El espectáculo fue inédito, el denominado Elvis Symphony Show juntó a la banda de rock John Mencis Band con toda una orquesta sinfónica, la Royal Film Concert Orchestra. Juntos desgranaron el repertorio más melódico del de Tupelo, ya que, como explicó el vocalista, son los temas que sacaban mejor provecho de los arreglos orquestales.
La épica ‘Así habló Zaratustra’ de Strauss sirvió de introducción antes de la llegada del cantante, que enseguida atacó ‘See See Rider’ en un arreglo con excelentes vientos y celestiales voces del coro gospel, dos características que permanecieron constantes en todo el show. Prosiguió con ‘I Got a Woman’, una versión de Ray Charles, presente en el LP debut del homenajeado y gran ejemplo de cómo un tema jazzero con orígenes gospel pasa por el tamiz de Presley para dar lugar a un rock adictivo.
John Mencis lleva haciendo de Elvis más de dos décadas, y clava los gestos y las poses -todas ellas legendarias- así como los rituales como el reparto de pañuelos durante ‘The Wonder Of You’, aunque sin el extra de sudor que el verdadero monarca solía incluir para delirio de sus fans. En esta ocasión provenientes de toda la península, “Elvis mueve montañas” comentó acerca de una pareja llegada expresamente desde Cádiz.
Mencis fue una agradable sorpresa, vocalmente impecable, con actitud en los temas rockeros y emoción en las lentas. Además demostró muchas tablas, manejando con seguridad un show de dos horas que se pasó volando entre anécdotas musicales, personales y chascarrillos varios de humor de la escuela manchega.
Del extenso setlist destacamos un ‘My Way’ para recordar -de Paul Anka por la vía Sinatra- con un inicio epopéyico de violín, piano y voz, y un in crescendo hasta alcanzar rutilante intensidad en su final. También resaltaron el solo bluegrass de la justificada ‘Never Been To Spain’, el swing de ‘I Can’t Stop Lovin You’ con delicioso exceso vocal de postre o una ‘Polk Salad Annie’ -genial solo de bajo- en la que es imposible no dar palmas.
Un mes después de la muerte de Lisa Marie se canta el dueto que hizo con su padre en ‘Where No One Stands Alone’, querencia gospel que prosigue en ‘How Great Thou Art’, uno de los temas favoritos de la única hija del rey. Durante ‘Bridge Over Trouble Water’ disfrutamos de arreglos Beatleianos y de un sonido perfecto que premió los arreglos más elegantes y sutiles, como también ocurrió con la flauta en ‘American Trilogy’.
Tras ‘Can’t Help Falling In Love’ Mencis se despide y la orquesta interpreta la salida y una medley: Hound Dog, Jailhouse Rock.. donde Sergio Ventura Merchán, pianista y arreglista, vuelve a ver sus magníficos arreglos lucirse con todos los recursos sinfónicos. Al poco vuelve nuestro Elvis ibérico favorito con otro vestuario y esboza ‘If I Can Dream’ para terminar entre vítores repitiendo ‘Sweet Caroline’. Un bis como antaño.
Por unas horas el teatro se convirtió en el International de Las Vegas de la mano de un showman espontáneo, divertido y de gran carisma, que además demostró ser un gran conocedor de todo el universo Presley, como cuando presentó al guitarrista “Hace de Charlie Hodge, me pasa el agua, los pañuelos…”
Elvis no sólamente fue el rey del rock, también lo fue de los excesos, ¿juntar en un teatro una banda de rock y una orquesta sinfónica cuenta como exceso? pues otro más a la lista. Todo es poco para honrar al rey del rock and roll, un mito, un antecedente necesario para entender la segunda mitad del siglo XX. ¡¡Larga vida al rey!!
Elvis Symphony Show – Teatro Lope de Vega, Madrid – 12/2/20231 thought on “”
Eso es muy genial . John Mencis Band es mi ídolo musical