Las fiestas patronales de la localidad madrileña de San Sebastián de los Reyes, además de una noche de rock (con Barón Rojo, Reincidentes, El Drogas, Gatillazo), de otra con Leiva (teloneado por Sidercars y por Los Zigarros) y del regreso de Duncan Dhu, también nos trajeron el esperado MAD Indie Summer, un festival formado por cuatro bandas que, para durar una sola noche, poco tiene que envidiar a otros festivales que tienen lugar en el panorama nacional durante el verano.
El escenario fue inaugurado por Lamprologus, ganadores del concurso de bandas del festival. Sonaron fuertes, decididos, como si fuesen cabeza de cartel, con la seguridad de los que llevan ya muchos años recorriendo los escenarios. La joven banda, procedente del mismo San Sebastián de los Reyes, fue el comienzo perfecto para esa noche.
Les siguieron Lori Meyers, que cantaron gran parte de los temas de su último álbum, Impronta (2013), intercalándolos con canciones de discos anteriores, como Tokio ya no nos quiere, Religión y la conocidísima y coreable Luces de neón. De entre las canciones de su último disco, habría que destacar Planilandia, Emborracharme (quizá el momento en el que el público enloqueció en mayor medida, cantando, bailando y brindando con el grupo granadino) y El tiempo pasará (en la que la voz de Noni se unió a la de la dulce —valga la redundancia— Annie B Sweet).
Se despidieron por primera vez con Alta fidelidad, haciendo corear a todo el mundo su famoso “Todo esto es culpa de la gente”. Pero volvieron a salir al escenario para hacer un pequeño homenaje a su Viaje de estudios, el álbum con el que debutó la banda hace ya diez años.
Por último, se despidieron con dos de sus canciones más famosas: ¿Aha han vuelto? y Mi realidad, que dejan claro que el grupo, además de música, ofrece un buen rato y unas cuantas historias para olvidarse de los problemas del día a día; como emborracharse y sin resaca.
El festival continuó dando paso a Love of Lesbian, que pasaron por el escenario del municipio madrileño como parte de su gira “El poder de la tijera”, que, como ellos mismos aclaran, sirve para cortar malos rollos y tensiones, muy distinta de esa otra tijera que estamos acostumbrados a asociar con los recortes en servicios sociales por parte del gobierno actual.
El grupo se olvida de las típicas canciones de su maravilloso 1999, para seleccionar de ese álbum las no tan conocidas Algunas plantas y Ectoplasta, aunque siempre hay un hueco para hacer que los asistentes se emocionen con Club de fans de John Boy. También recuperan canciones anteriores como Noches reversibles, Te hiero mucho o Me amo, en la que hacen un pequeño guiño a Raphael, que tras arrasar en el Sonorama podría haber tenido también un puesto de honor en este MAD Indie Festival.
Pero el grupo catalán se centra más en los temas de La noche eterna. Los días no vividos y de su último trabajo: un pequeño EP titulado Nouvelle Cuisine Caníbal, con letras tan surrealistas como las de sus trabajos anteriores.
Tras un directo inmejorable de principio a fin, se dio paso a La M.O.D.A. (La Maravillosa Orquesta Del Alcohol), que a pesar de empezar a tocar a las tres de la madrugada tuvo un público totalmente entregado. Mientras que muchas personas se marchaban a su casa por el cansancio y el desconocimiento de la última banda del festival, otros se acercaban al escenario empujados por el ansia de ver a este sexteto burgalés.
El grupo canta también canciones en inglés, pero su último trabajo, ¿Quién nos va a salvar?, está grabado en castellano. Canciones como Los hijos de Johnny Cash, Amoxicilina, Nómadas, Gasoline o la que da nombre al álbum suenan como himnos, como llamadas a su generación, emotivos y con un sonido que está entre lo desgarrado (quizá por la voz y las influencias del rock clásico) y alegre (supongo que por el sonido del banjo y el acordeón). La M.O.D.A. no son una banda de rock, ni de folk, ni de country; son una mezcla de todo eso con un sonido totalmente personal. No hay más que ver cómo enganchó al público de San Sebastián de los Reyes, que pasadas las cuatro de la madrugada seguía bailando, coreando y festejando todas y cada una de las canciones de la banda, sin excepción. Un fin de fiesta insuperable para esta primera edición del MAD Indie Festival.