Tal y como canta Laura Rubio, “la vida es un bumerán”. Y es que es cierto. Los chicos de Garaje Jack llevan ya más de quince años trabajando duro, muy duro, y la vida, ahora, les ha devuelto todo ese esfuerzo en forma de dorado álbum rebosante de vitalidad y luminosidad necesaria en estos tiempos de batallas sin fin. “Mañana es hoy” (BMG, 2013) premia a los fieles y profanos, dándole una oportunidad a todos los que un día tiraron la toalla en el ring. La voz de Laura, de las mejores del Rock and Roll patrio, fermenta la base rítmica de Jorge y Trujo hasta llegar a los experimentados dedos de Óscar, un tipo —como la propia banda- que tiene más carretera e historias que cualquier maleta perdida
El acercamiento al fan, al seguidor, ¿sería un agradecimiento a su fidelidad?
Laura: Sí, porque al final es un camino de dos direcciones. Recibes tanto de un fan como quieras darle, y esas cosas siempre pasan en un escenario, que es donde se da ese contacto e intercambio recíproco. Ahora, gracias al crowdfunding, y además de las redes sociales, sientes que estás en contacto todo el rato con ellos. Incluso hay contactos muy cercanos.
Óscar: A ellos les hace mucha ilusión, pero a nosotros todavía más porque sentimos que hemos hecho algo que les ha llegado de corazón gracias a su propia participación. Yo entregué un par de discos en mano. Uno de ellos a un vecino mío.
Trujo: Eso ya es la hostia para la gente que pagó por él. Desde que hicimos el mailing con el mp3, el adelanto de la portada… y todo eso, desde que lo hicimos, veíamos cómo de encantada estaba la gente.
Hablando ya del contenido, “Mañana es hoy” venía de varias cosas negativas pese a que su resultado final es todo lo contrario.
Laura: Y es cierto. Al fin y al cabo se trata de buscar algo sano. Pero nos ha pasado siempre. Hemos empezado haciendo canciones oscuras que luego han terminado siendo más doradas y claras. No sé qué nos pasa, porque no somos unos optimistas que te cagas, pero luego lo plasmamos así. Te sientas para escribir una canción de maltrato, para ponerte negro, y al final sale totalmente distinto.
Óscar: Siempre nos pasa cuando escribimos. Pero bueno, somos gente positiva, tanto escribiendo como viviendo. Si no, no haríamos una gira y tampoco estaríamos en un grupo de Rock. Nos pasó con ‘Sal de mi cabeza’, que es la única canción de nuestra discografía que habla de algo social, como es el maltrato a la mujer y la violencia de género. Nos pusimos a hablar de eso, pero acabamos escribiendo sobre un tío que en lugar de matar a su pareja, prefirió quererla.
Laura: El momento “rayo de luz”, de poder con uno mismo. Quiero decirte que, aunque nos planteemos el hecho de oscurecernos, no termina por salirnos.
Viendo que las letras están escritas entre tú, Laura, y Óscar -mayoritariamente por él-, no siempre serían autobiográficas.
Laura: ¿Sabes qué pasa? Pues que las sensaciones que generan situaciones vitales terminan por ser las mismas. Hay muchas veces que no estamos hablando de un hecho en sí concreto, pero la sensación que produce dentro de los seres humanos es la misma. No tiene por qué ser autobiográfica, pero hay una parte de sensaciones que se quedan plasmadas entre la gente. Empatizan contigo y con el público.
Óscar: Y eso es lo bueno de las canciones: que se abran mogollón. De todas formas, “Mañana es hoy” es el disco en el que menos hablamos de amor. Bueno, hay una canción, ‘No he venido a molestar’, pero el resto habla de sentimientos personales y de situaciones cotidianas.
Te iba a decir que ‘No he venido a molestar’ no habla precisamente de amor, sino de todo lo contrario.
