Benidorm, siempre revolucionada, golpes de calor y humedad, anuncios de viejas glorias desde María Jesús y su acordeón hasta Alaska y su marido, bustos de Julio Iglesias y un posible atropello en cada paso de cebra. Si no fuera por el Low Festival casi ninguno de los asistentes visitaría la ciudad motu proprio, pero un año más la llamada de la música y la fiesta acercó a las playas alicantinas a más de 25.000 personas. Durante tres días más de 100 artistas repartidos en 7 escenarios, mucho que ver y bastante que perderse, dados los inevitables solapamientos.
Inicio trepidante con The Hives, que han conseguido llevar al gran público el rock escandinavo garajero de Hellacopters, diversión y gamberrismo entre riffs y estribillos, un chute de adrenalina para empezar. Vetusta Morla agotan adjetivos, la única banda española que aúna calidad con convocatoria y que gusta a todo tipo de melómanos, cada uno de sus conciertos es un evento histórico que se contará a los nietos. Iván Ferreiro y sus canciones intimistas no terminan de funcionar en el formato festival, puede que el año que viene haya retorno pirata y entonces se sacará la espinita de forma inapelable. Belako funcionan tan bien en disco como en directo, quieren ser los Pixies y lo consiguen a ratos, con algunos toques adicionales post punk, todo muy en la línea de El Columpio Asesino, a los vascos les falta un single arrebatador, cosa que los navarros han alcanzado de sobra con Toro.
Segunda día y anuncio de sold out, todo el aforo completo para disfrutar del día grande del festival. The Horrors, pues eso mismo, son más conocidos por sus escándalos que por su música, y si siguen eligiendo repertorios tan flojos la cosa no va a cambiar. Massive Attack obligaron al resto de escenarios a guardar silencio durante su actuación, esto provocó que empezara tarde, que tocasen menos y que el resto del día acabase trastocado. La propuesta de los ingleses se puede circunscribir a un estadio, pero gana si se está sentado, 75 minutos de temas míticos donde por instantes se pudo notar la magia de la intimidad rodeados de decenas de miles de personas.
Editors han encontrado la fórmula y, como ya comentamos el año pasado, sus cambios bipolares entre oscuridad y ritmos bailables son perfectos para la masa de un festival, no son el mejor grupo del mundo pero no se le puede poner peros a una actuación convincente. Corizonas comenzaron con mal sonido y ni siquiera les dejaron terminar por coincidir en horario con Massive Attack. Sean Frutos de Second, formación que el año que viene ya debería pisar escenario grande, reivindicó el papel de los grupos nacionales dado el ataque masivo de comportamiento infantiloide que no pudo deslucir su excelente actuación. Otros con horario y sensaciones descolocadas fueron Pájaro, tiempo para la tranquilidad entre canciones reposadas de ambientes western, folk y blues.
Baño de masas absoluto en el último día para Izal y Love Of Lesbian, creando dos karaokes para miles de personas. Los primeros han encontrado un nicho de mercado entre el indie y la canción de autor, no dudamos que en breve aparecerán más grupos al acecho. Los lesbianos no tienen que hacer nada para volver loco al público, son ciertamente resultones y con un hit como John Boy en la butxaca han podido, y podrán en el futuro, esquivar discos discretos. El plato foráneo principal fueron Kaiser Chiefs, hooliganismo contenido, por mucho movimiento que haga el cantante Ricky Wilson no parece ni peligroso ni alborotador, la calidad de sus trabajos ha ido de más a menos, ya que han pasado de ser los próximos Who a contentarse con una serie de lanzamientos con más producción que canciones, eso sí, un super single eficaz por disco no se lo quita nadie, y 70 minutos de este tipo de temas hacen dar saltos al más timorato.
En un año con posiblemente los peores carteles en mucho tiempo -recuerden que fiscalmente no son eventos turísticos, sino de lujo-, los grandes festivales como el BBK o este Low Festival han cerrado con gran éxito de público, hecho que refrenda que la música es de lo de menos, el consumidor toma el continente por el contenido y una buena organización y ambiente son suficientes para apuntarse a la cita estival. En estos aspectos el Low es sobresaliente, con suficiente espacio para el tránsito entre escenarios, cómodas zonas de esparcimiento, nuevos y cómodos medios de pago con la pulsera paypal y diferentes actividades en cada rincón del recinto.