Tenemos aquí una banda que lleva apenas tres años, pero cuyo primer álbum destila mucha más experiencia que la que podríamos suponerles. Se les palpa la influencia y los retazos a gente como Arcade Fire, Starsailor, Kent, Muse y a clásicos del pop inglés en la línea de Oasis o The Verve. Pero si tuviéramos que mencionar una sola banda probablemente esta sería Coldplay, especialmente los del A Rush Of Blood To The Head, aunque The Meeting Point sin duda con un mayor interés por incluir otros sonidos que no sean los propios.
Un enérgico comienzo con Wrestling Fighters muestra casi todas las cartas de estos chicos: bases rítmicas algo menos evidentes que las habituales en este estilo, guitarras muy melódicas y con poca distorsión y una voz que se adapta tanto a los momentos más potentes como a los más tranquilos y emotivos. Se nota que saben usar todos los recursos más típicos del pop y lo hacen sin complejos y con buen gusto. Un ejemplo es el uso de esas melodías de guitarra y piano en los estribillos que tan bien han explotado Coldplay —y mucho antes que ellos todas las bandas de AOR- y sin embargo estos muchachos consiguen darle un aire diferente en temas como We’ll Be Dancing, donde adquiere un tono casi Bowie. My Own Chance es la primera incursión en terrenos más acaramelados y dulces que nos encontramos y no resultan demasiado empalagosos, saliendo bien parados de tan manidos caminos. Con Benjamin seguimos en esa senda emocionada, pero con un trabajo de bajo (slaps incluídos) que compensa la inclusión de dos baladas al poco de comenzar el disco.
Ride aporta un poco del optimismo y el desparpajo que vimos al inicio con uno de los mejores estribillos del álbum. Pero una de las mejores composiciones es Chance To Dance, que comienza con ese toque swing, un ritmo casi cincuentero, una estupenda guitarra melódica en segundo plano y un bajo muy elegante que acaba rompiendo en un pedazo de estribillo. Con frases muy bien trabajadas, el final de un estribillo que se mezcla con el piano y el golpe que rompe al final, junto con esos coros hacen de este tema un auténtico hit. Una sola pega y demasiado común en muchos grupos españoles: hay unos pocos momentos y frases que llegan a chirriar un poco en la pronunciación, aunque no debe ser nada fácil cantar en inglés y sonar tan natural como cualquier anglosajón a los que estamos acostumbrados a escuchar. In The Backseat es otro de esos temas que deberían estar al principio para coger rápido a aquellos que no suelen llegar ni a la mitad de los discos y que corren el riesgo aquí de perderse un gran tema. El final, con Two Strangers y I Can’t Stay, muestra la cara más intimista y acústica de los mallorquines.
Tal y como está en panorama nacional supone un soplo de aire fresco encontrarse con bandas que se acercan al pop desde un local de ensayo y no desde un mac sentados en sus casas. Se notan las ganas de trabajar, de tocar allí donde haya algún promotor avispado, de hacer las cosas bien en definitiva. Porque The Meeting Point suenan a grupo de furgoneta, de carretera, que ha tocado muchas veces la misma sucesión de acordes y notas hasta encontrar la melodía adecuada, en el tiempo perfecto y con el sonido que quieren. Y así, siempre habrá bandas tan interesantes como esta.
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Texto: Juan Manuel Vilches