Días antes de arrancar el festival pocas cosas parecían seguras: una, que la organización cada vez arriesga menos al buscar artistas internacionales (este año sólo encontramos por ahí a James, Infadels y un Josh Rouse relegado a la sesión vermout); dos, que el número de grupos en el cartel ha crecido (de hecho, este año se estrena el escenario “Futuras estrellas“, dedicado a grupos noveles, así que por primera vez se solapan las actuaciones de dos grupos al mismo tiempo); y tres, los conciertos gratuitos que programados dentro del Sonorama (tanto los de la fiesta de presentación del jueves como los que se celebran al mediodía en el centro del pueblo) han crecido hasta tener tanto o más interés como los de pago. De lo que se vioen la zona de las bodegas ya hablaremos más adelante, que lo que ahora nos ocupa es la fiesta de presentación del festival del jueves 13 de agosto.
Al llegar al recinto ferial lo primero que nos sorprendió fue la cantidad de público que se había acercado al recinto, a pesar de que lo del jueves estaba anunciado simplemente como fiesta de inauguración. El cartel era atractivo, y la entrada gratuita; no se me ocurre un reclamo mejor para atraer público.
Christina Rosenvinge suele ser un valor seguro. Es una de las grandas damas de la música en castellano, a pesar de que hace años que lleva rehuyendo de la comodidad de un éxito masivo que sin duda podría lograr si tomara otros caminos artísticamente más complacientes. Su repertorio es cada vez más sólido. con cada nuevo disco que publica parece superar todo lo anterior, y a la hora de llevar ese trabajo al directo se cuida de hacerlo de la mejor manera posible. Pocos pueden transmitir ese desgarro interior desde esa fragilidad. La cosa arrancaba bien.
Nudozurdo han sido la primera gran sorpresa del festival. Conocíamos las bondades de su segundo LP, “Sintética” (2008), pero da gusto ver cómo estas se multiplican cuando en directo las oscurecen a base de electricidad y ruido. Al escucharles se nos hace fácil identificar sus gustos musicales. Suenan a The Velvet Underground, a The Cure, a Sonic Youth o a Los Planetas. Pero la verdad es que todos esos grupos me encantan, y me impresiona ver cómo Nudozurdo saben reinterpretarlos e imprimir tanta intensidad a su sonido.
Me considero un fan incondicional del Sr. Chinarro, así que me resulta difícil hablar con objetividad de lo que rodea a este grupo. Escuché decir a varios asistentes que hacía años que no les veían en una actuación tan poco profesional. La verdad es que a Antonio Luque se le notaba que llevaba un par de copas de más; debió de dejar su timidez en las bodegas, pues por una vez le vimos contando chistes, amagando monólogos, bromeando con el público y hasta arrancándose a improvisar una versión del “Cadillac solitario” de Loquillo y Trogloditas.
Pero, más que como una falta de profesionalidad, yo prefiero ver esto como una nueva forma de enfocar la oscura ironía de su repertorio, que por una vez deja de escudarse en la apología de la timidez para afrontar el desengaño y derrota con un descaro casi bukowskiano. Y, a pesar de las salidas de tono entre canción y canción, lo que escuchamos sonó prácticamente tan bien cmo vienen haciéndolo en todas sus últimas giras. Y si encima suenan “El Gran Poder“, “El rayo verde“, “Los Ángeles” o “Del montón“, es prácticamente imposible que no me emocione. Vale, no ha sido la mejor vez que le he visto, pero desde luego que tampoco la peor.
Kiko Veneno venía para tocar entero “Échate un cantecito“. Se trata de su trabajo más celebrado, y uno de los discos clave de la música en castellano en la década de los noventa. Un LP que desde su publicación en el año 1992 entró a formar parte tanto del cancionero popular como del canon de trabajos imprescindibles de la música española que la crítica elabora. Partiendo de esta premisa, es muy difícil que sobre el escenario las cosas vayan a salir mal. Y todo salió como tenía que salir: con las canciones brillando como nunca, y con el público coreando las letras desde el primer minuto del concierto. Al concierto no le sobró ni una nota: el arranque con “Lobo López“, los estribillos inmortales en “Te echo de menos” o “Joselito“, la ironía de “Superhéroes de barrio“… y tras terminar el repaso con la gloriosa “En un mercedes blanco“, llega la propina: “Los delincuentes” del LP de Veneno, y el “Volando voy” que Camarón llevó a la inmortalidad. Un concierto sobresaliente.
La duda que algunos tenían era el qué pintaba alguien como Kiko Veneno en un festival cuyo cartel se escora sin rubor hacia el indi. Bueno, visto el resultado, creo que es de justicia que se reivindique a un artista de la trascendencia del sevillano, y en especial un disco como este, que tanto en lo musical como en lo literario ha inspirado a muchos artistas de todo tipo… y también a unos cuantos indis. Otra cosa es que haya quien no quiera verlo.
Crónica de la segunda jornada del festival
Crónica de la tercera jornada del festival
Carlos Caneda
Sonorama 2009. 1ª Parte: Jueves 13 de agosto4 thoughts on “”
Pues me parece que llegaste tarde…¿Por qué no mencionas en tu crónica a Manos de Topo? Fueron los encargados de abrir el festival y de que forma.
Y la cantidad de gente y fans con pancartas, pianillos, flautas… que allí se agolparon, creo que también es de destacar, dado el día y la hora.
Tienen un buen directo y verlos en directo siempre es un “Show”, cosa que si se echó en falta en otros grupos de ese mismo día.
Sr Chinarro poco profesional encima de un escenario? qué raro, no? todo un especialista en faltar el respeto al público, en Valladolid no lo olvidamos
Efectivamente, no llegué a tiempo de ver a Manos de Topo. Tuve que tragarme muchos kilómetros de carretera y montar el campamento antes de poder entrar al recinto, y creo que el grupo se mereció haber salido al escenario en un horario menos madrugador.
Sobre Chinarro he de decir que le he visto en concierto seis veces en los últimos dos años y esta ha sido la primera que sale a escena tan “alegre”. Eso sí, también hay que decir que yo no lo he visto como un concierto catastrófico como los que se marcaba hace años, sino más bien como un Antonio Luque “diferente”. Creo que, por fortuna, los tiempos del Sr. Chinarro destrozando conciertos quedaron atrás hace tiempo.
Hombre, decir que Aranda de Duero está en Castilla la Mancha es un error considerable. Puede herir sensibilidades.
Y precisamente Amy McDonald no es que sea de Albacete tampoco.