Para llevar a cabo sus ideas se ha rodeado de profesionales a los que, de una manera u otra, ha ido conociendo durante su trayectoria, los primeros en sumarse al plan fueron el guitarrista Arne Schuppner (Complex 7) y el batería Johanne James (Threshold), después de que Devon quedara alucinado por su capacidad creativa. La banda se completó con la incorporación de Kristoffer Gildenlöw (Pain Of Salvation) al bajo y Demi Scott a los teclados.
La intención de Graves ha sido la de buscar lo más cercano a la perfección por lo que Behind The Black Veil, su ópera prima, se desarrolla a través de unos complejos entramados donde cada instrumento aporta unas singularidades decisivas dentro del entorno general.
Sin duda un ambicioso trabajo donde cada composición es como un laberinto en el que sus recovecos esconden sonoridades de vértices preciosistas donde la guitarra de Arne exhibe inagotables y eficaces recursos arropando en todo momento una labor vocal que discurre por las más diversas texturas.
Pero no se puede dejar de lado al resto de piezas de este vanguardista rompecabezas ya que todas encajan a la perfección en el contexto global gracias a la habilidad de los implicados, como se puede descubrir desde el inicio con “I Open Up My Eyes” y la predominante presencia de un riff de guitarra respaldado por una eficaz ejecución de bajo y batería así como la aparición de una flauta aportada por Devon, que nos recuerda a los veteranos Jethro Tull (de quienes realizan la versión de “Sweet Dream”, como bonus track) y que aparece en otros temas del álbum.
Se trata de un disco que narra una historia conceptual sobre pesadillas, lo que implica continuos cambios de ritmo, inmersiones intimistas donde la voz acapara gran protagonismo, así como acelerones instrumentales de arrebatadora fuerza resolutiva. Todo, envuelto en una atmósfera de oscuro dramatismo.
Quizá difícil de digerir a la primera escucha pero repleto de sensaciones para disfrutar sin prisas, como si fueran deliciosos manjares que deben saborearse a fondo. Bien es cierto que este tipo de grabaciones siempre llevan implícitos momentos reposados que a veces frenan su dinámica, sin embargo, cortes como, “Ghostride”, “By the Crossroads”, “Snakeskin” o “Sleepwalking”, contienen elementos suficientemente explosivos como para compensar los momentos más sosegados, de igual modo que “The Black Cradle” y su pegadizo ritmo. De todas formas, hay momentos de enriquecedora y elegante sustancia como, “Selebrate”, con sus partes acústicas, su atrayente bajo y sus seductoras partes orquestadas.
Y… hablando de orquestaciones, el grupo se despide con “A Symphony of Shadows” un tema compuesto en plan sinfónico al que le han añadido los instrumentos propios del rock así como refinadas partes vocales, con un resultado espectacular.
CALIFICACION: 8,25/10
GRUPO: The Shadow Theory
TITULO: Behind The Black Veil
DISCOGRAFICA: InsideOut
AÑO: 2010
PAIS: Estados Unidos
CRITICA REALIZADA POR LOCKY PEREZ