The Wombats es la típica banda que aparecía en la resaca del post-punk inglés de mitad de los 2000, con representantes como Bloc Party o Maximo Park. A día de hoy la mayoría de esas formaciones han desaparecido o nos interesan más bien poco. El trío sin embargo aún va por su segundo disco, el recién estrenado This Modern Glitch, cuatro años después de su debut. La esencia la siguen manteniendo, pero han evolucionado hacía un sonido quizás más sofisticado, con toques de electrónica y más calmado. Por eso resultaba curioso asistir a la Joy con un público post-adolescente que se desbocaba ante cualquier muestra de testosterona musical. Empujones, cuellos casi dislocados y botes descontrolados fueron la tónica general de la noche.
Lo curioso es que este tipo de situaciones sucedían especialmente cuando interpretaban sus antiguas canciones, mucho más aceleradas y alocadas. En temas clásicos de la banda como ‘Kill the director’ o la hiperpinchada ‘Let’s dance to Joy Division’ la sala se venía abajo, mientras que el último disco no gozaba de tanto entusiasmo, aunque si por encima de la media de este tipo de situaciones: léase MGMT, por ejemplo. Y es que la banda de Nueva York puede ser un ejemplo que representa a este tipo de grupos que quieren mirar al futuro y que se tome a su disco de éxito como un disco más, pero no como el leit motiv de sus conciertos o carrera. El caso de The Wombats no resulta tan extremo, pero si que es patente.
El nuevo disco de la banda es muy digerible, posiblemente mejor que el primero, y en directo lo defienden con solvencia, con un Mathew Murphy con gran carisma escénico y vocal. Abrieron con ‘Our perfect desease’, primer tema de su nuevo álbum, pero poco tardaron el tirar del primero, y por momentos parecía un directo centrado en el mismo. Por suerte al final tocaron bastantes del segundo, incluyendo el último single ‘Jump into the fog’, de lo mejor de la noche (al menos para un servidor).
En mi opinión deberían apostar más por su nuevo trabajo y por los nuevos caminos que este conlleva, sin abandonar su pasado, pero con mirada firme hacia el futuro. La actitud y profesionalidad sobre el escenario la tienen y el material de calidad para plasmarlo en directo también. Pero es verdad, a veces el público puede resultar muy poco agradecido si no obtienen lo que esperan.
dyorch