La trayectoria de Antimatter nunca ha sido un camino luminoso, ni siquiera con algún destello de esperanza. Sus trabajos siempre han destacado por su profunda melancolía, sus melodías tristes y sus letras casi dolorosas. Pues bien, desde que Duncan Patterson dejó la banda en 2005 ha quedado más que patente que el lado más oscuro de la banda provenía de Mick Moss, porque desde entonces la cosa no ha hecho más que oscurecerse aún más.
The Judas Table no va a ser una excepción. Black Eyed Man ya da comienzo de una forma que nos obliga prácticamente a postergar la escucha hasta una tarde lluviosa por aquello de no amargarnos un día soleado. La cuestión es que Moss, que ha mantenido siempre un frío atroz sus composiciones, parece haber llegado a un punto en cada vez le hacen menos falta los arreglos. El esqueleto armónico de temas Killer, Little Piggy o Can of Worms hace que muchas de las canciones de su disco anterior nos resulten sobreproducidas.
No es un trabajo para escuchar de continuo o, al menos, no para quienes sigan ejerciendo ese saludable hábito de escuchar música sin hacer otra cosa al mismo tiempo. The Judas Table es depresivo, trágico y contiene algunas de las mejores composiciones que Mick Moss ha hecho en su vida. Eso sí, si esto es un reflejo de su vida personal le compadezco.
Texto: Juan Manuel Vilches