Georgina es de esas artistas que a medida que la conoces la quieres más. Es muy fácil adentrarse en su cabeza y escuchar sus canciones con sus oídos, ver el mundo con sus ojos o vivir la vida de la manera que la vive ella, ya que su alegría contagiosa es una invitación constante a quitarte cualquier estereotipo que se tuviera de esta obrera de la música. Rara (Warner) es su nuevo disco, la continuación de Ensayo y error (09), el que como ella dice, se presentó con “canciones provenientes de muchos lados, algunas escritas ocho años antes, que quería la gente, pero con las que no me sentía tan identificada”.
Por eso se siente satisfecha con su nuevo trabajo: “Cuando las maquetas las haces tú en tu casa, cuando las ves crecer durante todo el proceso, lo valoras todo más“. Un trabajo del que ya pudimos escuchar el single, de mismo título, Rara, donde nos sorprendió con unos arreglos siderales. Si seguimos buceando en el álbum encontramos el sonido vitalista de canciones como Parecía, el pop ligero, un tanto naif, de Se te olvidó, la melancolía de Interminente o el intimismo de Vértigo: “¡Qué curioso, se llamó Ensayo y error y cuando encuentras el camino te sientes más Rara que nunca!“, exclama, “cuando ves que no hay salida es cuando vuelves a coger ritmo. En ese momento miras para atrás y descubres que todo llegó en su momento, que todo vino por algo“, dice a modo de reflexión, mientras habla del proceso de composición de su segundo LP en solitario: “Un año y medio da para mucho, pasé de una estabilidad a una inestabilidad, y vuelta a empezar, momentos locos y de vértigo, como la canción, y este disco refleja todo eso, el buscarte la vida. Mi proyecto ya estaba hecho, no necesitaba buscar un trabajo… por lo que te vuelves un poco loco, te obsesionas con crear pero eso no te lo puedes exigir, nunca sabes cuando compondrás canciones, tuve muchos días muertos“.
Ávida lectora, fan tanto de Juan José Millás como de Michel Houellebecq: “Es tan cínico que me encanta, me encanta poder hablar de un dolor real pero que sea maravilloso“, dice, mientras comenta cuáles son sus preferencias para hacer una canción: “Cuando la gente está perfecta no necesita escuchar canciones que se lo recuerden, quiere hacerlo cuando está jodida, es lo que a la gente le gusta, y es cuando me siento más intensa, cojo la guitarra y me salen cosas mejores“.
Y lo dice una artista que ha vivido lo mejor y lo peor de la industria. Que puede hacer una gran gira con banda y volver a patearse sola los clubs más recónditos de la ciudad: “Vengo de hacer una gira con Seat, de los 100 años de la Gran Vía. De hecho viví el glamour, las alfombras y las limusinas antes, en Venezuela. Mi vida siempre ha sido de repente mucho y luego nada, y hay que estar preparado, aunque sea difícil. Yo estoy en las catacumbas y disfruto cuando salgo arriba, me siento turista“, asegura mientras remata, “además, yo necesito esa inestabilidad para poder componer“.
Sabe que a veces da la imagen de alocada y de hippie, pero cree que tiene su porqué: “Estamos acostumbradas a hacer lo que queremos y cuando queremos, sentimos libertad a pesar de no tenerla por ciertos compromisos, pero como lo vivimos bohemiamente, la responsabilidad la recibimos por accidente. Vas a tal sitio, haces tal cosa, pero no estas organizándote, van saliendo según. Yo me uno a Zahara que es super trabajadora, a Leiva y a Rubén, otros dos currelas como los chicos de Dinero, me identifico con esta generación que no se deja llevar por lo que les dicen. Antes sólo pasaba en el underground, pero estamos saliendo. Fotógrafos, realizadores de videoclips, periodistas, todos… a ti que vi nacer Club de Música. Hay que dejarse influenciar por todo, pero mantener siempre el norte y ser fiel a tu estilo. Hay que decantarse asta el final, si no, no aprendes de verdad“.