JOSÉ: Ha estado bien. Siempre esperas más, tienes unas metas, pero lo hemos podido presentar fuera de Madrid, que es donde más trabas encuentras cuando estás empezando. Nos ha servido para crecer como grupo y como músicos, estamos contentos en ese sentido con el resultado.
CARLOS: Es el primer disco profesional que tenemos. La acogida ha sido la adecuada para empezar a presentar que hay un grupo que se llama Beluga. No tenemos mayores aspiraciones que la de que empiece a sonar un poco el nombre, sabemos que podemos hacer mucho más que esto, que todavía se puede hacer mejor.
JOSÉ: Es un paso más en la carrera de un grupo, básicamente.
¿Cómo fue trabajar con Manuel Cabezalí en la producción?
LUCAS: La producción fue casi lo que más hemos valorado y disfrutado. Fue aprender y aprender cada día. Era increíble, aprender tanto en la preproducción antes del disco como en el estudio. Aprender también cómo funciona y cómo es el proceso de crear una carta de presentación, que es lo que es un disco al final, con dos tíos que son profesionales, con Dany Richter, de El Lado Izquierdo, y de Manuel Cabezalí.
CARLOS: Que además son un encanto, son la hostia, buenas personas.
¿Y cómo llegasteis a trabajar con ellos?
LUCAS: Empezamos como fans. Yo era muy fan y nos lo propusimos un día.
JOSÉ: Y además ellos ensayan a dos locales de donde nosotros ensayamos. Teníamos la maqueta, se lo planteamos, les gustó el proyecto y fuimos para delante con él.
Habéis ganado algunos concursos durante este tiempo, ¿cómo veis esto? ¿Os da fuerzas para seguir o no lo valoráis tanto como otras cosas?
CARLOS: Nos ha servido mucho.
JOSÉ: El certamen que ganamos de San Blas fue justo en un momento difícil de la banda, se nos había ido un miembro, y estas cosas siempre te empujan.
¿Y cómo es la composición en Beluga?
LUCAS: Los que componíamos traíamos algo hecho, bastante acabado; Carlos se encargaba de las letras, Jose y yo de la música. Traíamos una canción prácticamente hecha y luego ya le dábamos forma. Ahora es un proceso mucho más lento, llegamos al local y nos ponemos a improvisar, vemos por dónde van los tiros y a partir de ahí creamos, sumamos, muy grupal todo.
CARLOS: No está el cantautor que trae una canción cerrada, intentamos que sea una comuna.
JOSÉ: También en el estilo. Es mucho más lento porque tienes que trabajar el sonido, son muchas horas de local, hay que conocerse, si se te va algún miembro es una putada porque tienes que conocer a otro nuevo… Pero, al final, nosotros nos identificamos más con ese resultado.
Vuestro estilo es muy personal, reconocible y poco habitual en España. Supongo que es la suma de las distintas influencias que tenéis, ¿cuáles son algunas de ellas?
LUCAS: Podríamos empezar con Havalina, por ejemplo, que es un grupo que nos ha guiado bastante. También Kings of Leon, otro grupo en el que veíamos sobre todo tratamientos de la voz, melodías que hace Carlos.
JOSÉ: Son influencias muy naturales, de nuestra experiencia. No nos proponemos “vamos a hacer esto”. Es música con la que hemos crecido. Por ejemplo, yo voy escuchando The Mars Volta.
LUCAS: Sí, The Mars Volta, Queens of The Stone Age… estamos un poco ahí, en el mundo del post-rock.
CARLOS: Luego también te encuentras una canción un poco más melódica, más popera.
LUCAS: Es una suma de todo lo que escuchamos, una suma que aún no está cerrada.
CARLOS: Beluga no puede decir que tiene un sonido, estamos trabajando en ello aún.
En cuanto a las letras, llama la atención que muchas de ellas son cíclicas, se repiten algunas partes, recuerdan a la poesía popular, ¿es pretendido?
CARLOS: Las letras, realmente, no tiene un gran trasfondo. Todas giran en torno de lo mismo: el amor. Es un patrón que se repite, no ya entre tíos y tías, ni entre tíos y tíos, ni entre tías y tías, sino en cuanto al amor en sí, las relaciones, las idas y venidas. Salvo alguna que otra canción, como El páramo, que habla desde una individualidad, una soledad… Esa es la única que tiene un trasfondo un poco distinto.
LUCAS: Yo creo, aunque luego al final a cada persona le suponen una cosa, que las letras que tenemos en Beluga hablan más de la aceptación de las sensaciones humanas sean las que sean, sea odia, sea rabia, sea amor, sean celos.
CARLOS: Hay un punto visceral ahí.
LUCAS: Es muy individualista, dice “siento esto, lo expreso, es lo que hay y me da igual que tú digas que está bien o está mal”. Por ejemplo, esa canción, El páramo, es una canción que habla de eso, es sobre una persona que va caminando y aceptando su soledad, sus miedos. Yo creo que la temática va por ahí.
JOSÉ: También hay un punto de abstracción, aunque no sea lo más abstracto del mundo, pero tampoco lo más directo. Hay un punto de libre interpretación por parte del que lo escucha.
CARLOS: De la canción de Mis demonios, que tiene un mensaje aparentemente muy claro, me ha llegado un montón de interpretaciones diferentes.
JOSÉ: Creo que es algo que en parte buscamos y que nos gusta, no queremos darlo todo hecho.
