Avalados por un notable debut, When I Have Fears (2019) y su reciente Gigi’s Recovery (2023), los irlandeses vinieron a España con el cuchillo entre los dientes con la intención de arrasar las salas de cinco de sus capitales. En Madrid fue la recogida sala Nazca donde un público privilegiado se dejó arrollar por su post-punk demoledor en su primera visita a la ciudad.
Apostando fuerte desde el arranque con ‘Return My Head’, el single de su segundo álbum, podía parecer que The Murder Capital estaba sacando esa carta demasiado pronto. Sin embargo, el joven quinteto sabía perfectamente lo que estaba haciendo, además de demostrar una total confianza en el material que presentaban. Inmediatamente después, un rápido salto en el tiempo a ‘More Is Less’ incitó el primero de muchos pogos.
Y con una confianza total se movía por el escenario James McGovern, carismático frontman donde los haya, aunque su inevitable magnetismo no desviaba la atención de sus compañeros cuando estos la merecían. Tan pronto era el bajo de Gabriel Pascal Blake el que acaparaba miradas y oídos o el enfrentamiento de las guitarras de Damien Tuit y Cathal Roper en ‘For Everything’, el brillante tema que abre su álbum de debut y el público cantó al unísono. El honorable también alzó voces y palmas siguiendo los riffs memorables de ‘Heart In The Hole’, su más reciente sencillo.
Ni mucho menos se quedaba atrás la batería de Diarmuid Brennan, cuyas baquetas recibieron unos merecidos vítores en ‘Green & Blue’ y guiaron a la maquinaria bien engrasada que forman los de Dublín por esos cinco minutos de tensión contenida de ‘Crying’, otro de los momentos de la noche.
De nuevo, The Murder Capital sabía exactamente lo que hacía al afrontar el último acto de su primer concierto madrileño. Encadenando ‘Gigi’s Recovery’ (donde el bajista levanto un puño en el aire en señal de agradecimiento) y ‘Ethel’, McGovern manejó a los presentes a su gusto, antes de lanzarse al público por primera vez. Saltaría de nuevo en ‘Feeling Fades’, no sin antes haber preparado y agitado bien la coctelera del pogo. Tras recibir una bandera de Irlanda, McGovern se la colgó del cuello y su penetrante voz sonó por última vez para recordarnos, entre saltos y palmas, que no hay nada al otro lado, cerrando con ‘Don’t Cling To Life’.
Se hará el intento de hacerles caso en cuanto a lo de aferrarse a la vida se refiere. Más complicado será no quedarse colgados de este irrepetible estreno en Madrid de los irlandeses.