Laura: De desamor más bien, sí (risas). De todos los modos, yo, por ejemplo, muchas de las canciones que ha escrito Óscar exclusivamente, sé por dónde respiran al final. Eso es porque nos conocemos o porque nos conocemos mentalmente. Pero la gente puede que identifique cosas del amor en canciones que no hablan de eso necesariamente, sino que son todo lo contrario. Es dejar jugar las percepciones de la gente.
Óscar: Pero es normal que la gente las haga suyas. Piensa que son situaciones cotidianas, sensaciones de cada uno y lo que pasa día a día.
Jorge: Lo que viene siendo el “leitmotiv” de la música. Cuando escuchas una canción que haces tuya, de tu pareja, o de la banda sonora de tu vida, es porque ese artista ha calado en ti. Habrá compuesto la canción pensando en otra cosa, pero tú la has sentido así. Eso es la música: hacer propios los sentimientos de otro.
Como dice la canción ‘Bumerán’: “todo lo que viene también se va”.
Laura: Claro. Y tanto de manera positiva como de manera negativa. Vienen los palos pero también se van.
Algo que también se ve en el vídeo de ‘Sólo tengo que insistir’. Se os ve como…
Óscar: …perdedores. Dilo (risas).
Efectivamente, como perdedores.
Laura: Y yo como una musa difusa. Extraña, que va ayudándolos para sacarles de su momento “negrura”.
Jorge: A mí me echan unos “centimicos” mientras toco (risas).
Trujo: Y a mí me echan de casa…
Óscar: Cuando estábamos haciendo el guión del videoclip, pensé en que podíamos estar ofendiendo a los músicos de la calle, que son muy dignos, pero queríamos plasmar la parte más negativa.
Laura: El rollo también está enfocado a no quedarte en la pena, sino, que hay un momento para salir del estado negativo. Óscar aparece como un boxeador que recibe, pero él también devuelve los golpes. Son situaciones que todos nos tocan, cosas que son “normales”, pero que al final encuentran una salida gracias a esa musa que acaba sacándolos del pozo. Para unos su salida es tener un perro o una novia, pero para nosotros es el Rock and Roll.
Tampoco tendría ningún sentido restregarle la mierda a alguien.
Laura: Exacto. Eso es como perdonar: si perdonas, perdonas.
Se puede perdonar, pero no olvidar.
Laura: Bueno, depende de lo que quieras olvidar, pero si perdonas… es porque olvidas, ¿no? No vale eso de “recuerda que te he perdonado”. Pues para eso no me perdones (risas).
Óscar: Perdonar con la boca pequeña.
Trujo: Perdonar con intereses. Y eso, al final, se convierte en un chantaje, básicamente.
¿Y qué ha pasado para que el disco suene más duro al final? Diría que desde el corte número once. Sin contar el bonus-track con Pablo Galiano.
Jorge: Tiene una explicación, y es por la cantidad de canciones con las que nos juntamos en el repertorio para poder grabarlo. Al principio, cuando montamos el crowdfunding, no recuerdo a dónde nos llevaría. Incluso teníamos temas para hacer un doble, y es por eso por lo que hay canciones más tranquilas y otras más movidas. Como no podía ser, tuvimos que optar a hacer una selección y realizar una mezcla de los dos conceptos. Pudieron haber sido dos discos, pero queda un disco con esas dos vertientes. Con más o menos acierto, lo concebimos pensando en alguien que se sienta a escucharlo de principio a fin. Había canciones muy tranquilas que no se podían mezclar con ‘A plomo’ o con ‘Sal de mi cabeza’. Iban a ir muy mal juntos. Si escuchas ‘Mañana es hoy’ y ‘No he venido a molestar’, no puedes meterte después con ‘A plomo’, porque eso iba a desequilibrar la balanza y también porque te saca del momento emocional que queríamos plasmar.
Laura: Guillermo [Guigher, el productor] también enfocó ese trabajo, tan sencillo pero complejo a la vez, cambiando el micro. Los últimos temas, sin ir más lejos, están grabados con otro micro. En mi caso, vaya. Me lo cambió para darle otra dinámica a la voz, y eso se nota. Eso hace que te fijes también en el sonido debido a la ligera diferencia de producción que hay entre esas últimas canciones con el resto.
