Con motivo de la gira presentación de su nuevo álbum, BANG GOES THE KNIGHTHOOD, el cantante norirlandés NEIL HANNON visitó la ciudad condal bajo el nombre de la formación que siempre ha liderado: THE DIVINE COMEDY. Barcelona fue la primera de las paradas estatales a la cual seguirán Zaragoza, Aranda de Duero, Madrid y Murcia.
La velada abrió con CATHY DAVEY, cantautora dublinesa, con una voz tan dulce como las melodías de sus composiciones. Un bello preludio al propio Neil, quien se mostraría mucho más mordaz y humorístico durante la velada.
Con la única pega del problema de sonido en uno de los bafles de la parte derecha del escenario que había perjudicado levemente la actuación de Cathy, el esperado líder, y ahora único componente de THE DIVINE COMEDY, apareció en el escenario ataviado con el arquetípico uniforme de lord inglés; es decir: traje, bombín, paraguas y maletín. Sobre el escenario solo 2 instrumentos: un piano y una guitarra. Un formato acústico para un concierto tan intimista como interactivo donde el público rió las gracias de Neil, mientras disfrutaba de las interpretaciones de sus temas. Entre su repertorio: canciones de su último álbum, donde vuelve a reencontrarse con el pop a través de querencias irónicas, donde destacaron: “The Complete Banker“, “I Like” o “At The Indie Disco“; tema muy celebrado y coreado por los asistentes. También tuvo tiempo de recuperar gran parte de los éxitos que ha ido generando a lo largo de su trayectoria, compartiendo dueto esperado con su telonera, Cathy, en uno de los temas.
Tres horas de concierto donde dos y media pertenecieron a un Neil Hannon muy entregado y en conexión con un aforo más que predispuesto a ello. De su ironía nos dejó latigazos hasta en las 2 copas de licor que estuvo consumiendo durante el concierto, que parecían trabarle la lengua y torpedear la agilidad de sus dedos a medida que avanzaba la noche y el líquido disminuía; al final, la muestra del engaño: copa regalada a un asistente que, tras abandonar su butaca en la primera fila, comprobaba incrédulo que su contenido no era más que agua con hielo. También hubo alternativa a otro asistente para que contara un chiste en mitad de la función; lástima que el voluntarioso no fuese también talentoso.
Una gran velada con un músico que, con la madurez y su evolución, ha ganado en confianza, mordacidad y talento; cuya progresión deja cada vez más atrás la denostada etiqueta de indie-pop para convertirlo en un cantautor mordaz.
Fotos: Señora Candy Killer