía más bien que le estuvieran ensartando por lo gestos de dolor que desde el foso podíamos apreciar en su cara, sin duda vive cada una de sus letras. El concierto se resume en apoteósico, una hora y veinte de descarga de adrenalina en la que aprovecharon a echar una repaso a toda su discografía prácticamente. Sus letras belicosas (muy al estilo del reciente fallecido Jeff que compartía con Lemmy su fascinación por los elementos de las guerras mundiales) fueron caldeando el ambiente a base de bien. Sin Lombardo a las baterías, Bostaph dio un recital del uso de las baquetas, y Gary Holt, al que ya habíamos disfrutado con Exodus, manejó las seis cuerdas a la perfección, sólo superado por un Kerry King, alma matter de Slayer junto a Araya, apoteósico, como siempre, este hombre no sabe dar un mal concierto, intercambiando entre ellos solos magistrales en temas como “Mandatory suicide“.
Pero la perla final llegó con el último tema, que no podía ser otro que “Angel of Death“, con una pancarta de Jeff Hanneman homenajeando al fundador de Slayer, un momento muy emotivo, tanto para la banda, como para todos sus seguidores, y un colofón de oro a un espectáculo impresionante, lo mejor del festival quizá.
Tras ellos, iba a ser complicado no quedar mal, o por debajo de ese listón, pero The Exploited, en la carpa cubierta, lo dieron todo sobre el escenario para hacernos disfrutar de su punk y sus crestas, mandando a hacer puñetas a los poderosos en “Fuck in USA“. Ritmos rápidos, que calentaron los ánimos de los más punkies que se congregaron al concierto, generando grandes pogos. Irreverentes y directos, con un buen sonido, no pudieron sobreponerse a la sombre de Slayer, pero lo intentaron al menos.
Y para cerrar el segundo día, sin contar el tributo a Pantera a cargo de Display of Power, los suecos de Millencollin, de nuevo en el escenario grande, haciéndonos las delicias con su skate punk. El problema principal la hora a la que tocaron, y la paliza que llevábamos encima ya, si no hubiera disfrutado mucho más de esta banda que tiene un gran directo. Nikola, voz y bajo, deshilvanó sus grandes éxitos, como “No cigar” con un público que denotaba algo de cansancio, pero que no dejó de corear algunos de los grandes éxitos de esta banda, que aunque algo más suave que el resto, también tiene su público en el Resurrection Fest. Cuando finalmente abandonaron el escenario, a cosa de las 3:30 de la madrugada, ya era hora de volverse al hotel a descansar y coger fuerzas para el último día de festival que prometía y mucho.
Fotos y texto: Héctor Vila
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