Libros sobre The Police hay muchos y de muy diversa enjundia. En The Police. La Mejor Banda De Rock De La Historia su autor, Carlos Serrano, se acerca con una mezcla de ese afán de seguidor completista y la precisión del estudioso a un trío insustituible, mientras que en Walking On The Moon. The Untold Story Of The Police, la obra de Chris Campion, se destaca el alzamiento de la new wave de finales de los 70 por medio de unos textos muy jugosos que ponen en su fundamental lugar a esta agrupación británica. Broken Music es otra cosa, sobre todo pues, todavía escrito por el mismo Sting, la temática se aleja muy mucho de un grueso sustentado en la leyenda The Police.

El libro firmado por Sting, nombre artístico de Gordon Matthew Thomas Sumner, se abre reviviendo una experiencia psicotrópica compartida con su actual mujer Trudie Styler. Un viaje a Río de Janeiro en 1987 cuando, conducidos por voluntad propia a una seudo tribal comunidad religiosa de los alrededores, la pareja probó la ayahuasca. En el viaje mental que ello le produjo se vio transportado a un mundo en guerra, a las trincheras, a los casquillos de fusil ametrallador saltando a su alrededor, a un momento de tensión irrepetible. Desde ahí se retrotrae para recordar a sus antepasados, a la familia que le antecedió. Poco a poco, y tras el impactante comienzo del capítulo de arranque, Sting vuelve a visitar sus años de profesor, sus meses y meses tocando junto a la banda Last Exit, las primeras grabaciones con dicha agrupación en los Impulse Studios de Wallsend, la superlativa aparición en el Festival de Jazz de San Sebastián. Tampoco se olvida de su relación con Frances Tomelty, la que sería primera esposa del bajista-cantante y con la que contraería matrimonio el 1 de mayo de 1976; durante un tiempo la propia Frances, que en realidad era actriz, ejerció de representante de Last Exit.

Y sí, que nadie se impaciente, The Police encuentran un hueco en este Broken Music, aunque más para tratar el embrión de lo que sería que para subrayar sus años de gloria. Por ello es curioso y clarificador el descubrir el primer encuentro entre Sting y Stewart Copeland en la etapa en la que el baterista norteamericano todavía militaba en el proyecto progresivo de gran fama en el Reino Unido Curved Air. Otra mirada a Sting escrita por la mente que mejor le conoce: la suya propia.

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Sergio Guillén