Un año más decidimos zarpar por quinta vez a la 26ª edición del Groezrock, ese festival de Meerhout (Bélgica) al que acudimos todas las primaveras tanto punks como hardcoretas a finales de abril, para ver a muchos de los grupos de nuestras vidas, pues con semejantes line-ups, año tras año, es fácil que siempre haya alguna banda que nos toca especialmente la fibra.
Siendo sinceros, este año no contábamos con nuestra asistencia al 100% debido a las primeras confirmaciones que anunciaron únicamente a bandas de metal como Parkway Drive y Deftones. Por suerte, la cosa cambió y al metaleo le siguieron grupazos como Choking Victim, Cock Sparrer, Pennywise, Bouncing Souls, Petrol Girls y un largo etcétera.
Como siempre, el día anterior al festival se hace una pre-fiesta en el propio recinto donde se puede empezar a disfrutar del ambiente con fiestas de música punk y rock además de conciertos en un pueblecito vecino. Para nosotros, la jarana comenzó el primer día del festival, el sábado 29 de abril a primera hora de la mañana con el punk crust belga de una banda que nos encanta: Cocaine Piss, derroche de energía y voz, letras breves y concisas con una actitud súper auténtica por parte de la cantante.
Tras estos, la fiesta continuó con Swingin’ Utters. Ya teníamos ganas de verles en directo, más aún después de que éstos cancelasen su fecha que tanto esperábamos este año en Madrid. Cumplieron las altas expectativas dejándonos un buen sabor de boca gracias a un certero setlist que no nos hizo parar de brincar. The Menzingers era una de las bandas que más esperábamos tras quedar contentos con su directo en el mismo Groezrock, allá por 2014. Pues bien, este año se han superado con creces y nos volvió a explotar la cabeza con temorrios como “I Don’t Wanna Be An Asshole Anymore“, además de “Telling Lies” de su último discazo ‘After the Party‘.
La guinda del día se la llevaron sin duda alguna nuestras amadas Petrol Girls: hardcore punk feminista desde UK a las cuales teníamos muchísimas ganas de ver en directo. El setlist fue impecable y su “Touch me again” hizo que, especialmente las chicas, nos uniéramos a corear a grito pelado su reivindicativa letra feminista. Desde entonces, Ren Alridge se ha convertido en nuestra role model por excelencia.
A Strike Anywhere les teníamos la pista perdida desde hace mucho tiempo, pero aún así nos animamos a verles por curiosidad y nos habríamos quedado igual si hubiéramos echado el rato tomando unas cañas fuera. Eso sí, la decepción del día nos la llevamos con quien nunca lo hubiéramos imaginado: Bouncing Souls. No sabemos si Greg Attonito venía de resaca o si le había picado la mosca tse-tse, pero dio un directo muy flojo mientras el resto de la banda intentaba darlo todo al 200%. Aún así, no lograron compensar su apatía. Un setlist maravilloso, pero muy mal aprovechado y por lo tanto apenas disfrutable. Aún así, como fieles amantes de ellos que somos, sabemos que si vuelven cerquita de casa, iremos a donde haga falta, aunque toque volver llorando.
De ahí, fuimos directos al escenario principal para presenciar el pifostio que tenían montado Anti-Flag, tan divertidos y enérgicos como siempre, con sus sermones políticos míticos y un setlist que nos mandó de una patada a nuestra rebelde adolescencia para corear con el puño en alto esos temazos que siempre nos sacan una sonrisa: “One Trillion Dolars”, “The Press Corpse”, “Drink Drank Drunk”, “Die for your Government”, “This is the End”, “Fuck Police Brutality”… nos dejaron rotos de cansancio y empapados de sudor, pero muy felices tras la batalla. Con ellos acabaron los conciertos para nosotros, pero no la fiesta. De ahí fuimos a las carpas donde dos simpáticos dj´s pincharon una buena ristra de himnos de punk rock noventero que terminaron de pulverizarnos hasta el albor del amanecer.
Teníamos muchas ganas de este día domingo 30 de abril, y lo empezamos a las dos de la tarde con los míticos Belvedere. Nunca les habíamos visto en directo y nos arrepentimos de no haberlo hecho antes cuando tuvimos oportunidad en el Resurrection Fest de 2013. Tras ellos, fuimos a recargar las pilas (y los móviles) al puesto de merch y vinilos de nuestro amigo Fon de La Agonía de Vivir, punto de encuentro que teníamos varios acólitos, entre los cuales se encontraba nuestra querida Sima de Not On Tour, en esta ocasión como público y no como banda. Un par de birras más tarde llegó la hora de ir a coger sitio al Monster Stage para gozarlo con la actuación más esperada: Chocking Victim. Su líder Stza no pudo aparecer con más clase y estilo: trajeado como si de una boda se tratase, luciendo también sus tatuajes y cicatrices de un pasado de drogas. Su voz y directo fueron tan impecables que parecía un playback. El setlist también fue brillante y, desde el primer segundo, no paramos de volvernos locos gracias a canciones como “500 Chanels“, “Fucked Reality“, “Suicide“, “In my Grave” o “Crack Rocksteady“.
Sin tiempo para el descanso, los conciertos se sucedieron sin tregua: Undeclinable Ambuscade, el mejor descubrimiento (tardío, sí) hasta la fecha; Cock Sparrer, una ejecución increíble, como viene siendo habitual, aunque la cuya palabra que mejor les define es autenticidad. Son y serán siempre nuestros ídolos por la actitud que tienen a su edad (precisamente la que le hizo falta a Greg Attonito siendo 20 años más joven), su positivismo y energía sobre el escenario y los himnos que se marcan de forma impecable día sí y día también.
A H20 no nos los perdimos porque siempre es es un placer verles en directo, aunque no nos maravillen en exceso. Desde luego no como lo hacen Pennywise, quienes les hicieron el relevo en un Monster Energy Stage repleto de gente de todas las edades que coreó sus temas más míticos, que todo buen punk rocker ha de conocer como si del padrenuestro se tratase: “Pennywise”, “Fuck Authority”, “Society” o “Bro Hym”.
Acto seguido, fuimos a morir con Gorilla Biscuits, otros fenómenos de la quinta de Cock Sparrer, para los que solo tenemos buenas palabras y mucha admiración. De nuevo, nos hicieron ponernos nostálgicos otra vez mandándonos de un plumazo a la época en la que descubrimos el hardcore gracias a temas como “Start Today” o “One Direction“, además de la acertadísima versión de la canción homónima de Minor Threat, que casi nos arranca una lagrimica. Decidimos que ese era el broche perfecto antes de ir a fenecer bailando a las carpas, mientras pensábamos en lo especial que había sido el Groezrock de este año, lleno de descubrimientos, bonitos reencuentros y un quizá excesivo control policial. Lo que es seguro es que volverán a contar con nuestra presencia el año que viene. Sea como sea, sigue siendo nuestro festival, en las duras y en las maduras.