Óscar: Suenan mucho más Rock, más Hard-Rock, incluso. De todas formas, es complicado hacer el track-list de un disco. Esta apuesta era difícil ya que la escucha del álbum empieza de una manera que dista bastante de su final, que realmente vuelve a la esencia. Queríamos subir una de las cañeras al principio, pero eso ya iba a hacer que el equilibrio se perdiera. La realidad está en que queríamos hacer un doble con dos partes: una eléctrica y otra acústica.
¿Pasará igual en la gira?
Óscar: Sí. En el set-list de la gira hemos jugado con eso también: subimos, bajamos intensidad… y luego vamos con las más duras.
¿Quitaréis ya la versión de Led Zeppelin?
Laura: Sí, ya está quitada (risas). Nos encanta y es un momento de explosión en el concierto, pero ya son muchos años tocándola.
Trujo: El caso es que esa versión está quitada de los set-list desde hace años, pero otra cosa es que la sigamos tocando (risas). Siempre es complicado y siempre habrá debates con todo el mundo cuando montas el repertorio, pero a la hora de colocar la versión de Led Zeppelin, la respuesta es “no”. Tiene que salir y florecer.
Es una “canción Morientes”. Siempre va convocada pero nunca es titular, aunque te acaba salvando el partido.
Trujo: (Risas) ¡Es una buena definición! Pero es verdad lo que sucede con ese tema. Ya te digo, tiene que salir en el momento porque así lo requiere la situación.
‘Poco importa’ y ‘Quiero un día perfecto’, aunque están escritas escritas por Óscar, tienen un rollo femenino muy potente.
Laura: ‘Quiero un día perfecto’ es una canción que ha escrito Óscar, efectivamente, pero está adaptada para que yo la pudiera cantar. En cambio, ‘Poco importa’ es una cosa que comprende a los dos. La gente dirá que Óscar ha escrito ‘Quiero un día perfecto’ para las féminas, pero en realidad me la ha escrito a mí. Es un momento vital mío, bueno, pero después de un episodio jodido. También hay letras de Óscar que interpreto hacia mí como un concepto de energía.
Óscar: Ella estaba pasando un momento complicado y yo también. Al final la empatía es algo a lo que no le puedes poner nombre. Laura se tiene que creer también lo que canta porque si no, no hay tu tía.
Laura: Y es muy difícil que yo cante algo que no me crea. Estamos tan pegados…
¿Has cantado algo, alguna vez, que no te creyeras?
Laura: Sí, claro. Trabajo mucho en el estudio y he cantado muchas barbaridades.
Ya, ¿pero también de Garaje Jack?
Laura: Las canciones de Garaje Jack que no me creo nunca llegan a buen puerto. Pero nos pasa a los cuatro. Si me rechina, nos va a rechinar a todos.
Óscar: Hay canciones en las que no hemos confiado en un principio aunque luego crecieran mogollón.
Cosa de las circunstancias y de lo que se ve por la calle.
Laura: Desde luego. Yo era de las que iba en el autobús con la grabadora. Somos un receptáculo de emociones externas y acabamos plasmando lo que no pasa, queriendo y sin querer.
Óscar: Cuando estoy en época compositiva, todo lo que capto, acaba siendo absorbido. En el iPhone grabo melodías y cosas que veo en el momento. Sea lo que sea. Vas buscándolo. ‘Bumerán’ nació de una siesta. De esas en las que te despiertas con un riff en la cabeza.
Laura: Eso es una putada. Estás durmiendo y te viene una idea. Te levantas y la anotas. A los diez minutos de estar otra vez durmiendo, llega otra idea que puedes hilar con la anterior. Nosotros decimos que hay una mosca que llega, te deja una idea y se va.
Texto: Carlos H. Vázquez.
Garaje Jack: “La empatía es algo a lo que no le puedes poner nombre”1 thought on “”
Música me inspira. Prefiero ir a un concierto de rock o pop en vivo. Elijo las entradas en https://ticketeria.es y casi nunca me he equivocado con el concierto y siempre disfruto mucho