Sus tres discos son un auténtico festival de pop colorido, donde la vibración crece, el cuerpo se anima a bailar y el espíritu rebelarse, dejarse llevar y sonreír. Una base de pop consistente con ritmos digitales y analógicos, en una combinación idónea para que el pop abrace el ritmo y se funda con las raíces. Su propuesta va en otra dirección que la de Vampire Weekend aunque si comparten el sentido y ciertos postulados. Porque la música quiere expandirse.
Su último asalto discográfico se titula ‘Fight softly’ (2010), como convenciendo al oyente de que la música es de los pocos reductos donde podemos iluminar nuestro alma, para seguir batallando en nuestras vidas. Tras el éxito de ‘Sea lion’ (2008), del que interpretaron dos joyas como “Oh Mojave” o una genial canción de corte tribalista como “Tane Mahuta”. El nuevo disco viene a confirmar una paleta sonora francamente original, su sencillo “Cranberries” es luminoso, parece que lleva dentro un carnaval. O esa joya ensoñadora que es “Closet Astrologer”. Y es que The Ruby Suns son una amalgama de sonidos digitales con inspiración orgánica y conceptos abiertos, para nada enlatados, que abren tus neuronas a nuevas experiencias. Que te abren a las músicas tribales, a las raíces tropicalistas, africanas, a través del pop, sin limitarse a único género. A esto se le llama ultra visión o punto de mira soñador.
El concierto de The Ruby Suns fue el colofón ideal de un día festivo en Madrid. Salimos a la calle con la energía desatada, con un golpe de acción ante la apatía reinante. Con un haz de luz que aportan estos The Ruby Suns: diversidad, divertimiento y musicalidad. Casi nada para los tiempos que corren. Y recuerda, lucha suavemente.
Texto: Andrés Castaño
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