El sexteto tricantino se encuentra en plena gira de presentación de La Deriva (su tercer álbum, publicado en abril) con más de 20 fechas y las entradas agotadas desde hace meses, en la mayoría de los casos. La próxima semana pasarán tres noches en La Riviera de Madrid, donde tienen cerradas otras dos fechas en junio, con todo el papel vendido. Sobre la confianza ciega de sus seguidores, la aventura que está siendo Vetusta Morla y su nuevo sonido hablamos por con el guitarrista Juanma Latorre.
Ante una gira maratoniana y con varios festivales a la vista en verano (BBK, Cruïlla, Dcode, etc), no estabais del todo desentrenados porque habíais estado actuando por México, aunque no con las nuevas canciones. ¿Cómo fueron los ensayos?
Tuvimos que hacer un trabajo de adaptación del repertorio, incluyendo las nuevas canciones, y la verdad es que fue más difícil que en otras ocasiones. Normalmente, las canciones de los anteriores discos hacían buenas migas entre sí, pero resulta que La Deriva, como tiene un carácter sónico diferente, no encajaba. Tuvimos que hacer una labor de reinterpretación de algunos temas que ya veníamos tocando hasta que, digamos, casaran bien en un repertorio completo que tuviera sentido.
Hace unos meses, ni siquiera se conocía el single, y ya habíais agotado entradas para varios conciertos. ¿Qué se siente? Vuestros seguidores confían ciegamente en vosotros.
Mucho orgullo, es una maravilla. Y por otro lado, un poco de responsabilidad, porque pensábamos, “Y si luego no les gusta el disco, ¿qué hacemos?” (risas). Así que es responsabilidad en el buen sentido, de hacer bien las cosas. Esta gente ha confiado en nosotros, tenemos que ofrecerles lo mejor de nosotros mismos durante las dos horas que dura el concierto.
Es el segundo disco que grabáis a un ritmo normal, tres años. Y con varios proyectos de por medio: gira, concierto con la OSRM, la banda sonora del videojuego Los Ríos de Alice… ¿Ya os habéis habituado al ritmo?
Sí, la verdad es que más o menos ya nos hemos habituado a esos ciclos. Sacas disco, estás unos dos años de gira y luego un año para hacer el disco y grabar. Es un buen esquema, para mí. Quizá sería deseable sacar discos más de seguido. A título totalmente personal, creo que al sacar discos cada tres años se te escapan ideas entre medias, aunque la dinámica de las giras no te permite hacerlo de otra manera. No somos una banda capaz de componer mientras estamos de gira, y no te pones a ello hasta que acabas. Y si dura dos años, porque es lo que demanda el público, y es de donde nosotros sacamos nuestros ingresos principalmente, pues los ciclos quedan así. Está muy bien.
Pero ha habido temas que surgieron en plena gira de Mapas (2011), ¿no es así?
En realidad fueron cuatro, pero no es que salieran, sino que estaban compuestas desde antes, y durante la gira de Mapas hicimos un pequeño parón para terminarlas y grabarlas. Y pudimos meternos en el estudio para hacerlo precisamente porque hicimos ese parón. La gira es una actividad es muy absorbente, tu cabeza está en modo gira y tu cabeza no atiende a otras razones.
Sería una obviedad decir que el título del disco describe un poco la situación del país…
Describe más cosas, pero sí, esa es una de ellas. A nosotros nos interesaba la deriva como concepto general, precisamente porque es muy polisémico. La sensación de estar sin rumbo, de estar a merced de unas fuerzas que no comprendes o no conoces. Normalmente alguien se encuentra ahí después de un naufragio. Nos interesaba esa situación, y luego trasladar esa sensación a distintos escenarios: personales, emocionales, y por supuesto también sociales. Tenemos amigos y familiares a quienes les ha golpeado la situación que vive España, y como ciudadanos y seres humanos, hay muchas cosas que nos duelen, y a diferencia de otras ocasiones, lo social, la realidad más política y más cruda se ha colado en nuestras vidas. Por lo tanto, también hemos hablado de eso en el disco.
Siempre habéis sido más de hechos, de apoyar causas, más que de incluir mensajes en vuestras canciones, pero con “Golpe Maestro” está claro que habéis decidido lanzaros.
Hay varias que hablan de ello, pero efectivamente esa es la más directa. Y tienes razón, nosotros éramos de actuar como hacen tantos ciudadanos, con nuestra conciencia, en los lugares que estimábamos que podíamos echar una mano, y ahora además lo hemos trasladado a nuestra música. Como te decía, todo este asunto se ha colado en nuestras vidas, nos ha generado sentimientos de una forma personal, porque, al final, incluso “Golpe Maestro” en realidad sigue siendo una canción personal. No es un análisis político, una arenga o un mitin, sino una descripción de cómo nos sentimos ante la situación, porque nosotros seguimos hablando de emociones e historias personales.
