Para llegar al festival desde Madrid viajamos en Blablacar, en unas seis horas estamos en Málaga, y de ahí tenemos que coger dos autobuses, uno hacia Fuengirola, y otro a Cala de Mijas. Para este último, hubo que hacer cola y esperar unos 15-20 minutos, algo no necesariamente destacable. Una vez estamos en Cala de Mijas, sacamos el móvil para buscar el recinto y el camping. Preguntamos a la gente por el camino, pero nadie sabe muy bien dónde está nada, así que recurrimos a la vieja confiable: seguir a la mayoría. Y así llegamos a las casetas de intercambio de pulseras en las que, por supuesto, nadie tiene muy claro dónde se coge el autobús que nos llevaría al camping.
Para ir al camping, situado en un hipódromo, era necesario coger un autobús lanzadera gratuito. Estos han funcionado de forma desigual a lo largo del fin de semana. Algunos días la espera era corta y razonable, y otros ponía nuestros nervios a prueba. Por fin llegamos al camping, y nos encontramos un lugar pequeño, seco y sin muchas opciones para hacer vida dentro de él. El ambiente, es bastante relajado, formado sobre todo por grupos de amigos españoles, y nunca nos encontraríamos fiestas post-festival ni nada parecido. A favor del camping, tenemos duchas de agua caliente y cerradas, aunque las colas para ducharse (especialmente para las chicas) podían alargarse, en ciertos momentos del día.
Durante toda esta odisea, conocí a una chica alemana que seria mi alma gemela durante todo el festival, y viviríamos los conciertos con mucha intensidad. Si os lo estáis preguntando, el numero de público foráneo es inferior al nacional, y para los que disfrutáis bebiendo alcohol, decir que se puede meter en el camping lo que queráis, pero no en el recinto.
Una vez listos para bajar al recinto, cogemos el autobús, en el que un chico nos pide que le cantemos cumpleaños feliz a su novia al unísono, algo que, por supuesto, todos hacemos. Los retrasos de autobuses y demás hacen que no podamos ver algunas de las cosas que teníamos pensadas, pero entramos a tiempo para ver a los irlandeses Inhaler. Segunda vez que les veo en menos de dos semanas, y sigo pensando lo mismo: es una banda que va a crecer, y mucho, en los próximos años. Tienen ese punto de grupos como Catfish & The Bottlemen, y hits generacionales como These Are The Days, que suenan increíblemente bien en directo. Veremos hacia dónde apunta su siguiente trabajo, pero desde luego es una banda a seguir muy de cerca.
Tras Inhaler aprovechamos para movernos por el recinto, conocer la ubicación de sus diferentes escenarios y familiarizarnos con el terreno. Lo cierto es que es un festival muy cómodo, en el que apenas hay distancias largas y cuya principal pega -generaliza a lo largo del fin de semana- son los precios altos en la comida y las colas en los baños. Mientras va cayendo la noche nos dejamos caer por La Caleta, posiblemente nuestro escenario favorito del festival. En él se concentraban las actuaciones de electrónica de un tamaño mediano, y el sonido era el mejor de todo el festival, sin ninguna duda. Nos pasamos por un eterno pendiente en mi cuenta personal, Ross From Friends, que se estaban marcando un live con guitarra incluida, y fue un autentico festín musical. El público, al menos en primeras filas, estaba entregado bailando, y la energía que se sentía, pese a ser un festival nuevo, era muy positiva. Un gran preámbulo antes del gran plato fuerte del día.
Nunca he sido fan de Arctic Monkeys, y he de decir, que después de este concierto sigo sin serlo. Su música no me atrae lo más mínimo, y su aplicación al directo la encuentro aburrida y sosa, aunque para cualquiera que sea fan del grupo entiendo que fue un buen concierto, porque tiraron de todos sus hits. No obstante, sentí al público muy desconectado y frío de la banda. Mucha gente hablando, de espaldas al concierto, incluso en filas cercanas, lo cual nos dejó una sensación bastante extraña.
Mucho mejor fue nuestro cierre de la noche, Chet Faker. El australiano nos regaló un concierto sexy, intimo, en el que no escatimó en disparar sus canciones mas icónicas, como Drop the Game, No Diggity, o Talk is Cheap. A titulo personal, el mejor y más bonito concierto de la noche, para cerrar una muy buena primera jornada musical.