CARLOS: Igualmente es un punto a trabajar el de las letras, creo que debe haber una mayor elaboración, intentar huir del melón con jamón [risas].
¿Y las letras no las trabajáis conjuntamente?
CARLOS: Yo llevo el groso, pero ellos siempre aportan también.
JOSÉ: Era más fácil y productivo para todos así, al final él es el que las tiene que cantar y que sentir para interpretarlas en directo y cuando grabamos. Y además lo hace muy bien, así que le dimos esa responsabilidad.
Recordáis a grupos latinoamericanos, como a los argentinos Soda Stereo, ¿hay influencias por ese lado?
JOSÉ: A mí lo habían dicho, pero tampoco tengo tanto conocimiento de ese tipo de música. En mi caso no es una influencia directa.
CARLOS: A mí Soda Steéreo me gusta mucho, pero a mí, al contrario que a José, nunca me habían sacado nunca este planteamiento.
Este sábado día 21 vais a tocar en Siroco, ¿cómo va a ser este concierto?
JOSÉ: Nosotros preparamos cada concierto de manera muy individual, cada show nos gusta trabajarlo de un modo diferente, por nosotros y por la gente que viene a vernos. Cada vez nos conocemos más unos miembros de la banda a otros, dejamos espacios abiertos a la improvisación, metemos partes instrumentales, se modifican las canciones. Nos gusta jugar con eso, que las canciones estén vivas, no tocarlas igual que en el disco.
Vais a lanzar un videoclip esta semana, ¿de qué canción va a ser?
JOSÉ: Se estrena esta semana. El videoclip será de Mis demonios, el segundo single. Tuvimos el placer de contar con Nieve de Medina, que lo va a protagonizar. Va a estar bien.
CARLOS: Lleva un gran equipo de profesionales. Va a estar de puta madre, no lo digo porque seamos nosotros, en serio.
¿Tenéis nuevas composiciones? ¿Pensáis grabar algo nuevo próximamente?
JOSÉ: Estamos en ello, la idea es seguir componiendo.
LUCAS: Ahora estamos con Búmeran. Grabar otra vez es algo que aún está lejano.
Además de tocar en la capital, también habéis recorrido con Búmeran otras ciudades de España, ¿cómo ha sido la acogida de vuestra música allí?
LUCAS: Salir de tu ciudad siempre es jugártela, jugártela en todos los sentidos: en dinero, en gente, en emociones, puedes llevarte un chascazo increíble. Nosotros hemos tenido ciudades que mejor, ciudades que peor, ha habido de todo. Pero creo que es algo muy necesario, las bandas si se acomodan en su ciudad…. A lo mejor en tu ciudad llenas una sala, pero eso no es. Tienes que moverte, hacer que otra gente te vea, ver la realidad de dónde estás, es importante saber dónde estás.
CARLOS: Sobre todo porque en el momento que coges el coche para irte de Madrid sabes que nadie conoce Beluga, ni Dios. Vas sabiendo que te van a decapitar. De repente alguna ciudad te sorprende porque hay 40 personas, pero en otras de repente hay ocho. Pero lo importante es defenderlo a saco, haya ocho o 40.
¿Cómo veis el panorama actual?
CARLOS: Veníamos justo hablando de eso, lo vemos bastante nefasto. No quiero dar una visión de esto pesimista. A la vista está que hay grupos que suenan que te cagas y lo están petando, hay un merecimiento, no está el factor suerte. Pero luego hay un lado muy cómico que forma parte de este país. Por ejemplo, Ylenia, que la lleva Warner.
LUCAS: Creo que hay dos mundos. La gente se suele lanzar a decir que esto es un infierno y yo creo que hay que distinguir entre dos cosas: hay un panorama musical de Kikos e Ylenias y luego está la música underground, donde hay mucha calidad musical. Creo que en el territorio nacional hay muchos grupos increíbles y creo que la gente se lo curra y que hay mucho interés por parte de los grupos por salir adelante.
JOSÉ: Yo creo que el mayor problema que hay es que no hay un público, no hay interés por la música que no es conocida.
¿Alguna vez os habéis encontrado con bandas emergentes que os hayan influenciado en vuestra manera de entender la música? ¿Creéis que os influenciáis unos a otros dentro de la misma generación?
JOSÉ: Claro. Como te mueves en este mundo musical conoces a un montón de gente, incluso a los que están empezando. Con algunas bandas hemos tenido incluso el placer de compartir escenario, es una de las mejores cosas de estar en esto. Por ejemplo, en Santander estuvimos tocando con Memorandum, tienen sólo un EP, pero a mí me encantan. También Mirza Zaza, de Benidorm.
Carlos, además de ser vocalista en Beluga, te dedicas al teatro y ahora mismo estás en una compañía de danza contemporánea, ¿cómo crees que influye esto en la banda?
CARLOS: En el vivo. Hay un punto donde yo no tengo instrumento. Y no valgo para estarme quieto, así que he montado mi propia performance.
LUCAS: Si te acercas a un concierto de Beluga, verás lo curioso que es, es algo muy visceral, algo que nace de él. Es una aplicación buena de la danza, de lo que le sale, al concierto.
CARLOS: También hay un punto de necesidad de hacer eso.
LUCAS: Es algo que tampoco se ve habitualmente en los grupos patrios, una seña de identidad de Carlos en particular y de Beluga en general.
Texto: Ana Martínez Bautista
Fotografías: Daniel Cottolengo