The Boy Least Likely To (cuesta aprenderse el nombrecito) lanzaron un primer gran disco hace cuatro años, un trabajo poco rompedor pero muy divertido y fresco del que se podían sacar auténticos hits de la mejor escuela del indie-pop. Temas personales desde un prisma jocoso e infantil, incluso algo inmaduro, hasta otros de lo más cotidianos. La tónica se mantiene en este The Law Of The Playground. E incluso se intensifica.
En su nuevo largo, como anuncia el título, nos volvemos a embarcar en un viaje lleno de colores, globos y buenrollismo. Las referencias a la infancia son continuas, el optimismo se convierte en el gran protagonista, y aunque los temas no son adecuados para la pista de baile, dan ganas de ponerte a dar saltitos cual crío de diez años. No hay duda de que es un buen disco de pop, pero reconozcámoslo, tanto ukelele, palmas, campanitas y demás acaban por empalagar al más pintado.
Haber seguido la estela de “The first snowflake”, aquel single navideño (que sonaba mas bien invernal), podría haber sido una buena opción para un pequeño lavado de cara sin abandonar su estilo. Finalmente aquella gran canción ha sido relegada del disco y lo que hay es un puñado de buenas canciones (lo que no es poco). No quiero decir que para que un grupo obtenga credibilidad se encuentre obligado a cambiar de registro en su segundo (y crucial) álbum, pero después de darnos a probar de aquel dulce pastel, nos lo han quitado en nuestras propias narices para quedarnos con el mismo bizcocho de siempre.
Un bizcocho bastante apetitoso a pesar de todo, con muy buenos temas de la talla de “Every Goliat has its David”, “Saddle up” o “When lifes gives me lemons I make lemonade”, que alegran cualquier día nublado. Y eso no lo pueden decir todas las bandas.
Más información en: www.theboyleastlikelyto.co.uk