Hablar de Luthea Salom es hacer referencia al folk pop independiente que en su momento todavía aguardaba ser descubierto por el gran público. Un pasado que después pasaría a convertirse en presente y que hoy en día parecemos asociar, de manera casi indivisible, a artistas como Russian Red o Anni B. Sweet. Pero existe musical dentro del género mucho más allá de ambas artistas… y antes que ellas estaba Luthea Salom.

El hándicap principal que se puede haber encontrado la carrera discográfica de Luthea en España es que, pese a que Barcelona forma parte de su existencia, New York es su ciudad vital y es allí donde están las calles que suele pisar. Su escena, su circuito, su público lo tiene mayoritariamente allí, aunque también dispone de una parte notable de seguidores en Europa. Por suerte, para muchos también tiene una presencia notable tanto en Cataluña como en España, y eso es algo que se notó con el casi pleno que consiguió en un escenario tan importante como la sala Foyer del Gran Teatre Liceu.

El timing fue el marcado por el cartel, la flexibilidad dista de los actos celebrados en este tipo de recintos pensados para la burguesía catalana pero que hoy en día, y como se ha llevado haciendo toda la vida, debe mantener y costear el resto de habitantes de la ciudad condal. Con un escenario acogedor y con un público predispuesto pero un tanto solemne, Luthea y sus músicos de directo (entre los que se encontraba el productor de su último disco, Valentí Adell) se acomodaron tras la presentación del ciclo Músiques Sensibles, dentro de la programación del cual se encuadraba.

Durante la hora aproximada que duró el concierto, Luthea ofreció un repaso a su discografía, deteniéndose con más atención en los temas que conforman los dos últimos: The Little Things We Do (Subterfuge, 2013) y Kick In The Head. Acomodada bajo la delicadeza instrumental de Jordi Fils, Xavi Castanys y el propio Valentí, Luthea ofreció un directo emotivo, cercano y exquisito. Su naturalidad contrastó a la perfección con su esfuerzo por dirigirse al público en catalán entre los temas, demostrando un cuidado que va mucho más allá de la pura profesionalidad.

Ni el gélido frío del exterior, ni la programación del directo en una noche dominical, ni (como se dijo en la presentación) el Barça actuaron como elementos perezosos para unos asistentes que disfrutamos de una velada calurosa en animosidad y música.