Folclores Imaginarios no es solamente un trabajo arriesgado, lleno de emociones, cargado de información y hasta de pistas para su debida digestión o comprensión postrera —el libro de cincuenta y seis páginas tiene un valor substancial; una compilación de datos técnicos sobre instrumentos y las propias opiniones de Canalís en relación a cada corte, que lo transforman en obra de estudio—, ya que el bagaje cultural que muestra el autor de esta música, en cuanto a folclores y estilos que colman nuestro planeta se refiere, hace del lanzamiento puro despegue por el que sobrevolar tierras deseadas, tal vez conocidas por el oyente o simplemente mil veces imaginadas. ¡Imaginación! ¡Evocación! Pues sí, de similar forma nos trae algo a la memoria. Puros recuerdos o sensaciones de familiaridad, felicidad, al igual que de desconcierto o misterio. Los ecos, las sonoridades, los pasajes instrumentales son capaces de llevarnos en volandas de H.P. Lovecraft a György Ligeti, o de crear espejismos en los que los arreglos vocales de The Beach Boys fuesen naturales de las selvas cariocas.
Tenemos aquí homenajes a la Asturias de Pablo (“The Voices Of Naranco“), a esa mitología fantástica que todavía hoy esconde la sierra ovetense; y de tributo se podría considerar “Sevillanas Del Negrón“, que pareciese capturar en ámbar la esencia de Sabicas, Paco de Lucía o Gualberto a pulsaciones del cordófono taishokoto japonés. Canalís es capaz de sumergirte durante varios minutos bajo las aguas de las islas Bimini, para algunas piezas después azuzarte con la intención de que le acompañes en el rito por el líquido sagrada que moje y alivie al desierto de Atacama. El mismo creador escribe lo siguiente sobre “Atacama (Danza De La Lluvia)“: «Este es uno de los primeros temas que compuse y grabé con la idea de compilar un disco de pequeñas piezas instrumentales, algunas de las cuales podrían asemejarse a fábulas sonoras». Y es eso, sus Folclores Imaginarios son la fábula que se transforma en crónica real y tangible por medio de unos instrumentos que imaginan —¡imaginación!— escenas, cuerpos, caras, bailes, tal vez mundos, fuera de la monotonía de la música manufacturada. Pablo Canalís, narrador ejecutante de sonidos que una y otra vez se hilarán para sublimar el arte.