Freedonia tiene una meta que, con total claridad, demuestra en cada directo: Tocar por y para el público. Y es que este mensaje se ve muy reflejado en su último disco Conciencia, donde se fomentan el pensamiento social colectivo y una visión alternativa al futuro tan incierto que se nos viene. Con su música, el grupo madrileño nos invitó a un estado de reflexión unido al baile, compañeros perfectos de disfrute y hermandad.
Rompieron con Love of liars, un tiempo medio, idóneo para calentar motores en este concierto. Los protagonistas fueron la voz de Déborah Ayo junto al apoyo del cuarteto de vientos (saxo barítono, trombón, saxo tenor y trompeta). Apareció un giro sorpresivo con matices de góspel al final de la interpretación.
Uno de los momentos más esperados llegó con Conciencia, homónimo a su último lanzamiento. Las influencias del pensamiento del nobel de literatura, José Samaniego, se ven reflejadas en todo el disco, y aún más en esta interpretación. Mezclándose el mensaje colectivista del escritor, junto a un soul sencillo y muy reconocible, hicieron brotar un sentimiento de igualdad entre los asistentes, que acompañaron a la vocalista con tímidos gritos y danzas. Tuvimos a una Déborah reflexiva, que no dudó en compartir sus cavilaciones con el público. About Humanity nos dejó una pregunta: “¿Quién está cansado de las mentiras de los que están ahí arriba?”. El público siguió a la carismática cantante con su letra mientras el teclista Chavi Ontoria participaba con ellos. Voices of hope , una esperanza a la gente que emigra, que se atreve a salir del país. Nos asombró la intervención de Ángel Pastor, que no solo se conformó con la guitarra, sino que también demostró su dominio con la armónica blues.
Otro plato fuerte apareció en este festín de soul y funk, Dignity and Freedom. Ritmo atresillado en la batería mientras la sección de vientos y la voz de Déborah se fusionaron con la danza y cantares de los aficionados. Con el abandono momentáneo de la cantante, la banda nos dejó una instrumental que jugaba entre el soul y el psicodélico, recordando a la conocida banda Souljazz Orchestra. Mezclaron El camino, Shenobi y Re-Evolution en un mismo tema. Con Running to nowhere dudamos: ¿Está tocando Freedonia o es Aretha Franklin en una versión mucho más enérgica de Think? Sin lugar a errores, este era uno de los más disfrutados por el público. Continuaron con Shake your body destacando un estilo muy similar a Nikki Hill, nuestra querida “Southern Fireball”.
Freedonia ya es un mito local madrileño. No solo se debe a su calidad musical, que les pone como referentes dentro del soul y funk nacionales, sino a su espíritu reflexivo. Y es que esta formación no se entendería sin el vínculo de sus “freedonicos” y ese acto de preocupación, casi acto dialéctico, entre la sociedad y los males que nos rodean. Libres, toman su propio rumbo en su producción artística, uniendo la música y la danza con la acción política, fomentando así el movimiento colectivo infalible.