Hay maneras de hacer canciones y múltiples vías de dirigir una historia. Second están ya por el séptimo álbum de su carrera, pero no van a permitir que los “artificios” propios de una producción de estudio deje que la música se quede ahí, sino que hacen acopio del conocimiento recogido en el directo “15” (Warner, 2012) para entregarle a Sebastian Krys la idea de algo distópico basado en la ciencia ficción del Pop-Rock. “Montaña Rusa” (Warner, 2013) funciona como debe y hace lo que se supone debe hacer. Sean Frutos es llamado a filas.
¿La evolución en “Montaña rusa” puede significar también una supuesta caída en picado en un siguiente disco?
Lo mejor de todo esto es no saber qué va a pasar en el siguiente disco. Intentaremos aprender, evolucionar y cambiar… y bueno, el tiempo dirá.
Y más en un momento en el que la proliferación de grupos Pop-Rock está en pleno auge. ¿Un grupo tiene que sonar distinto para destacar en algunas características comunes con otras bandas para atraer seguidores?
Un grupo tiene que hacer lo que le salga, sin más pretensiones. Esto es arte, comunicación y expresión. Cada uno debe buscar su camino y forma de hacer las cosas.
Noto que el nuevo LP os ha liberado de ciertas limitaciones que sí podíamos observar en “Fracciones de un segundo” y en “Demasiado soñadores”. Por entonces, ¿la ambición estaba cercada por mantener una línea segura de sonido sin arriesgar demasiado?
Hemos intentado resetearnos en cuanto a muchas cosas. En discos anteriores nos hemos comido mucho la cabeza en el estudio, metiendo pistas y pistas sin ningún control, que solo entorpecían el proceso de mezcla. Hemos sido más directos y espontáneos. El anterior disco en directo nos enseñó que no hacía falta meter tanta pista para hacer sonar un disco. Queríamos acercarnos a nuestro directo de una vez en disco de estudio.
Vaya, que grabar “Montaña rusa” os ha liberado. ¿Ha influido Sebastian Krys en ese aspecto? Hay veces que un grupo no tiene esa visión exterior que tanta falta hace.
Íbamos con la idea, pero Sebastian ha sido quien nos ha conducido a realizarla. Desde el comienzo le comentamos que queríamos un disco más natural. Por ejemplo, en las maquetas observó que yo cantaba diferente (cercano y no distante) en un par de canciones, y me dijo que teníamos que trasladar esa forma de enfocar las voces al resto de canciones. Como productor, ha tenido siempre el control de la grabación.
Aunque me pregunto si el hábito hace al monje. O sea, que si el hecho de grabarlo en Los Ángeles habría tenido la misma repercusión que si lo hubierais grabado en Totana (Murcia), por ejemplo.
Nos fuimos a Los Ángeles porque Sebastian vive allí, tiene su estudio personal, donde hicimos preproducción, y controla el terreno, sabiendo las ventajas que tiene cada estudio. No sé si hubiera sido lo mismo, pero sí que ha sido una experiencia muy enriquecedora.
Pero lo que sí tuvo una influencia directa —a mi parecer- fue “15”, el directo, debido a querer plasmar una fuerza que exclusivamente se consigue en vivo.
Sí, ya lo comentaba antes. Si bien después de “15”, que repasaba toda nuestra carrera, queríamos dar un giro, ese espíritu de grabar en directo se quedó en nosotros. Las bases, batería y bajo, las hemos grabado por primera vez al mismo tiempo, consiguiendo la máxima compenetración entre Fran y Nando, lo que ya da una contundencia inicial a la grabación.
Si se me permite, no veo a Krys como un productor especializado en hacer algo más directo. Vale, sus producciones tienen mucha potencia, pero creo que añade demasiada “artificialidad”.
Bueno, es tu opinión, y es respetable, por supuesto, pero a nosotros nos ha quitado el concepto de meter pistas por meter. Para nosotros ha sido el productor perfecto para “Montaña Rusa”.
¿Qué tal fue trabajar con un tío como Roger Manning? Grabó para Beck en el “Midnite vultures”.
El primer día, en plena sesión, le comentó a Sebastian que estaba impresionado de escuchar música así en español, creía que no le entendíamos, pero sí (risas). Es amigo de Sebastian, y le gustó el tema, así que tuvimos el placer de contar con su colaboración a las teclas, y fueron un par de días en los que aprendimos mucho.
“Perdemos todo el dinero con el sudor de nuestra frente, medalla de mérito”, se dice en ‘Extenuación’. ¿De verdad tenéis esa sensación con respecto a lo que hacéis?
Esa canción tiene mucho que ver con el caos de vida que tenemos. Ahí lo dejo, no me gusta desvelar más de las canciones, es más interesante que cada uno la lleve a su terreno.
Una característica que me ha gustado, tanto en la estética del disco (y en las fotos) como en la temática, es que hay un “rollo” muy del palo de The Alan Parsons Project y Kraftwerk. Además, la portada se asemeja al logo de Atari y al “Autobahn” de los de Düsseldorf.
Ha salido el friki que llevábamos dentro. Hace tiempo que quería salir, y aquí está. La portada de Kraftwerk es el símbolo de la autovía, pero sí, se puede parecer, aunque no ha sido lo que nos ha inspirado. Va más por el lado de los juegos, en este caso la “Montaña Rusa” como juego de vida.
Por no hablar de letras como ‘2502′, ‘La barrera sensorial’ o ‘Lobotomizados’. Grandes homenajes a “1984” o a “Logan’s run” (¡esos uniformes!). ¿Se han vuelto distópicos los chicos de Second o han preferido maquillar el pesimismo?
Sí, como dice la canción ‘Extenuación’, maquillamos los ojos hasta la extenuación. Un poco de inventiva, fantasía, mundos y realidades imaginarias no nos viene mal a nadie, sobre todo con la época rara que estamos viviendo todos. Hay en este disco un deseo latente de trasladarse a otro lugar o época. Es algo de lo que me di cuenta después de grabar el disco, no lo hice a propósito, pero ahí esta.
Hay una frase en “Un mundo feliz” que dice que “sólo se puede ser independiente de Dios mientras se es joven y afortunado”. Cambiemos “Dios” por “la ruina musical”. ¿Generar expectación o atraer a tanta gente puede convertiros en esclavos de vuestra propia creación?
Me hace gracia, no conozco a ningún grupo indie, compañeros nuestros, que se haya comprado una isla con lo que gana en la música. Vivimos de lo nuestro, pero ya está, solo que hacemos lo que nos gusta, mientras estamos creando, ensayando y tocando somos felices, cosa que algunos no pueden decir.
En ‘Lobotomizados’ se canta lo siguiente: “fuimos lobotomizados y ahora somos tus esclavos”. ¿Cómo es escribir letras basándose en un fin de semana para que suene igual que un apocalípsis?
El futuro que se planteaba en “1984” está instalado ya, no nos damos cuenta pero es así. Un fin de semana con nosotros puede ser apocalíptico.
Texto: Carlos H. Vázquez.