Xabi Turull (percusión), Ramón Giménez (guitarra) y DJ Panko fueron la Santísima Trinidad de Ojos de Brujo. Y más de 10 años recorriéndose el mundo no han debido de ser suficientes para ellos pues a pesar del mal rollo que desembocó en los últimos tiempos con algunos de sus miembros (con juicios de por medio) a estos tres les pudo más la amistad, tanto, como para terminar formando Lenacay. “Mi aventura con Panko viene del EP Remezcla de la casa (04), a partir de ahí surge un lenguaje común donde tenemos mucho que aportar”, nos comenta Ramón, “tras Ojos de Brujo me embarqué en un proyecto de electrónica sin nombre siquiera, donde contaba con él, con programaciones muy minimalistas; teníamos muy claro los puntos en común, y nace el concepto flamentrónica, a partir de palos del flamenco vamos a ese territorio intentando buscar el punto donde no rechina, donde realmente hay integración de verdad. Ese fue el caldo de cultivo de lo que hoy es Lenacay”.
Así que a priori sí, se puede decir que Lenacay recoge el testigo de Ojos de Brujo sin miedo a errar mucho, aunque en esta primera toma de contacto abandone la parte más latina de los últimos tiempos, y vuelva al flamenco más de raíz: “Uno no fusiona música, sino que se fusionan personas y modos de entender la música, dependiendo que con quien trabajes se crean unos registros u otros. Hay un armazón electrónico que es el principal componente de esta aventura al que se han ido incorporando más colores. Independientemente del nombre, lo importante es lo que te vas encontrando en la búsqueda. Hay un régimen continuista como en Cielo azul, se han abierto territorios nuevos como en Soleá incómoda donde la electrónica está muy presente pero a la vez se han utilizado guitarras eléctricas que se acercan al rock, El séptimo sueño es muy industrial, en Me quema la piel la voz es por martinete…”, nos explica con la vehemencia que le caracteriza.
Para llegar a este punto, han tenido que forjar alianza con Paula, Yolanda y Eduardo, “otra Santísima Trinidad”, ríe: “Buscaba un carácter de raíz con un conocimiento vasto y extenso del flamenco, los hermanos Cortés son hijos de la escuela de La Tani, son gitanos y además son de mente muy abierta, siempre tienen la oreja puesta para buscar estilos nuevos que me ayudan a buscar puentes de comunicación con el flamenco que por mí mismo no hubiera podido encontrar. Y necesitaba alguien con la plasticidad de Paula”.
El 6 de marzo se pondrá a la venta Ryma, su primer disco, y el día 8 lo presentarán en la Fnac de Callao, y a partir de ahí a donde se tenga que llegar: “El artista es enfermo de sus propias obras. Aunque intentemos tomárnoslo con calma no prometemos nada. Estamos como un niño con zapatos nuevos. Nos hemos dado cuenta de que podemos seguir reinventándonos y al mismo tiempo no desestimar todo lo aprendido”.