A los grupos tributo, o les odias o les amas. Algunos considerarán que hay una tercera vía, que es la indiferencia. En todo caso, está claro que atravesamos algo que podríamos calificar de ‘moda’ por estas bandas, que rescatan la música de formaciones míticas que o bien ya están retirados o separados o, como en el caso de Deep Purple, deberían ir pensando en ello. Para todos es un placer poder ver a unos Purple, un Ozzy, un Alice Cooper y a otras tantas bandas clásicas que comenzaron a funcionar en los 60 o 70, pero en ocasiones sería mejor poder olvidar lo que uno ha visto sobre el escenario.
Así que es un placer tener el lujo de escuchar a unos atrevidos como Hush y que ‘Child in Time’ suene a ‘Child in Time’, y que los gorgoritos que el pobre Ian Gillan hacía cuando aún tenía voz no suenen a un gato al que han pisado la cola con unas botas de montaña con tacos de metal. Porque sí, porque está claro que nuestros mitos musicales son adorables, pero en ciertos casos no han sabido asumir sus condiciones y su estado de forma. Y hay que saber retirarse a tiempo.
Y está claro que Hush no son Purple. Pero si Ian Paice es capaz de apadrinarles por algo será. Danilo Antonini no es Blackmore, ni de lejos. Pero tiene una gran técnica y al menos no se dedica a interpretar canciones bucólicas propias del tardio-medievo o del renacimiento. Ni se viste de trovador o quién sabe de qué, arropado por esposa y suegra para arañar una guitarra acústica o española. Y Max Capano no habrá cantado ‘Jesucristo Supestar’ en Broadway en sus años mozos, pero al menos no parece resfriado cuando canta, y puede alcanzar una nota medianamente alta sin parecer que tiene hemorroides sangrantes. No trato de ofender a nadie, pero es que la actual versión de Deep Purple, ya con Glover, Gillan y Paice como únicos supervivientes es realmente nefasta. Por no hablar de sus patéticos últimos álbumes de estudio.
Pero hablemos de estos chicos italianos -aunque ya metidos en los cuarenta- que se merecen toda la atención del mundo. Su concierto en Heineken adoleció realmente de una sola cosa: de público. Que Paice anunciara pocos días antes que no podría asistir porque sufrió un cálculo renal que le ha postrado en la cama hizo que se interpretara su ausencia como una cancelación del evento. La gente dejó de comprar entradas y pese a que la promotora trabajó a destajo -y atendió elogiablemente a la prensa que allí se congregó-, apenas unas 50 personas, siendo generosos, acudió al concierto. Una lástima porque estuvo de nota alta.
Comenzó algo frío, y eso pese a que no podía haber mejor inicio enérgico con ‘Highway Star’, uno de los clásicos indiscutibles de Purple. Sin embargo salieron al escenario algo fríos, quizás entre perplejos y abrumados por el llenazo del aforo de la sala. Pero aparte de ironías críticas, realmente les costó entrar en calor. Para la segunda, ‘Flight of the Rat’ -curiosa elección-, ya mejoró la cosa, y en cuanto sonó ‘Strange Kind of Woman’ ya los pocos y sabios asistentes al show gozaron con el sonido de los clásicos irrepetibles.
Hay que decir una cosa más en favor de estos Hush, y es que no se limitan a hacer un karaoke de los éxitos de Purple, sino que intentan hacer unas versiones para el directo, inspiradas claramente en el genial ‘Made in Japan’, repitiendo los solos y todos los cambios en las estructuras de las canciones que la mítica Mark II de Purple hizo en esa inspirada y majestuosa gira nipona. Eso se pudo ya comprobar en ‘Child in Time’, una versión genial con un nivel vocal de Max a las voces realmente extraordinario. Sin embargo, Hush funcionan mejor en los temas más rockeros y bluesies, como ‘Lazy’, ‘Space Truckin”, ‘Fireball’, o la ochentera y heavy ‘Perfect Strangers’, todas clavadas y excepcionales. Sin embargo, sorprendió para mal que el tema que les da nombre, ‘Hush’, no es especialmente su fuerte en directo. Sonó algo fría y apenas transmitía emoción. Quizás también porque por mucho que se empeñe el mundo musical en mantenerla no sólo a flote, sino como uno de sus hits imprecindibles, no deja de ser una canción de lo más mediocre de su discografía. Y ni siquiera es suya, algo que muchos desconocen. Se trata, como algunos sabrán, de un tema compuesto por Joe South para Billy Joe Royal.
Como nos contaron antes del concierto, este quinteto basó su repertorio en la mencionada Mark II, la más clásica, con sus Gillan, Blackmore, Paice, Glover y Lord, pero se permitieron un guiño con la Mark III -sin embargo la más elogiada a nivel de crítica- con el imprescindible ‘Burn’, aunque interpretada a lo Gillan, y no al modo de Coverdale y Hughes.
Por último, cierre con otro clásico irrepetible, ‘Black Night’, y la archiconocida ‘Smoke on the Water’ -la canción que más daño les ha hecho por su efecto ‘marcante’- y ‘Speed King’ como tema final. Buen setlist, sin duda, aunque… ¿quién no echa de menos temazos como ‘Mandrake Root’, ‘Wring That Neck’, ‘Woman From Tokyo’ o ‘Pictures of Home’? Sí, siempre he sido amante de las canciones ‘olvidadas’. Seguro que Hush las tiene en mente. Y sí: una pena que no fuera más gente a su concierto madrileño. Esta gente merece llenar alguna que otra sala, y esperamos que en futuras visitas a nuestro país reciban más atención. Porque hoy en día hay que recurrir, guste o no aceptarlo, a bandas tributo par escuchar algunos clásicos del rock con cierto nivel de decencia.
Web oficial de la banda:
http://www.hushband.it/
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– Ficha técnica del concierto:
Madrid, 29 de enero 2011, Sala Heineken de Madrid.
Hora de comienzo: 21:30. | Hora de final: 23:00
Espectadores: 50 aprox.
Teloneros: –
– Músicos:
– Max Capano: Voz
– Danilo Antonini: Guitarra
– Gaetano Salustri: Bajo
– Marco Palazzi: Teclados
– Marco Armari: Batería
– Setlist:
1. Highway Star
2. Flight of the Rat
3. Strange Kind of Woman
4. Child in Time
5. Lazy
6. Space Truckin’
7. Hush
8. Fireball
9. Perfect Strangers
10. Burn
11. Black Night
12. Smoke on the Water
13. Speed King
Texto: Pablo M. Beleña; Fotos: Kristina Espina Aparicio