Musicopolis lleva varios años cubriendo uno de los festivales de música más importantes de europa, el festival de Roskilde. En nuestra última visita el pasado junio la organización nos brindó un paseo por el recinto para conocer, de primera mano, el funcionamiento interno del festival, donde recabamos muchos datos y anécdotas: por ejemplo, sólamente el escenario Pavilion (de los más pequeños) requiere de 260 voluntarios para su funcionamiento.
Todo el recinto está diseñado por arquitectos que lo organizan como si fuera una ciudad, pensando no sólamente en los escenarios, sino también en los espacios restantes donde se pueden hacer muchas otras cosas mientras estás rodeado de gente, y es que mientras se celebra el festival hay más gente por metro cuadrado que en Shanghái. Las zonas exclusivas para artistas también tienen el toque Roskilde, pensadas para ser útiles, ecológicas y para que los artistas se junten entre ellos.
Muchos proyectos daneses de innovación e ingeniería se estrenan allí, y es que si funciona en ese entorno funcionará en cualquier parte, por lo que el festival conforma un campo de pruebas para diversos retos tecnológicos y ecológicos. Toda la electricidad proviene de generadores, y siempre se intenta ahorrar el máximo, también se intenta generar la menor basura posible, y se llevan al día los datos de comida desperdiciada en todos los stands.
Como curiosidad, el año pasado se casó una pareja en Dream City (una parte del gigantesco camping) y, como ya sospechábamos, se sabe que hay muchísima gente que acampa sin entrada, sólamente por las fiestas que se organizan fuera del recinto.
No todo es un gran cartel de artistas, Roskilde es un festival con mentalidad ecológica y sin ánimo de lucro, os animamos a visitarlo alguna vez en la vida.