Dark Tranquility, o lo que es lo mismo: una de los grupos más emblemáticos del death metal melódico, regresaron a nuestro país tres años después para presentar su última y brillante referencia ‘Construct‘. Una vez más se subieron al escenario de la madrileña sala Arena, aunque en esta ocasión el cartel fue menos atractivo que en la vez pasada, en la que estuvieron acompañados de Insomnium. En cualquier caso había muchas ganas de entrar en calor y si en algo son expertos estos suecos es en transmitir toda su fuerza y pasión por el metal al público que tienen delante, en este caso, la mitad del aforo como mucho. Aunque visto lo visto el otro día en el concierto de Rotting Christ, casi, casi resulta alentador.
Verles presentando ‘Construct’ nos apetecía especialmente por dos motivos: el primero es porque es un disco cojonudo. El segundo era comprobar la solidez de su ejecución en directo, dado el giro que han dado a su música con las nuevas canciones. Dark Tranquility han dotado a su sonido de mayor profundidad, envolvencia y complejidad. Se mantienen fieles a sus raíces, pero han querido barnizar su evolución con tintes contemporáneos que no pueden pasar inadvertidos. Tras el recital de hora y tres cuartos, las conclusiones no podrían ser más positivas. No deja de resultar sorprendente que, dada su trayectoria, en cada visita sean capaces de demostrar que son capaces de crecer como grupo año tras año. Y dicha mejoría es realmente notable respecto a su anterior presentación de ‘We Are The Void‘. Su calidad compositiva, desde el conjunto a los detalles, se ha enriquecido y ya rozan la perfección en su directo.
No esperábamos menos, pero nos regalaron una veintena de temas que colmaron prácticamente todas nuestras expectativas (pecando de subjetividad, es inevitable dejarse algún tema imprescindible en el tintero). Adornadas por una cuidada escenografía sustentada en la inagotable sucesión de luces, sombras y proyecciones, “The Science of Noise” fue el érase una vez y “Uniformity” el fuimos felices y comimos perdices. Y es que aunque sólo fuera por Mikael Stanne y la permanente sonrisa cincelada en su jeta marmórea, merecería pagar la entrada. Su voz, presencia y tablas son dignas de alabanza. Él solo es capaz de llenar el escenario y convencernos sin excesivo esfuerzo de que es uno de los mejores vocalistas del metal actual. Poco le faltó para completar todo el setlist con la fuerza con la que lo abordó, aunque al final le flaquearon las fuerzas en los versos menos guturales.
El sonido, como de costumbre en estos lares, tuvo sus más y sus menos. Sus menos cuando se oía más la percusión que las cuerdas y sus más cuando Mariangela Demurtas, la encantadora vocalista de los teloneros gótico-noruegos, Tristania, se sumó a Mikael para componer un magnífico dueto. Aunque si tenemos que quedarnos con tres momentos del concierto, sin duda escogemos “The Wonders at Your Feet“, ‘The Fatalist” y “Misery’s Crown“. Así que nada, unos cuantos bolos como este para el año que viene, si no es molestia.