Empezamos muy fuerte con Daphni, el proyecto alternativo de Caribou, mucho más centrado en techno, con momentos de D&B, y sonidos tropicales. Un gran inicio del día en nuestro festival favorito : la caleta.
Seguimos en ese escenario, para ver el live de Leon Vynehall. Pude ver un dj set suyo en Primavera Sound, y he de decir, que fue francamente decepcionante, pero del live version si que tenia grandes expectativas. Error. Estuvimos media hora, y esto no era ni el sitio ni el lugar para poder disfrutar de ello. El público, absolutamente irrespetuoso, solo quería bailar, y lo que el bueno de Leon nos ofrecía, distaba bastante de ello.
Nos acercamos a James Blake, al que ya he podido ver tres veces en directo. Nunca he sido especial fan de su música, y siempre que le he visto, es porque no había nada que me gustara más a esa hora en un festival. Mismo caso que en Cala Mijas. Lo intentamos, pero no conectamos nada con su propuesta, y pese a que algunos temas sonaban muy potentes, otros se nos hicieron bola. La verdad, es que lo bueno de este día, lo que de verdad esperábamos, no empezaba hasta las 01:00, y todo lo que había antes, no era santo de nuestra devoción.
Y desde luego, la cosa no iba a cambiar con Liam Gallagher, que comenzó su concierto tirando de temas de Oasis, para meter algunos propios en el núcleo del concierto, y volver a terminar con Oasis, empalmando Cigarettes & Alcohol, Wonderwall, Live Forever, y Champagne Supernova. He de decir, que el final del concierto, tuvo momentos especialmente bonitos, y ese podría ser considerado por nosotros, como el inicio de la noche.
Pero lo que de verdad queríamos ver, empezaba ahora. Tercera vez que veo este verano a Caribou, y cada vez son mejores en directo. Una apisonadora de sonidos electrónicos complejos, pero bailables, que hacen fácil lo difícil, que consiguen conectar con el público que incluso no les conoce, y que pasa de momentos experimentales como en ese hit antológico llamado Sun, a la ternura de canciones como You & Me o Ravi. Y que decir del cierre con Can’t Do Without, posiblemente, uno de los temas más icónicos de la década pasada, y uno de los mejores cierres que ha dado cualquier grupo en Cala Mijas. 10/10, y porque no se puede más.
Pero si Caribou son la sofisticación de la electrónica, Röyksopp son el poderío, la pasión, y el descontrol. Diez años yendo a festivales, y nunca me los había encontrado en mi camino hasta ahora. Conseguimos primeras filas, y el sonido fue atronador (posiblemente, el concierto con mejor sonido de todo el festival). Empezaron a lanzar hit tras hit, y el público no podía hacer otra cosa que rendirse ante ellos y bailar con toda la efusividad que podían. Que epifanía. Poder escuchar temas como Running to the Sea, Do It Again, o The Girl and the Robot (algunas con remixes aun más poderosos que las canciones originales) fue algo realmente memorable y especial para un servidor. Así si, así se acaba un festival.
O quizás no, porque aun quedaba, en uno de los escenarios grandes, el cierre final de Nina Kraviz. He de decir, que ya he podido verla varias veces en directo, y su setlist no me gustó tanto como otras veces, pero la rusa, siempre cumple. Llegado a cierto punto, alguien de la organización se acercó a ella a decirle que tan solo tenia dos minutos más de set, y tuvo que improvisar un final un poco atropellado. Pero da igual, Cala de Mijas finalizaba, a las 05:30, con tres espectáculos de electrónica muy diferentes entre si, pero poderosos, cada uno a su manera. Una primera edición muy cómoda, que supo solventar sus problemas de salida, y que veremos que rumbo toma de cara a 2023.