Van der Graaf Generator es la típica banda que odias o que amas hasta la extenuación. Empezando porque su alma máter siempre fue, es y será Peter Hammill, y hablar de su música es hablar de su alma, medio dulce, medio atormentada, en parte sensata y milimétrica, en parte esquizoide a más no poder. Esa idiosincrasia ha perseguido siempre a VDGG desde finales de los 60 hasta el día de hoy -más de 42 años, se dice pronto-, y no se ha visto apenas limada por la industria ni por la voracidad de sus seguidores en todo el planeta.
De VDGG, que ahora regresa con su tercer álbum de estudio tras su reunión en 2005 -se separaron como formación original en 1977 con ‘The Quiet Zone/The Pleasure Dome’, se pueden decir cosas asombrosas. Como que tu vecino, inmerso en la veintena, te ponga de repente a estallar las paredes un disco de su primera etapa -verídico-. O como que digas su nombre en cualquier bar de supuestos entendidos de la música y te miren como si hubieras dicho el nombre de Satán, bien porque lo desconocen, bien porque les suena a banda del diablo.
Pero aquí están, sanos y frescos. Hammill, que inicia otra década más con sus compañeros de fatigas Guy Evans y Hugh Banton, ha querido meter algo de su estilo en solitario en este ‘A Grounding in Numbers’, el cual, vaya por delante, está al mismo nivel adquirido en 2008 con el excepcional ‘Trisector’. En ese álbum se formalizaba el terceto, dejando la formación de cuarteto del disco ‘Present’, que suponía en 2005 el regreso y la reunión de la mítica banda, con el siempre polémico socio David Jackson -en los 70 no mantenía buena relación con Hammill-.
Y sí, este ‘A Grounding in Numbers’ es por momentos un álbum más propio de Hammill que de VDGG. Algo que sería poco creíble para el que comience a escuchar el disco, puesto que la apertura corre a cargo de un tranquilo, glamouroso y cuidado tema llamado ‘Your Time Starts Now’, que recuerda mucho a ‘Refugees’ o ‘Still Life’. Impresiona todavía cómo pueden sonar tan delicados unos teclados, imitando una sección de viento de madera. Realmente increíble. Sólo por escuchar este corte merece la pena el álbum, tal como suena.
Y este disco, dedicado como su título indica, a los números y a las matemáticas -de ahí que su fecha de salida fuera el 14 de marzo, que en formato de fechas anglosajonas corresponde a 3,14, el inicio del número pi-, da paso inmediatamente al tema ‘Mathematics’, que hace referencia a un teorema matemático de Euler. Ya esta canción da paso a los VDGG más frenéticos y caóticos, los dionisíacos, dejando atrás a los VDGG más apolíneos, porque la banda siempre ha tenido estas dos caras, las cuales vienen unidas y son inseparables.
Tras esta extraña carta de presentación llega el puro rock progresivo setentero con ‘Highly Strung’: guitarras, compases imposibles, cambios de ritmo continuos, la voz de Hammill ya desbocada y teclados a modo de pinceladas incoherentes, inconexas. Esto es art-rock puro y duro, con raíces. Y en definitiva, un gran temazo. Le sigue la instrumental ‘Red Baron’, un juego de bases rítmicas entre Evans y Banton, con teclados de fondo a modo de atmósfera etérea. Otro tema que sólo podía hacer una banda que vivió los 70, en plena psicodelia. Y cuando ya hemos alcanzado el climax, en pleno orgasmo musical, este terceto nos regala ‘Bunsho’, quizás el otro gran tema del disco. Se trata de un tema que evoluciona tras una entrada serena a un rock marcado por la letra que canta Hammill a su puro estilo libre, alcanzando grandes octavas y recitando estrofas fuera del ritmo del tema. Es su sello de identidad. Puro sonido VDGG clásico que configura un temazo agresivo y directo verdaderamente convincente.
Después nos regalan algo de tranquilidad y paz con la al comienzo bucólica ‘Snake Oil’, que va derivando después en otro esquizoide tema en el que dialogan base rítmica y piano a modo de batalla. El tramo final termina de convencer a los que aún no estaban muy situados en la canción. Otra joya. Para acompañarla, otra instrumental, la segunda del disco, ‘Splink’, un bello pasaje sonoro de guitarras dulces acompañadas de unos teclados puramente ‘vandergraafianos’, alocados y fuera de la armonía y la melodía. Por cierto que esos teclados van evolucionando hasta terminar sonando un maravilloso clavicordio del siglo XVIII. Otro lujo por parte de VDGG en este disco tan variado.
