SOS 4.8 se ha ido afincando como una cita ineludible para los amantes del indie de poco riesgo, que no quiere decir peor (habría que ser estúpido para pensar que Pulp o Mogwai lo son). Es verdad que apuestan por lo seguro, y después del año pasado era de esperar que siguiesen por esa línea post adolescente de Two Door Cinema Club o Lori Meyers. Sin embargo este año el line-up era para un público más talludito, aunque al final la media de edad sea de veintipoco. Eso se notaba en un parking que parecía un botellódromo y unos conciertos donde lo que menos importaba era lo que sucedía sobre el escenario. Y no porque los artistas no diesen la talla.
La jornada se abrió con varias opciones de carácter nacional como La Estrella de David o Kiko Veneno. Los primeros iban acompañados de La Bien Querida y Joe Crepúsculo, miembros no oficiales de la banda, que se encargaron de acompañar un recital de indie pop español en su más pura esencia, donde no faltaron los estribillos coreables o una efectiva instrumentación. Un buen concierto aunque el cuerpo tenía ganas de fiesta, por lo que Kiko Veneno fue una opción más que acertada. Repasando esos grandes éxitos que todos conocemos pero que a veces no identificamos con él, el auditorio se convirtió en un compendio de buena música y buen rollo, con gente de lo más ecléctica entregada al 100%.
Friendly Fires era uno de los platos fuertes del viernes, aunque al final cumplieron a medias. Aunque en realidad más que por ellos, por un sonido algo deficiente que no reflejaba las imprescindibles percusiones de la banda, aparte de que estaba algo bajo en general. Sin embargo Ed Macfarle sabe como caldear el ambiente con su carisma y el setlist es suficientemente exuberante. Hits adictivos como “Paris”, “Hurting”, “Jump in the pool” o “Live those days tonight” se juntaron con alguna decepción como una desangelada “On board” (un temazo totalmente desaprovechado en directo). Aun así, el resultado final es positivo, y sólo había que ver el ambiente en el público para comprobarlo.
El plato fuerte era Pulp sí o sí. Abriendo la veda con “Do you remember the first time” y sin faltar clásicos como “This is hardcore”, “Underware” o “Disco 2000″, y con “Common people” para cerrar, la banda de Jarvis se mostró tan solvente como en la cita del Primavera Sound el año pasado. El frontman sigue siendo el epítome de la actitud, y el gran baluarte del grupo, aunque sin una banda de primera como la que le acompaña la actitud no sirve de nada. Y a pesar de que el sonido empezó un poco bajo (lo que se fue corrigiendo), poco más se puede reprochar a un concierto tan completo como trascendente. El mayor ‘pero’ en realidad no recae en la banda, sino en gente que empujaba para situarse bien y luego no callaban y que evitaba cierta implicación en el directo. La verdad, para ocupar espacio y molestar, mejor se hubiesen quedado en el parking del Eroski.
Entre Gossip y Buraka Som Sistema me quedé con los segundos, aunque algo de Beth Ditto y compañía no me quise perder. Destacó la fuerza sobre el escenario de la chica y un homenaje a Whitney con “I will always love you”. Pero para que negarlo, era tarde y la necesidad de fiesta era urgente, y los africanos eran la mejor elección. Para disfrutar de su show hace falta quitarse los prejuicios indies y dejarse llevar por una bacanal de electro bastante zapatillero, aunque siempre bajo la sombra de sus raíces. Un non stop de trallazos que dudo que la mayoría de los asistentes conociese, pero la verdad, dudo que alguien le importase. Había que bailar hasta romperse tobillos y caderas. Era nuestro sino.
Al día siguiente la lluvia acompañó la mayoría de los conciertos, aunque de manera bastante relajada, sin que molestase en absoluto. Para abrir boca el grupo ingles Yuck, que parece norteamericano, estuvo magnífico en su reactualización de bandas noventeras como Smashing Pumpkins, Teenage Fanclub o Dinosaur Jr., muy guitarreros y crudos pero accesibles gracias a su magnífico olfato melódico. Era de esperar cierta escasez de gente a las siete de la tarde, por lo que fue fácil acercarse al escenario, donde se podían ver verdaderos fans que se sabían todas las canciones. Un momento de respiro hasta tanto maleducado o desubicado durante la noche anterior. Un triunfo de propuesta a pesar de que ciertas actitudes de los miembros podía chocar con el espíritu del festival, lo que la verdad se agradeció.
