Uniformada con un mono en cuya manga derecha podía leerse la leyenda: ‘Siempre Alerta’, se presentaba Bimba Bosé sobre el escenario de una de las salas con más encanto de Barcelona. Tras anunciar el nombre del grupo, y presentar a Manuel Cabezalí, Diego Postigo y Pablo Serrano, la natural de Roma abrió la noche sin mostrar, de momento, sonrisa alguna.
Desde los primeros acordes, la banda entró en sintonía con el asistente; un público, eso sí, que venía más que predispuesto a pasárselo bien y disfrutar de los bailes enérgicos de Bimba, así como del nuevo sonido de la formación. Parte del éxito de este sonido reside en las cuerdas de Manuel Cabezalí, quien se ha convertido en todo una acierto como nueva incorporación, aportando madurez y sobriedad a un grupo que, quizá, no tuvo con DEMO el mejor de los debuts. De este primer álbum ofrecieron algún corte, que adquiría otra dimensión renovada al pasar el filtro de la calidad musical actual de THE CABRIOLETS.
Bimba se ganó el favor del público en todo momento, interactuando con el mismo entre tema y tema, y ofreciendo su electrificante y robótica manera de bailar; y eso que sus pies no delataban comodidad, pues unos zapatos masculinos parecían aprisionar con fiereza unos pies embutidos en los clásicos calcetines blancos de deporte con dos listones de colores. Adornado la actuación: unos magníficos solos de Manuel, cuyo virtuosismo logró arrancar algunos aplausos esporádicos, así como la vitalidad de Pablo en la percusión.
Antes del bis sonaron: “Now and Here“, “Blackmail” o “Pyromaniac“, entre otras. Para el bis, más del repertorio, incluida su recurrente versión de “Girls and Boys“, de los británicos BLUR.
Tras una hora y media aproximada de concierto, el grupo agradeció la asistencia antes de bajar a montar el stand de merchandising y atender con natural cortesía todas las felicitaciones y comentarios del público.
Fotos: Señora Candy Killer