Variado porque tan pronto escuchamos esta instrumental llega ‘Embarrassing Kid’, otro rock con alma blues al más puro estilo Peter Hammill. Después de él, la banda sigue jugando con el intercalado de cortes de poca duración. ‘Medusa’, de apenas más de 2 minutos, es otro mordisco de bella factura del que se echa de menos una mayor extensión, porque prometía, pero se queda en eso: en una pincelada de gran música. Se trata de una trágica, triste y desesperada canción basada en una tranquila base rítmica y un acompañamiento de órgano fantástico. ‘Mr. Sands’, el siguiente tema, es otro setentero rock donde el órgano lo impregna todo de melodía y ritmo, sonando al más puro estilo inicio de sus andaduras en la década de los 70.
Los dos siguientes temas son de corta duración, rompiendo la anterior estructura que prometía reiteración. Son ‘Smoke’ y ’5533′, que no llegan a 3 minutos. El primero es una nerviosa composición que transmite esa locura que sólo VDGG saben transmitir, aunque es un tema al más puro estilo carrera en solitario de Peter. En la misma línea está ’5533′, que si bien ahora hace de nuevo referencia a la temática de los números, sigue la estela del corte anterior.
Y ya para acabar, ‘All Over the Place’, que ofrece algo nuevo respecto a anteriores. Otro rock acelerado y alocado al estilo ’70, donde la novedad es cómo emplea Banton los teclados como instrumento principal de la canción desde los primero segundos de la misma. Sin embargo, sobre la mitad de su extensión, y haciendo honor a la esencia del rock progresivo, muda y se transforma en un tema radicalmente diferente, tranquilo y sosegado, con la voz de Hammill como hilo conductor y gran protagonista. Para finalizar, un tramo épico con guitarras y teclados neoclásicos de nuevo, ya sin voz y con una magia indescriptible para quien no pueda escuchar el disco. Porque es imprescindible. Que nadie dude de que los viejos dinosaurios del rock, progresivo o no, están más que vivos y tienen mucho que aportar. Sobre todo cuando no se arrastran sobre los escenarios, como es el caso de estos más que míticos Van der Graaf Generator.
En lo puramente técnico, hay que destacar que aunque el disco sigue la línea de ‘Trisector’ en cuanto a la realización, ha sido editado esta vez por Esoteric Records, una sección del gigante Virgin. Las mezclas han sido realizadas por el productor Hugh Padgham, aunque el principal trabajo de sonido y producción ha estado a cargo del mencionado Pat Moran, recientemente fallecido. Una última duda… ¿cómo es posible que el material del álbum se grabara entre los días 3 y 9 de abril de 2010 y haya tardado un año en ver la luz? Cosas que sólo los genios hacen…
Artista: Van der Graaf Generator
Disco: A Grounding in Numbers
Sello: Esoteric Records .
Fecha de publicación: 14 marzo 2011
Más información: www.cherryred.co.uk/esoteric
Listado de canciones:
1. “Your Time Starts Now” – 4:15
2. “Mathematics” – 3:38
3. “Highly Strung” – 3:36
4. “Red Baron” (instrumental) – 2:23
5. “Bunsho” – 5:03
6. “Snake Oil” – 5:21
7. “Splink” (instrumental) – 2:37
8. “Embarrassing Kid” – 3:07
9. “Medusa” – 2:12
10. “Mr. Sands” – 5:22
11. “Smoke” – 2:30
12. “5533″ – 2:42
13. “All Over the Place” – 6:04
Duración total: 48’50”
Género: Rock progresivo, art-rock
Web oficial: www.vandergraafgenerator.co.uk
Valoración: 8
Pablo M. Beleña www.portalesquizofrenia.com
Van der Graaf Generator — ‘A Grounding in Numbers’ (2011)1 thought on “”
¡Excelente artículo! Soy un gran fan de VdGG, y de hecho hice a mi padre un gran fan, siendo la banda más de su época que de la mía. Es un gusto saber que siguen haciendo música, y no cualquier cosa, sino trabajos de calidad. Que mal que Peter Jackson se separó de la banda, la verdad es que sin él han perdido parte de su peculiar sonido. De cualquier forma, siguen funcionando de maravilla como trío. ¡Saludos!