En uno de los capítulos de Por Favor, Mátame, Legs McNeil, recién salido a mediados de los 70 de una comuna cinematográfica, recuerda lo siguiente: «Holmstrom quería que la revista hablara de todo lo que nos gustaba; las reposiciones de televisión, beber cerveza, follar, las hamburguesas con queso, los comics, las películas de serie B y aquel extraño rock and roll que a nadie parecía gustar excepto a nosotros: la Velvet, los Stooges, los New York Dolls y, ahora, los Dictators. John quería llamar a la revista Teenage News. […] Me parecía un título estúpido, y así se lo dije. Yo veía la revista como un disco de Dictators cobrando vida. […] ¿Por qué no la llamamos Punk?». El Holmstrom al que se refiere McNeil no es otro que John Holmstrom, una de las tres piezas clave, junto con Ged Dunn y el propio Legs, desde las que nacería la underground publicación Punk, icono de una manera de proceder en el periodismo musical y que plasmó en sus páginas el cambio de toda una generación.

Es el propio Legs McNeil el que se alía con la escritora y poetisa nacida en Canadá Gillian McCain para configurar esta emocionante muestra de cómo hacer de un buen puñado de entrevistas una narración coherente por la que recorrer el cambio de una juventud y una música, de un arte en suma, que llegaría para poner patas arriba la mesa del rock y el pop de la década setentas. Recuperando entrevistas realizadas a lo largo de los años a todo tipo de personas que estuvieron pululando o trabajando en el campo de la cultura, tanto en Norteamérica como en Inglaterra, este tándem van recortando de aquí y de allí, reorganizando respuestas de unos y de otros para que ellas solas cuenten al lector esa consecución de acontecimientos que dio con la ascensión y caída del movimiento punk original. Desde The Factory de Warhol hasta la ascensión del glitter y los conjuntos del hoy conocido cual proto-punk, llegando al arranque estadounidense y la copia británica.

Aquí se recogen los comentarios de periodistas, bailarinas, poetas, fotógrafos, músicos, propietarios de clubes, productores discográficos, cazatalentos y demás fauna del show business; por lo tanto, el lector puede toparse lo mismo con un Lou Reed como con el roadie Peter Jordan, hallar tanto al Dictators Scott Kempner como a la groupie Laurie Maddox, al empresario y traficante de drogas Tom Forcade como al productor teatral Steve Harris. El mundo de las performances, la poesía, el teatro, el rock anfetamínico, la calle, las sustancias estupefacientes, la prostitución, el hedonismo y hasta la crítica a los valores caducos se entrecruzan en esta bomba maravillosa que es Por Favor, Mátame. Tendrás que leer este libro como mínimo cuatro veces por año, te lo digo yo, ya que es totalmente adictivo.

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Sergio Guillén