La escena rock australiana, prólija en formaciones de escasa originalidad pero innegable entrega y energía, es sin embargo poco propicia a compartir sus tesoros con el resto del universo. Tanto así que, cuando alguna formación logra saltar la aparentemente infranqueable barrera del océano, lo hace de manera arrolladora, si no en cuanto a repercusión mediática, al menos sí en cuanto a vocación de dejar bien alto el pabellón. Ruidosos, demoledores, visulamente impactantes, BugGirl no han inventado la pólvora, pero han mezclado a concienccia todo tipo de explosivos conocidos para crear un sonido propio y reconocible, al que se añade el mérito de organizar el mismo escándalo que un combo tradicional siendo sólo dos.
He aquí el verdadero leitmotiv de los hermanos Amber y Clinno BugGirl: la exhibición de una brutalidad y agresividad que oscilan permanentemente entre el Punk más gamberro y un Metal absolutamente clásico, de la mano de dos únicas personas. Así, merced a una única guitarra, bien es cierto que muy alejada del virtuosismo, pero efectiva en cuanto a su vocación de muro sónico, a una demente batería y, sobre todo, a la fantástica voz de Amber, este combo ha sabido diferenciarse de otros miles que han buscado el mismo camino. Es cierto que en ocasiones se echaría de menos la presencia de un bajo o de una segunda guitarra que aliviaran la tarea de la instrumentista, sin embargo también es cierto que, de hacerlo así, perderían una de sus más impactantes señas de identidad.
Todo ello quedó bien patente en su actuación en la sala Gruta 77 de Madrid el pasado día 18; ante un público escaso, en su mayoría seguidores de los madrileños 5 Cobras que abrieron en esta ocasión y por segunda vez para los australianos, saltaron a escena con ánimo de revalidar el éxito que cosecharon en su anterior visita y ante aún menos gente, pero que produjo un notable efecto boca-oreja. Con peor suerte esta vez: los constantes fallos técnicos, una cierta debilidad en la habitualmente potente voz de Amber y el más que palpable malestar que todo ello producía en la australiana deslucieron en cierta medida un concierto que, sin embargo, supo proporcionar la sificiente dosis de energía y diversión.
Pese a todos los contratiempos, pildorazos como ´Rock n´Roll Hell´, ‘Hot Tonite‘ o la gamberra ‘Hungry as Hell‘ sirvieron para calentar la velada más allá de la visible preocupación de la australiana, más concentrada en comprobar que todo el maltrecho equipo funcionaba correctamente que en proporcionar el espectáculo que se esperaba. Un calor el del público que fue recompensado con la siempre efectiva versión del ‘(You Gotta) Fight For Your Right (To Party)‘ de Beasty Boys a modo de único bis, tras el cual los hermanos huyeron de un escenario que se les estaba haciendo demasiado cuesta arriba. Final agridulce para una velada que pudo ser mejor.
Texto y fotos: Almudena Eced