Asistir a un concierto de Regresión garantiza, ante todo, diversión. El grupo catalán ha acostumbrado a sus seguidores a disfrutar de su presencia sobre el escenario con actuaciones sobresalientes, rodeadas de un ambiente de euforia contagiosa que permite a los asistentes olvidarse de crisis, dificultades económicas y demás putadas con que nos machaca el día a día. Consecuentemente presenciar un concierto de Regresión es como acudir a una sesión terapéutica a base de hard/heavy metal, de la que se sale completamente renovado.

Construyendo una estable trayectoria con su propio esfuerzo, editando discos cada vez más profesionales y demostrando sobre el escenario su capacidad como grupo, Regresión es un ejemplo de persistencia, así como del sacrificio que significa sacar adelante a una banda de rock en la actualidad con todas las dificultades que conlleva.

Para los grupos estatales no es fácil conseguir locales con las mejores condiciones y satisfacer las exigencias del público, pero el pasado 4 de octubre Regresión, conjuntamente con Masterly, lograron el acceso a la sala Salamandra 1, lo que de entrada, ya era un triunfo. La posibilidad de ver su actuación en unas condiciones mejoradas con respecto a otras salas de menor aforo y escenario, constituía un aliciente adicional y aunque al principio las circunstancias meteorológicas no daban para muchas alegrías, al final los más fieles seguidores no defraudaron, consiguiendo una más que aceptable entrada.

Con los efectos de sirena iniciales de la patrulla policíaca de “Mil Sirenas”, Pedro (voz), Toni (guitarra), Pablo (guitarra), David (bajo) y Jose (batería), irrumpieron en el escenario para ofrecer una primera dosis de composiciones pertenecientes a su último álbum, Santa Decadencia, ya que, a “Mil Sirenas”, le siguieron “Territorio Animal”, la contagiosa “Sin Final” y la lujuriosa “Avenida Del Deseo”. Cuatro piezas que sirvieron para comprobar el buen sonido del que disponían y las ganas de ofrecer un espectáculo que mereciera la pena.

El segundo tramo del concierto estuvo concentrado en temas de su segundo álbum, Revolución, comenzando por ese himno que es “Sigo Vivo”, para seguir con “Decirte Adiós” y su melódico dramatismo, la reivindicativa “Revolución”, con su aditivo riff y la aparición del personaje disfrazado con traje y máscara antirradiación que ya se ha convertido en parte del “show” en los conciertos y, finalmente, “Un Día Como Hoy”, otra pieza en plan himno donde Pablo extrae los registros más efusivos a su garganta.

“La Hora Final”, supuso un ejercicio “regresivo” recordando su primer álbum de título homónimo y en el que destacaron las partes de Jose a la batería que, por cierto, contó con un excelente sonido al igual que cuando actuaron Masterly.

El tramo final lo conformaron “Diabólica Trinidad”, alegato contra los abusos de la Iglesia, con Toni haciéndose cargo de las voces narradas que grabó en estudio Frank de Mago De Oz, con aparición de nuevo de la “mascota”, ahora con atuendo de cura, y que, con pene de plástico en cintura, se dedicó a perseguir a todos los componentes del grupo, y “Santa Decadencia” con su exuberancia rítmica, en medio de la cual Toni hizo gala de sus virtudes solistas.

Las excelentes vibraciones desparramadas hasta ese momento por el escenario eran ya suficiente motivo de satisfacción entre los presentes pero aún quedaban unos bises cargados de sorpresas.

Arrancaron con la versión de “Resistiré” de Barón Rojo, grabada en su EP Estrellas Del Rock editado este mismo año, para la que contaron con la colaboración a las voces de Amadeo, de Mescaleros; luego continuaron con la vitalista “Paradise City” de Guns N’ Roses, inundando de energía el escenario para, a continuación, recordar a Motley Crue con “Wild Side” e irrupción en escena de Lemmy (guitarra) y Frank (voz) de la banda tributo Dr. Crue.

El ambiente festivo fue en aumento, tanto a nivel de público como de músicos; a mantenerlo contribuyó “Highway To Hell”, de AC/DC, durante el cual, además de Lemmy y Frank, reapareció Amadeo además de los componentes de Masterly al completo… Y la fiesta se convirtió en un tremendo jolgorio.

Para finalizar interpretaron el tema que da titulo a su EP, “Estrellas Del Rock”, en el que también colaboró Sergi, cantante de Masterly, dando un toque final hardrockero al concierto y dejando sobre las tablas evidentes cualidades, tanto a nivel individual como colectivo, con un inspirado Toni en los solos, apoyado eficazmente por Pablo, así como por una sección rítmica cohesionada que derrochó intensidad, sin olvidar el eficaz trabajo de frontman de Pedro y su inconfundible timbre de voz.

MASTERLY

Cuando Masterly saltaron al escenario el aforo de la Salamandra no contaba con la cantidad de personas que posteriormente se reunirían; sin embargo, supieron ganarse a los presentes con oficio y toques de humor a cargo de Sergi, su vocalista, quien, por cierto, no paró de meterse con los pobres estudiantes de la ESO con irónicas frases.

En lo que respecta a la parte musical, su power metal melódico sonó muy compacto; la batería de Joel Marco sonó con nitidez y contundencia y el grupo al completo… Oscar Cortés (bajo) y los guitarristas Ramón Gulín y Toni Lara, creó un muro de sonido vibrante que provocó una actuación basada en una dinámica rítmica apabullante contrastando con los incisos lentos que contienen algunas de sus composiciones.

Su presentación se fundamentó en los temas de su disco Sin Identidad y, respaldado por la contundencia instrumental de sus compañeros y de partes grabadas de teclados, Sergi se apoderó del escenario mientras fueron sonando, “Aprendiz”, “Sicus”, “Laberinto”, “Las Heridas”, “Yo Gano”, “Princesa” y “Asesino”, hasta llegar a la intimista, “Tu Ultima Canción”, que Sergi, guitarra acústica en mano, comentó que hacía mucho tiempo que no se atrevía a tocar.

Seguidamente y ya en la recta final volvieron a recuperar su potencial rítmico con “Trece Segundos” y “Sin Identidad”, con los que concluyeron su convincente actuación.

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