Artista: Ainara LeGardon
Título: We once wished
Discográfica: Aloud Music
Fecha de publicación: 22 febrero 2011
El último álbum de Ainara LeGardon más que cantar, se siente, te atraviesa, con esa pasión que frena (“esos cambios de ritmo en “You gave me“) y araña a través de sus guitarras, sus nuevas composiciones; todo sea, marcadas más que nunca bajo el fuego de sus letras y sus ritmos de rock arisco, intratable y no tarareables sino contagiosos en un conjunto que ofrece a su disco, si cabe, la cruz oscura que cristalizaba en su anterior cara, “Forgive me if I don’t come home to sleep tonight“, de un deseo mucho más contenido que el que aparece en “We once wished“.
Si la canción definitiva de su último trabajo, síntesis de la fuerza expresiva de su autora, podría ser la poderosa “Thirsty” (secundada por la agobiante producción de Álvaro Sanz en su video-clip), no quedan atrás nuevos caminos emprendidos en el cuarto esfuerzo creativo de la artista, entre el rock visceral de “Before waking up” (esos aullidos) y/o la pasión sosegada de “Make it mine forever” (donde también la encontrábamos en “I won’t forget” de su anterior trabajo), utilizando unas guitarras en progresión rítmica, más que a golpe de cadencia sonora.
Sin desmarcarse de sus características esenciales en cuanto a sus arrebatos que contrarrestan la suavidad de su voz (el inicio de “You gave me” en comparación con el resto de la canción) con el sonido hueco de la batería y las guitarras, Ainara LeGardon sabe, de igual forma, susurrar (“I left“) que alejarse de esquemas preestablecidos, enriqueciendo,-disco a disco-, su trayectoria con ese entusiasmo que transmiten sus canciones. De ahí que la misma fuerza que se pueda escuchar en la canción que da título al álbum, en directo pueda parecer de idéntica matriz a la de, por ejemplo, “I won’t forget“, comentada antes.
Y las guitarras más suaves de su anterior trabajo, como se observa en “Your own dirt” y su experimentación, quedan allanadas en el camino más corto de su última colección de canciones, mucho más directas. No quiere decir, de esta manera, que tenga canciones difíciles, no hay más que escuchar la melódica “The third“, terminada en toques a lo Ry Cooder. Claro que no existe ese country-rock crepuscular de “The morning of the Earthquake” pero esto es razón de más para escuchar, quien no lo haya hecho ya, cualquiera (insisto, el que se quiera) de sus anteriores y notables álbumes. Y de nuevo, desde estas páginas, animamos a verla en directo. No se la pierdan. Seguimos aprendiendo a perdernos en sus sinuosos mundos de rock, oscuro, pasional y altamente adictivo. Como aquella nave extraña y desconocida de “Cita con Rama“, esa novela de Arthur C. Clarke, Ainara LeGardon se acerca al Sol para cargarse de energía y perderse en el infinito a la velocidad de la luz.
Texto: Ángel Del Olmo
Ainara LeGardon, “We once wished”1 thought on “”