Para entender bien esta película primero hay que situar al posible espectador. Ian Kevin Curtis, protagonista indiscutible del film, fue el cantante cofundador de Joy Division, “banda de culto” pionera de la música dark y la música gótica. Originarios de Manchester y formados en 1976 este grupo post-punk, de éxito más bien escaso y con dos álbumes de estudio en su haber, los titulados “Unknown Pleasures“, 1979 y “Closer“, 1980, transmiten el postulado de su credo oscuro y depresivo hasta nuestros días y cuyo relevo recogen bandas como The Cure, Moby, Bauhaus o los mismísimos U2. No quisiera romper el mito ni con la valoración personal de su música, influenciada por grupos tan dispares como Sex Pistols, David Bowie o Kraftwerk, ni con las connotaciones políticas de su nombre (la “división de la alegría” hace referencia a las mujeres de etnia judía que eran utilizadas como esclavas sexuales por los nazis en los campos de concentración); ésta es la película de Ian Curtis y como tal hay que entenderla y disfrutarla.
Para realizar “Control” Anton Corbijn, su director, responsable de los videos musicales “Personal Jesus” de Depeche Mode, 1989, o “Heart-Shaped Box” de Nirvana, 1993, entre otros, se inspira, amén de sus propias experiencias con la banda, en la biografía “Touching From A Distance: Ian Curtis And Joy Division” que Deborah Curtis, viuda del cantante, escribió en 2005. Este fotógrafo metido a director de cine y referencia visual de los años 90 debido a sus instantáneas de Bob Dylan, Boy George, Bruce Springsteen, Jimmy Page, Metallica, Mick Jagger o del propio Curtis entre otros muchos, trasmite en la película la naturalidad y serenidad que ya trasmite en sus fotografías y acierta al atreverse a rodar el film en un riguroso blanco y negro. Sam Riley, cantante del grupo 10.000 Things, ha sido el elegido, quizás por su enorme parecido, para “devolver a la vida” a Ian mientras que Samantha Morton interpreta a Deborah, ex del cantante desde 1980. La impecable interpretación de Sam hace que su papel sea creíble al mil por cien, inundando de cotidianeidad la figura del mito y recogiendo el testigo del agobio y la tortura que vivió Ian: la constante lucha contra su epilepsia, sus problemas con su mujer, con su amante Annik Honoré, con el resto de la banda y, sobre todo, consigo mismo. Y como es imposible separar la música de Joy Division de la vida de Ian Curtis, New Order (grupo formado por los restantes miembros de los Division) se encargan de ello reinterpretando los temas del grupo: “Shadowplay“, que tocaron en el programa de televisión de Tony Wilson, principal “mecenas” del sonido post-punk de finales de los 80 y principios de los 90 y fundador del sello Factory Records, “Love Will Tear Us Apart” , “She’s Lost Control” , “Disorder“, “Day Of The Lords” , “Isolation“, …
Desmitifican el romanticismo del artista los recortes de prensa rosa y las anécdotas vulgares tales como ver a Ian trabajando en una oficina de empleo, asistiendo en el parto de su mujer, llorando o tirándose pedos. Pero otras le devuelven al status de mito del rock n´roll. Dan fe de ello, por citar algunas, la archiconocida pérdida de control de sí mismo cuando teloneaban a los Stranglers o la de su suicidio la mañana del domingo 18 de mayo de 1980 en la que, tras poner el disco “The Iditot” de su ídolo Iggy Pop, se ahorcó en la cocina de su casa con una cuerda de tender la ropa. Tan solo tenía 23 años. Y es que, y según palabras de Deborah, es muy difícil mitificar a quién lavas los calzoncillos. Es la disyuntiva de siempre entre la leyenda y la realidad, entre el sueño y la rutina.
La película recrea a la perfección la atmósfera de claustrofobia que por entonces se respiraba en Manchester. Para ampliar la cultura audiovisual del lector invitarle a que vea la película titulada “24 Hour Party People“, verdadero tratado sobre el talento y la creatividad musical protagonistas de aquella época.
Aunque no exclusiva para los seguidores de Joy Division, yo mismo no lo soy, “Control” es una película que hace las delicias por igual tanto de sus fans como de los amantes de la sensibilidad, del arte y de la proximidad de los mitos. Al final de la película es preciosa la metáfora del humo saliendo de una chimenea sugiriendo las cenizas de Ian. En definitiva, un manual de lo cercano que nos queda el sufrimiento y la derrota.
Ian: “LOVE WILL TEAR US APPART“.
Texto: AMADO STORNI
Control – Anton Corbijn — “¡Ian Curtis sigue vivo!”2 thoughts on “”