— Lo de Reset se entiende… ¿lo de Animal, te sientes así?
— Me siento muy animal, en este disco me siento muy salvaje, grabando a las primeras tomas, sin mucho pensar. Lo que mandó fue grabar primero guitarra y voz y luego añadir los detalles.
— ¿Te hacía falta empezar de cero?
— Es que necesitaba una motivación nueva en mi vida. Quería empezar de cero. Mi productor Jorge me ha ayudado mucho, nos hemos dejado llevar.
— Para ello creas un universo sonoro muy específico, que recuerda a Calexico o Giant Sand.
— Claro, se nota que escucho a Ray Lamontagne o Bon Iver. El nacimiento de mi hija hace un par de años me hace cambiar todo. Tengo un background importante pero a veces es necesario hacer un reseteo mental. Cambio de nombre, algo muy sonoro para Europa, quiero ir allí.
— Y escoges Reyno…
— Es mi segundo apellido, y lo escojo un poco como homenaje a mi madre que estuvo unos años malita. También es una reivindicación con orgullo de la profesión de músico, que conocemos esta crisis de hace mucho más tiempo.
— Volvemos al sonido, la trompeta da un aire muy fronterizo, más que un sonido Wilco, por decir algo.
— Sí. Pues fue una broma, se me ocurrió decir en casa que me apetecía tenerla y mi mujer se presentó en casa con ella. No tuve más huevos que aprender, ja, ja, muy autodidacta.
— También hay un ukelele, muy en boga ahora… ¿A qué crees que esto se debe?
— Es que todo es cíclico, lo digital está tocando fondo. En Vida y color (93) ya metíamos samplers, electrónica… son muchos años. En este caso sólo hemos visto la pantalla del ordenador para grabar y un par de detalles. Lo digital te da una inmediatez, pero desvirtúa mucho la música. De trabajar tanto las canciones terminas aburriéndote, de tantas tomas, terminas deseando componer otras nuevas.
— ¿Y cómo te sientes llegado a este punto?
— Lo díficil es encontrar con un camino cuando comienzas de nuevo. Es importante encontralo y yo creo que lo he conseguido. De manera natural, siendo honesto, buscando la belleza musical.
— Imagino que no sólo el sonido, habrá cambiado todo alrededor.
— Vuelvo a hacer las cosas muy underground, hacerlo yo todo, sonar en Radio 3 como en mis inicios, tocar en salas pequeñitas… me rejuvenece, me llena de vitalidad. Se crea una conexión especial con el público.
— ¿Te ves en el mundo indie?
— No lo sé, no me lo he planteado, aunque sí sé que no está hecho para emisoras comerciales. Me gustaría conectar con el mayor número de gente posible por supuesto, pero que aprecie mi música. Ya me liberé de muchos egos de músico, lo hice para escucharlo yo, mi hija y mi entorno.
— Qué queda de Tam Tam Go!
— Quisimos con la grabación en el Teatro de Mérida cerrar esa puerta. Fuimos emigrantes de esa tierra pero pensamos que era una manera bonita de devolverle algo. Tenemos dos recopilatorios, yo creo que ya hemos agotado el cupo, no tendría sentido algo nuevo.