Su único lanzamiento hasta la fecha, el LP Fuego y Ceniza, lo seleccionamos entre los discos destacados del año pasado y en directo la experiencia no hace sino mejorar en matices e intensidad. Según el cantante “la fortuna que tiene este disco es que a cada uno le gusta una canción distinta”, y por eso nos recreamos escuchando todos sus cortes, saboreando el plus de rotundidad metalera de ‘Cuchilla y Plomo’, el resonante estribillo “No hay nada mejor” en ‘Dispuesto a Ladrar’ o la poderosa balada ‘Ceniza y Vino’.
Además nos regalaron varios temas de Uzzhuaïa, que consiguieron hacer saltar alguna lágrima entre la concurrencia, y es que composiciones como ‘Baja California’ o ‘No Quiero Verte Caer’ dieron forma a la página más brillante del rock duro en castellano. Un legado que continúa de forma explosiva con Pölvora.
Alex maravilla en cada canción, chaleco de los Wildhearts, guitarra en vertical con posición claramente Dregeniana y el instrumento lo más bajo posible, como mandan los cánones del eterno John Cummings. El pie en el pedal de wah wah desde el primer minuto y detalles de clase espolvoreados en todo el repertorio. Recordaremos mucho tiempo su brillante emulación de Ginger en los enfáticos riffs de ‘Quémalo’.
También hubo tiempo para versionar a AC/DC y The Cult, sonidos esenciales del rock and roll pero dotados de una simplicidad tramposa a la hora de revisitarlos, un reto que los valencianos -como perros viejos- saldaron con sobresaliente. Bon Scott salutes you!!
No inventan nada, pero es envidiable la calidad y la frescura con la que manufacturan himnos instantáneos. Su traslado al directo demuestra una conexión total sobre las tablas de cinco veteranos con muchos años de servicio sobre sus espaldas que disfrutaron e hicieron disfrutar con la vitalidad de una banda novel.