En vuestro anterior disco, había unos mapas a seguir. Ahora os encontráis a la deriva, aunque cantáis que hay esperanza…
Sí, creo que La Deriva es más optimista que Mapas, que no es pesimista, es un disco de viaje, de movimiento estudiado desde dentro o desde fuera, cuando lo estás viviendo o cuando ya lo estás recordando. La Deriva te pone en esta situación que también es de movimiento, pero no lo controlas tú, y quizás esas fuerzas te están llevando a algo mejor.
Musicalmente, también ha habido un cambio. Las guitarras tienen mayor protagonismo, hay menos capas… ¿Cómo llegasteis a esto? ¿Cuándo os disteis cuenta de que os gustaba este camino?
Es un proceso en el que te vas dando cuenta, también provocado por las circunstancias, que eran que nosotros teníamos muy poco tiempo para hacer el disco. Estuvimos pensando cómo podíamos transformar esa urgencia que teníamos, que en principio es algo negativo, sobre todo para una cuestión artística, en algo positivo, en una herramienta de creación y de comunicación. Una de las cosas que se hizo fue ir al grano para poder hacer las cosas más rápido, y desde el punto de vista del sonido se tradujo en que este es más directo y más crudo, tiene menos envolturas, la batería y el bajo tienen más importancia, ya que, al fin y al cabo, son los instrumentos que establecen el punto de partida. Entonces, si estos elementos ya tienen un sonido muy propio, en realidad a veces no te hace falta añadir mucho más. Así nuestro punto de partida era muy avanzado, porque tienen un carácter sonoro que sostiene bastante la canción. Le fuimos cogiendo el gusto, y fueron llegando las letras, y vimos que lo que contaban y el lenguaje con el que lo contaban conectaban mucho con esta forma de construir el sonido, y todo encajó. Yo personalmente estoy muy contento porque conseguimos hacer lo que queríamos.
Se dice que el tercer disco es el de la consagración. Con estos cambios, la exploración de nuevos caminos y todo el que habéis recorrido hasta ahora, ¿sentís que es así? ¿habéis tomado el timón de la deriva?
(Risas) No lo sé, desde el punto de vista artístico no sabría decirte. Creo que cuando llegue el momento de hacer el próximo nuestras circunstancias serán otras y es posible que queramos expresarnos de otra forma y hacer otras cosas distintas. No digo distintas de que seamos muy originales, sino distintas para nosotros, cuando aspiras a hacer cosas que no has hecho. Y desde el punto de vista profesional, nosotros muy nuevos en esto, y en cuanto a tener una posición dentro del panorama musical, yo sí que noto que nos hemos asentado, en el buen sentido, que nos hemos hecho fuertes con este álbum, toda la gira y lo que va a venir.
Letras en transparencias, postales… Desde el primer disco demostrasteis que cuidáis todos los detalles del envoltorio. Háblame del de La Deriva.
Es una especie de libro cerrado con una faja transparente, muy bonito, y la portada es una composición hecha a partir de una fotografía de Georges Demeny. Corresponde a una época en la que se empezó a fotografiar la descomposición del movimiento, cuando se inventó la cronofotografía. Consistía en colocar un montón de cámaras a lo largo de una línea para captar, en este caso, la carrera de un maestro de educación física. Nos parecía apropiado para el tema del disco, porque hay un momento de ese movimiento en el que nosotros le dimos la vuelta a uno de los personajes, que en realidad son todos el mismo. Ahí comienza la deriva. Hay un movimiento inesperado, lo previsible se da la vuelta, un rumbo que además parece inamovible, y más en una carrera, pero sucede.
En los 10 años previos a la publicación de Un día en el mundo (2008), ¿en algún momento os imaginasteis que ibais a llegar a este punto en el que estáis ahora?
Ni por un momento. De hecho, seguimos flipando cada día con lo que esta pasando. Esto ya lo decíamos el año pasado y el anterior y el anterior, y sonriendo: yo no sé dónde va a ir esto de Vetusta, porque nos parece que ya no puede ser más maravilloso, y va a mejor todavía. Está siendo la aventura de nuestras vidas, la que recordaremos siempre. Y por ahora sigue su curso y crucemos los dedos para que dure muchos años. Es asombroso, no sabemos ni nosotros cómo nos hemos metido aquí.
Los acontecimientos inesperados de los que hablabas.
Sí, en algún momento nuestro corredor se dio la vuelta para bien.
Próximas fechas
23 de mayo – Sala París 15, Málaga
24 de mayo – Palacio de Congresos, Granada ENTRADAS AGOTADAS
29 de mayo – La Riviera, Madrid ENTRADAS AGOTADAS
30 de mayo – La Riviera, Madrid ENTRADAS AGOTADAS
31 de mayo – La Riviera, Madrid ENTRADAS AGOTADAS
5 de junio – Tres Sesenta Festival, Pamplona
6 de junio – Teatro de las Esquinas, Zaragoza ENTRADAS AGOTADAS
Todas las fechas y entradas a la venta en taquilla10.
Texto: Beatriz H. Viloria Fotos promocionales: Jerónimo Álvarez