Klaus & Kinski se sentían como en casa… y es que lo estaban. Marina reconoció que se pone algo nerviosa en los conciertos, pero que al ver a sus amigas se sentía mucho más cómoda. Parece que fue así, ya que pudimos ver a la banda como nunca (un servidor llevaba dos años sin verles y la evolución es palpable). Desgranaron su Herreros y Fatigas y sin demasiado recuerdo hacia su debut (algo que se echó en falta); no obstante, tampoco fue un drama ante un recital muy completo que hasta incluía hasta violinista, aunque siguen sin nadie a la batería. Los músicos arroparon melodías y letras de alto nivel con gran profesionalidad, y hasta Marina, que a veces falla vocalmente, estuvo a la altura.
Casi me da algo cuando en Klaus & Kinski empecé a escuchar los primeros acordes de Mogwai, aunque por suerte la solapación fue mínima. Mogwai sigue siendo una opción algo controvertida para un festival de estas características. Su carácter espeso no convence a un público ávido de emociones bailongas. Aunque los más rockeros del lugar pueden disfrutar de la contundencia guitarrera y los más oníricos con sus atmósferas etéreas, que mezclan a la perfección y que incluso optimizan frente al estudio en un directo que necesita de cierta paciencia. Cuando lo consigues, lo mejor es desconectar del mundo y dejarse llevar. Una experiencia que merece la pena vivir.
Algunos echarán en cara la repetición año tras año del show de The Flaming Lips. No les quito la razón, deberían aportar las gotas de novedad necesarias para no vivir una sensación de deja vu cada año. Sin embargo, también hay cierta carácter encantador de encontrarte cada equis tiempo con una puesta en escena tan efectiva y divertida aunque ya la conozcas. Es como cuando ves de nuevo una película, aunque ya te la sepas de memoria, te regocija saber que pasará a continuación. Como nota negativa hay que criticar la ausencia de grandes hits que sí que hiceron acto de presencia en 2011 en el Primavera, pero al menos terminaron con “Do you realize”, aunque no en su infinita versión de otras ocasiones. Eso sí, el sonido fue mejor al del directo del año pasado.
La Casa Azul, te guste o no el pop de piruletas, supone un acierto total en su versión en vivo. Un Guille entregado y a diferencia de otras giras, acompañado en el escenario, iba hilando hit tras hit que el público gritaba en todo su esplendor. La precisa y preciosa puesta en escena (con unas pantallas de una definición de infarto) incluso incluía interacción con los visuales (Guille lanzando ‘ondas vitales’ era lo más) y aportaba el toque de colorido literal, porque de eso su música ya va sobrada. Y por si fuera poco supo entrelazar los temas más populares con los que menos para que los no fans disfrutasen de lo lindo (aunque a veces dudaba que hubiese esa tipología de público). Un subidón de azúcar a unas horas en las que era justo y necesario.
Terminé bailoteando con Cupcake en una sesión entre moderna y vintage pero siempre eficiente en su cometido de disfrutar de las últimas horas de un festival con sus carencias (también ya se sabe a lo que se va), pero disfrutable en general.
texto: dyorch
SOS 4.8 — Murcia — 04,05/05/20122 thoughts on “”
He intentado ponerme en contacto con ustedes vía mail y no realizar este comentario públicamente, pero su dirección, curiosamente, me devuelve los correos. Les copio aqui el correo que he intentado enviarles.
Me pongo en contacto con ustedes en relación a la publicación relacionada con el SOS 4.8.
http://www.musicopolis.es/sos-4-8-%E2%80%93-murcia-%E2%80%93-0405052012/322552012/
La fotografía que se publica en dicho artículo por DYORCH incluye una de mis fotografías del concierto de Pulp el pasado 4 de Mayo de 2012
http://www.flickr.com/photos/isabelcortes/7144552021/in/photostream
Dicha fotografía, no solo ha sido utilizada ilícitamente, sino que se ha acreditado de manera errónea vulnerando los derechos de autor. Cualquiera que tenga conocimientos de fotografía sabe que, aún a pesar de compartir foso con el fotógrafo de la agencia EFE, es imposible realizar exactamente la misma fotografía, pero para que les quede aún más claro aqui les dejo la perspectiva que el fotógrafo de la citada agencia tuvo de este singular momento del concierto.
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/05/05/cultura/1336193275.html
Por lo tanto, creo más que demostrada la autoría de dicha fotografía, aunque mi departamento informático pudiera demostrarlo con los datos del archivo de muchas otras maneras.
Siento informarles de que es la primera vez que me niego a que alguien utilice una de mis imágenes, caracterizándome siempre por un altruismo y generosidad sin igual con las publicaciones con las que he colaborado, pero viendo la poca profesionalidad del artículo, que incluye incluso reseñas de artistas que no actuaron finalmente y la poca vergüenza de su colaborador les prohibo EXPLICITAMENTE que utilicen ninguna de mis fotografías en sus artículos.
Esperando su rectificación lo más rápido posible y aludiendo a una mayor profesionalidad en el futuro se despide.
ISABEL CORTÉS