Artista: Should
Título: Like a fire without sound
Sello: Words On Music
Fecha de publicación: 6 de junio de 2011
Más información: http://should.bandcamp.com/album/like-a-fire-without-sound
Listado de canciones:
Glasshouse
Turned tables
Slumberland
Awake at night
Just not today
Broken
Always returning
Famous for her dress
The great pretend
De exquisita belleza sonora sería una manera acertada de definir el tercer álbum de estudio de esta banda de Baltimore. Ha llovido mucho desde la publicación de Feed Like Fishes (¡13 años nada menos!), pero la esencia de la formación parece haber hibernado en hermético recuerdo, sufriendo unas alteraciones mínimas en un sonido intimista y embriagador. Y este es un detalle que eleva a Should a un estado de admirable talento pues su sonido, lejos de haberse quedado anclado en la retina de un ayer desfasado, se nos muestra contemporáneo y vivo.
Like a fire without sound es un disco que actúa directamente sobre las emociones. Nueve composiciones presentadas como armónicas piezas de orfebrería, en las que la música conjuga a la perfección con unas voces suaves, alejadas de precipitaciones y vocablos dilatados, y en las que las letras definen un dibujo con colores servidos en una paleta con forma de pentagrama. Y admito que mi lenguaje adopta tintes de prosa lírica muy próxima a la pedantería pero esto forma parte de la causa-efecto de tener el disco de fondo mientras realizo la crítica.
Todo es subjetivo y preciso a la vez en éste álbum. Los temas se hilvanan uno tras otro como si de una onírica opera pop se tratase. Tal es el ejemplo de “Slumberland” que hereda las mismas notas y estructura de su antecesora “Turned tables“, aunque difiriendo en escala y velocidad. No en vano, cinco son los años que la formación norteamericana se ha tomado para grabar este nuevo trabajo. De la paciencia y su perfeccionamiento ha surgido uno de los discos más recomendables que he tenido la oportunidad de escuchar este año.
Una recomendación con acento en negrita para aquellos que gustan de sonidos melancólicos y soñar con los ojos bien abiertos.
Raül Ruiz