Nuevo trabajo de Springsteen y nueva hornada de comentarios para todos los gustos. En los pocos días que lleva en el mercado este disco ya ha sido objeto de todo tipo de críticas y parabienes, pero en lo que todos o casi todos estaremos de acuerdo es en que Wrecking Ball es un auténtico abuso de poder y seguramente será también generador de envidias de miles de músicos, porque el despliegue de medios no ha sido ni medio normal: la Chamber Consort Orchestra de Nueva York, tres coros de gospel, una E Street Band en forma, la colaboración de gente como Tom Morello y un sonido, aunque demasiado planificado, muy efectivo.
Si en Magic aparecía en la portada con gesto serio y en Working On A Dream tenía una media sonrisa llena de esperanza que ya decían mucho del contexto político en que fraguó ambos discos — y eso sin mencionar las letras- este Wrecking Ball parece hallarse entre ambas actitudes. Por un lado con sus habituales mensajes sociales y de denuncia, como en Jack For All Trades, y por otro planea sobre todo el álbum una sensación de optimismo apoyada por una sección de metales espectacular.
We Take Care Of Our Own ya nos muestra todas las cartas desde el principio: estribillo pegadizo, un tono épico, arreglos desmesurados y buenas intenciones. Con la excepción de Easy Money, la que da título al álbum, We Are Alive y alguna más, que aportan un sonido más country, lo que vamos a encontrar aquí es más de lo mismo, porque Shackle & Drawn o Land Of Hope And Dreams van en el mismo camino, aunque desde luego tener al fin una versión de estudio de esta última —escrita en 1998- es un aliciente para los más acérrimos ya que además es una de las últimas grabaciones que realizó Clarence Clemons. También encontramos un punto a taberna irlandesa, muy del gusto de The Pogues, en temas como Death To My Hometown que al menos aporta un poco de ritmo al conjunto. Tampoco podían faltar un par de baladas: Jack Of All Trades y This Depression, aunque el tema que realmente dejará algo desconcertados a muchos es Rocky Ground que, a pesar de tener unos coros realmente interesantes, tiene un trasfondo R&B y, sobre todo, unas frases rapeadas que hacen del conjunto un extraño engendro.
Para muchos aficionados la década de los 90 no fue especialmente inspirada para el señor Springsteen y fue ya en el nuevo siglo cuando regresó a sus buenas costumbres con discos como The Rising o Devils & Dust. Si bien es cierto que desde entonces sus álbumes han ido mejorando, la verdad es que sigue siendo el mismo del Darkness In The Edge Of Town o el Born in The USA con sus momentos country adornados por un rock suave apto por todos los públicos y demás señas de identidad del muchachote de Nueva Jersey y eso, sin duda, es garantía de que encontraremos en este nuevo álbum muchos buenos momentos y seguro disfrutaremos de él una buena temporada. Pero al músico árido y oscuro que desde luego no hemos vuelto a ver es al de Nebraska. Y se le echa de menos…
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Texto: Juan Manuel Vilches
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