Si dejamos a un lado los escasos momentos en que esta pareja jerezana ha gozado del favor y la atención de los medios mayoritarios probablemente nos encontremos ante la banda que mejor ha sabido rescatar y desarrollar la enorme herencia de gente como Pata Negra o Veneno. Ahora se acompañan de uno de los grandes bailaores de este país, Tomasito, que lamentablemente aún no ha disfrutado de los parabienes de críticos y periodistas especializados, probablemente por su tendencia a tomarse a sí mismo con muy poca seriedad y la falta de gravedad que otorga a sus actuaciones. Sin embargo, Tomasito es un artista de la talla de Israel Galván y otros renovadores del baile flamenco aunque, al igual que hizo en G-5, con los Delinqüentes su aportación es la de la voz y la chispa que tiene, no tomando el baile todo el protagonismo.

Diego Pozo, el ratón, abre el álbum con una estupenda instrumental titulada Manifiesto de los Borde en recuerdo de aquel grandísimo texto de Smash en el que plasmaban gran parte de la esencia del movimiento musical y social que se vivió a finales de los 60 y principios de los 70 en Sevilla. Aquella declaración de principios, más de cuarenta años después, parece un traje a medida para los jerezanos. A continuación encontramos el primer single, La Cacerola, un tema muy pegadizo en esa línea canalla y gamberra (garrapatera dirían ellos) a la que nos tienen bien acostumbrados. Pero en este trabajo el protagonismo lo van a compartir unos pocos temas nuevos y algunos más ya bien conocidos de los jerezanos y algunas versiones, como el clásico La Pura Concepción de Silvio y Sacramento. De su primer disco tenemos El Aire de la Calle, con Remedios Amaya, más pausada y flamenca que la original, y Uno Más, con un toque americano muy sureño de la mano de una guitarra —ahora llena de slides y nylon- que le sienta bastante bien. Se echa en falta quizá algún tema de Arquitectura del Aire en la Calle, porque Caminito del Almendro y Poeta Encadenado hubieran tenido seguro un gran resultado con ese sonido de guitarra palo de este nuevo disco. Y casi casi salida de aquel álbum, una de las que ya es fija en su repertorio de directo, Camino del Hoyo, de Calaña. Uno de esos temas que ejemplifican a la perfección como hacer un temazo desde lo más simple, con un estribillo que te agarra con fuerza y Tomasito enorme a la voz.

Uno de los grandes aciertos es El Abuelo Frederick, de su tercer disco y aquí con el Capullo de Jerez que despoja casi por completo al tema de ese tono callejero y tan de rock transgresivo de la original para dotarla de una profundidad, un peso y una cadencia casi hipnótica. Nunca estuvo más presente el barrio de Santiago en Los Delinqüentes como en esta magnífica adaptación. De su anterior y menos inspirado Bienvenidos a la Época Iconoclasta, rescatan una de las mejores, Donde Crecen las Setas, originalmente con un ritmo reggae muy apropiado para la letra, pero ahora con un sonido más clásico y aflamencado. Muy curiosa cuanto menos es la elección de un tema de Violent Femmes —Kiss Off– que ha quedado realmente bien con un estribillo muy bien adaptado y enormemente pegadizo. Además, han tenido el buen gusto no escoger la muy manida Blister In The Sun. Para el final tenemos otras dos versiones: The Man In Me, del album New Morning de Bob Dylan, traducida como El Hombre que Hay en Mí, y una versión de Singing In The Rain como Bailando por Jerez.

Un álbum por momentos enorme, donde casi no sobra un tema y al que sólo puede achacársele que incluye pocos temas nuevos, aunque con la selección que han hecho y la calidad de las nuevas versiones es un aspecto que se olvida pronto. Y este sonido más acústico, más de calle y de noches de fogata con guitarras, palmas y voces como hilo argumental debería ser el camino a seguir para ellos, porque nunca han sonado tan bien, especialmente Diego Pozo, un gran guitarrista que a poco que uno se fije descubre una variedad enorme de influencias en su estilo. Dejar los prejuicios sobre el mainstream, radiofórmulas y demás es una muy buena opción para dejarse llevar y disfrutar con tipos como estos y discos así.

Texto: Juan Manuel Vilches